Spectregrahp: fresco terror de gama alta

El catálogo de DSTLRY se sigue ampliando en castellano de la mano de Norma Editorial. La editorial norteamericana, creada por David Steinberger y Chip Mosher, ha ido creciendo al otro lado del Atlántico a base de cómics que marcan la diferencia, presentando propuestas sólidas en lo conceptual y con un encanto gráfico notable. Ejemplo de ello son los tebeos que ya ha publicado Norma por estos lares: “Somna” y “Gone”. A ellos se le ha de sumar, “Spectregraph”, de James Tynion IV y Christian Ward: una saludable y fresca joya de terror que hará las delicias de quien guste de tramas bien construidas y dibujadas con eficaz maestría.

Publicado originalmente en una serie limitada de cuatro entregas, “Spectregraph” tiene los elementos por los que sus autores son reconocidos. En lo que respecta al guion, James Tynion IV nos presenta una historia sólida. De esas que entroncan con varios lugares comunes y elementos del género, pero con la suficiente originalidad para ser desarrolladas de forma fresca y con oficio.

La curiosidad por el mas allá, una secta secreta y la voluntad de un personaje por transgredir las leyes naturales de la biología son los elementos donde crece el cómic. Un personaje casi ausente, pero esencial para la trama. Del mismo modo que lo son las dos protagonistas, casi antagónicas y a la vez, sinérgicas en sus interacciones. Ellas son el motor para podamos adentrarnos en el misterio en torno a la casa que sirve de escenario a la trama. Una mansión de California que esconde un pasado paranormal y que ha alimentado rumores a lo largo de décadas sobre que hay dentro de ella. Una curiosidad que una secta secreta querrá satisfacer comprando el inmueble. Ahora a la venta tras la muerte de su propietario.

En medio de todo ello, una agente inmobiliaria se verá envuelta, sirviendo tanto de punto de conexión con el lector como de catalizador para lo que acontezca en esas paredes. Junto a ella, una joven empleada de la secta, más directa, pero también menos experimentada, formará el tándem protagonista sobre el que se sostiene la obra. Ambas son ejemplo de los personajes bien construidos que aquí esperan. Al igual que en muchas de sus obras – “The Nice House on the Lake”, “El Departamento de la verdad”, “Hay algo matando niños” , «W0RLDTR33» o “El Depravado”,– Tynion IV mantiene la constante de construir sólidas caracterizaciones literarias. Sobre ellas edificar de forma sólida un relato solvente. Aquí no es la excepción, haciendo crecer a los personajes conforme avanza la trama, haciéndolos cada vez más tridimensionales y creíbles, aunque estemos ante lo sobrenatural.


En el fondo, quizá “Spectregraph” no invente nada nuevo. Pero lo que cuenta, lo despliega con oficio, en unas páginas derrochan magnetismo. Mérito sin duda de un Christian Ward desencadenado, que aquí brinda varios momentos culminantes en lo gráfico. Sin perder nunca el objetivo de contar una historia, el arte vertido aquí es de los que no se olvidan. Por lo bien secuenciado y su capacidad de guiar el ojo de quien lo lea. Por los colores elegidos, que potencian las sensaciones sobrenaturales. Por la habilidad para que cada página, en definitiva, sea notable e invite, no solo a leerla, sino a continuar este solvente relato.

Un relato, como digo, cuya potencia descansa más en sus personajes que en lo sobrenatural de la trama. Esta es esencial también, pero lo que hace crecer la obra mientras se desarrolla es la alquimia que desprenden sus diálogos. En ese sentido, cabe destacar el trabajo de traducción de David Domínguez, responsable de trasladar al castellano el cómic.

La edición en castellano mantiene el mismo formato que las otras obras de DSTLRY que ha editado Norma. 216 páginas en un cuidado formato cartoné cuyas dimensiones (21,5 x 27,5) la hace más cercana a los formatos magazine que al tradicional comic-book estadounidense. Hecho que, además de hacer distinguibles los cómics de DSTLRY, consigue que sean más disfrutables las páginas que contienen, pues son de las que merecen una reproducción “a lo grande”, por el encanto gráfico que despliegan. El volumen, además de contener las cuatro entregas y la historia corta que sirvió de presentación al título, incluye como las reproducciones a página completa de todas las portadas utilizadas de las ediciones que salieron en Estados Unidos. Con notables firmas como las de Alex Eckman-Lawn, Martin Simmonds, Tradd Moore, Jenny Frisson, Joshua Hixson, Anwita Citriya, E.M. Carroll, Jae Lee con June Chung, Werther Dell’edera, Caspar Wijngaard, Tula Lotay Ian Bertram, Tomm Coker, Sebastian Fiumara, Fernando Blanco y el propio Christian Ward. Quedando un buen broche de oro es esta galería de portadas, dispuesta al final del tomo, antes de salir metafóricamente de la mansión que recorremos en la obra.

Si por espectrógrafo, espectrómetro o espectrofotómetro definimos a un aparato que analiza el espectro de frecuencias de un movimiento ondulatorio, “Espectregraph” se nos antoja como el relato que muestra varias de las emociones que se desprenden de lo sobrenatural. Desarrolladas con oficio y plasmadas con eficacia, quedan pues estas páginas llenas de terror de gama alta y excelente factura.

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