Miss Truesdale y la caída de Hiperbórea: mitos pulp envueltos en folletín

Ya hemos comentado en varias ocasiones el mérito que tiene el Mignolaverso en la actualidad: a pesar de haber narrado un auténtico apocalipsis en “Demonio Conocido” (“B.P.R.D. The Devil you Known”), durante estos últimos años Mike Mignola y compañía han continuado expandiendo esa amalgama entre folclores varios, Serie B y aromas pulp que es todo lo que envuelve a Hellboy; aun siendo Anung Un Rama el gran personaje ausente de todo cuanto ha acontecido. Con las excepción, claro está, de los relatos ambientados en su pasado que siguen alimentando las ganas de ver en acción al más carismático de los agentes de AIDP. Sirva de ejemplo el último editado en castellano, «Hellboy y la A.I.D.P.: 1957«.

No obstante el rumbo está fijado mirando al futuro, con ese mundo tras el ocaso del que ya tenemos conocimiento gracias a, entre otras, “Koshchei en el Infierno” o “Frankenstein: Nuevo Mundo”. En ese sentido, aunque no muy escrito, se podría citar a “Miss Truesdale y la caída de Hiperbóera” (“Miss Truesdale and the Fall of Hyperborea”, de Mike Mignola y Jesse Lonergan, la última novedad relacionada con Hellboy que acaba de editar en en castellano Norma.

Decimos en un sentido no muy estricto porque, en esencia “Miss Truesdale”, no apunta al “nuevo mundo” tras el final mostrado en “Demonio Conocido”, pero si remite a él, además de vertebrar de forma tan sintética como sugerente la historia que envuelve al universo de Hellboy. Desde la lejana hiperbórea hasta la época victoriana nos lleva este tebeo, ambientado fundamentalmente en esos dos periodos, pero mirando de soslayo ese futuro que cualquiera que haya leído a Hellboy durante estos últimos años conoce bien.

Con esos parámetros, Mike Mignola ha construido un guion en apariencia simple, pero en el que subyacen muchos guiños a su universo. Pivotando sobre dos momentos de su historia que se muestran a la vez en la trama, Mignola siembra de elementos reconocibles una aventura que bebe de la Espada y Brujeria con esencia pulp, si bien la envuelve del espíritu de folletín victoriano. Todo para ir un paso más allá del homenaje o la autoreferencia, pues lo que teje esta historia es la sensación de dar mayor empaque al conjunto de su universo. Construyendo una trama que no esconde de donde se alimenta, pero que funciona con una fluidez orgánica.

Jesse Lonergan ha sido el socio elegido por MIgnola para la ocasión, ocupándose de forma solvente de todo el arte de este cómic. En primer lugar porque, aun desarrollando Lonergan una personalidad propia en estas páginas, sabe dar el punto exacto que conecta con elementos esenciales del imaginario en torno a Hellboy, plasmando acertadamente las referencias a otros relatos que hay expuestas en el guion y, lo que es más notable, haciéndolo con un trazo propio que, lejos de desentonar, complementa y da una visión fresca a los pasos previos a este cómic. Además, hay algún detalle que otro que va a gustar a los fans mas observadores: pues en algunas de estas viñetas hay un autentico homenaje a momentos clásicos de la historia de Hellboy. Detalles que no rebelaremos, pues son más efectivos si sorprenden a la vuelta de la página mientras se lee la obra. Pero si se puede avisar para que quien lea el volumen, esté atento y disfrute de esas perlas que hay sembradas por sus viñetas.

Volviendo a la parte más esencial de la narrativa gráfica del cómic, las composiciones de página que posee ayudan a meterse de lleno en lo contado, teniendo esa capacidad de “leerse solas”. Todo un ejercicio de oficio sin duda, que se va ampliando conforme el relato avanza entre los mitos, la espada y la brujería. Asentando ese pasado que es la edad hiperbórea del Mignolaverso, proyectando una consistencia que la enlaza tanto con la edad victoriana de Sir Edward Grey como con el siglo XX donde se dio a conocer Hellboy. Toda una delicia para quien sienta querencia por este universo.

Recién editado en castellano por Norma Editorial, el volumen se presenta en castellano, con traducción de Héctor Lorda, en una edición en rústica de 120 páginas, que compila la serie completa de cuatro grapas editadas en Estados Unidos por Dark Horse. Como extras, una jugosa galería se bocetos y diseños de Jesse Lonergan y las reproducciones en formato “textless” de portadas alternativas de la edición en grapa, a cargo de Mike Mignola con Dave Stewart, Christine Larsen, Elsa Charretier, Wes Craig con Chris O’Halloran complementan el relato.

Las portadas principales editadas en grapa, a cargo del propio Lonergan, quedan acertadamente colocadas entre los capítulos, dando mayor coherencia gráfica a la obra. Una que, siendo aparentemente ligera, tiene los rasgos suficientes para dejar huella en cualquiera que guste de esa amalgama nacida de la Serie B, lo pulp y el folclore que es el universo creado por Mike Mignola en torno a Hellboy.

Miss Truesdale y la caída de Hiperborea” es, por tanto, un spin-off que no solo complementa, sino que deja con la sensación de ampliación de horizontes. Al acabar de leerlo solo podemos decir que “ha sido un placer” cruzarnos en su camino y conocer en esta tesitura tanto a Anum Yassa como a Miss Truesdale. Y más “cobrando vida” con el arte de Jesse Lonergan.

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