
Hay quien dice que la vida humana es un absurdo. Si eso es así, el final de la misma también lo será. Por cruel que sea el ocaso de la existencia de cada cual. Por mucha rabia que implique el imperativo biológico a los allegados que pierden a un ser querido. Quizá porque en las sociedades modernas no estamos tan habituados a convivir con algo tan natural como la muerte misma, por mucho que cada día miembros de nuestra especie fallezcan a lo largo y ancho del planeta. O se maten entre ellos, que esa es otra.
Probablemente la mayoría de seres humanos están acostumbrado a mirar para el otro lado, creyendo que será eterno, aun sabiendo la evidencia física imponderable. Por eso, un tebeo como el que acaba de hacer Irene Márquez («Esto no está bien») nos parece, además de corrosivo, valiente y audaz. Irene no solo aborda el tema en estas páginas, sino que mira a los ojos de la muerte con rabia y mucha mala uva, destilando un ácido humor negro. De los que mete el dedo en la llaga. Llegando a incomodar en ocasiones, siempre tocando hueso. Sin anestesia.

Eso espera en “La Muerte de Irene Márquez”, editado por Autsaider. Un tebeo valiente y certero. Para quien guste de lugares no transitados. Dispuestos a nuevas sensaciones. Irene las provee en este cómic con una antología de relatos donde el fallecimiento es la pieza principal. De fondo, la relación que el ser humano mantiene con el final de su existencia. Con todas las connotaciones culturales de nuestra sociedad avanzada. También con algunos de nuestros absurdos más íntimos.
Junto al tema que da título al volumen conviven otros en su interior – como “Shojo 2005” donde Irene se aleja de su estilo habitual, que no de su lúcido ingenio – , mientras lo más salvaje puede aparecer en cualquier viñeta. En estas páginas no hay nada sagrado. En su lugar, queda plasmada una brava mala uva que despierta la carcajada. Entre el ingenio y la crueldad crece esta comedia negra, de forma cruda y certera. Donde la risa se conjuga con lo incómodo y desagradable. Donde se demuestra que, aunque sea un momento de máximo dolor, a veces aparece el absurdo más descabellado. O la resolución más brutalmente contundente. Que todo es posible cuando estamos ante un tebeo de Irene Márquez.

Eso es lo que hacen valiosas las 148 páginas de “La Muerte de Irene Márquez”, editadas por Autsaider con el mimo habitual con que suelen alumbrar cualquier título de su catálogo. Un tebeo ferozmente ingenioso, que deja huella. Ya sea por humor o por horror. Conseguir ambas cosas a la vez es, sin duda, meritorio.
