Loquillo. Europa: Jinetes de luz en la hora oscura

“Mañana el mar inmenso nos espera”

Ya lo avisaba Loquillo desde el escenario en su última gira hasta la fecha, “Transgresiones”. Una gira en la que conmemoraba sus treinta años de su proyecto paralelo a su faceta más rockera. Junto a Gabriel Sopeña recuperaron la tradición popular de musicar versos, vistiéndolos de ropajes cercanos al rock, el jazz, swing, chanson francesa o country, entre otros estilos. Un proyecto que quizá fuera minoritario, pero que se ha demostrado de un valor notable en lo artístico, con grandes hitos, como ser quienes consiguieron adaptar un poema inédito de Jacques Brel al castellano y musicarlo (“Con Elegancia”). Junto a Sopeña, Loquillo ha puesto voz a Octavio Paz, Jaime Gil de Biedma, Bernardo Atxaga, Cesare Pavese, Federico García Lorca o, entre otros, Pablo Neruda. Con unas melodías cuidadas, que arropaban cada verso, dándole una nueva dimensión, o potenciándola. Un trabajo notable el de Sopeña, realizando trajes a medida para que el Loco no solo los interpretara, sino que creciera artísticamente a cada nuevo proyecto conjunto.

Tras dos discos de poemas de varios autores («La vida por delante» y «Con Elegancia«), acometieron “Su nombre era el de todas las mujeres”, un disco centrado en el poeta de la modernidad española: Luis Alberto de Cuenca. Un paso adelante, quizá incomprendido cuando se editó, que años después mantiene intacto en sus surcos la lírica del poeta de la línea clara española. El siguiente paso, que ha visto la luz catorce años después, es el que nos ocupa hoy: abordar a otro grande de la poesía española: Julio Martínez Mesanza. El resultado es “Europa”. Un disco centrado en el celebrado poemario homónimo, producido con mimo por Josu García, el cual salió a la venta de forma casi clandestina el pasado marzo en versión digital y en una cuidada edición limitada en vinilo, agotada a los pocos días de ponerse a la venta. Hecho que ha animado a Warner a volver a realizar otra tirada. No es para menos, pues lo que aquí espera es tan inmenso como el mar.

El lector avispado observará que los versos de Mesanza acompañan este artículo. Volvamos al primero que inaugura el texto. Se lo oímos a Loquillo en el escenario durante la gira de “Transgresiones” – un tour que agotó entradas allá donde fue, incluido el Liceu de Barcelona – y la pudimos disfrutar en el recopilatorio que editó de su faceta más independiente del mainstream. Forma parte de “De amicitia” y fue, junto a “Es poder una torre sobre rocas” y “La herida”, los tres cortes que se ofrecían como avance de esta “Europa” que ya es una notable realidad. Una que, lejos de quedarse en lo esperable o previsible, augura material excitante. Ese donde la alta y baja cultura converge para comunicar y hacer sentir. Porque de eso se trata, hacer sentir desde la palabra, el texto escrito, el gesto dibujado, el acorde ejecutado…

“Es poder… una torre sobre rocas”

Para ello se han erigido los nueve temas que componen este trabajo. Apoyados en cuatro “jinetes de luz en la hora oscura”. El primero, como no podía se de otra manera, es el autor de los versos: Julio Martínez Mesanza, que armó en “Europa” un poemario con aromas a épica y a un tiempo pasado, lleno de referencias históricas. Pero esos versos son mucho más, traspasada una primera lectura se encuentra el verdadero núcleo: uno tan íntimo como universal. Señal de que encierran, las palabras elegidas, la capacidad de hacer sentir, solo reservada a los grandes.

“Julio escribe en endecasílabo riguroso (una forma métrica especialmente tirana para la música). Han hecho falta muchas pruebas y errores para lograr una adaptación aceptada por el poeta y adecuada para las características del artista. Fueron desechadas seis canciones terminadas y murieron en la papelera no menos de cuatro más.”

Así se expresaba Gabriel Sopeña en las redes sociales cuando el trabajo vio la luz en marzo. Un trabajo minucioso cuyos resultados se aprecian en las nueve canciones que han visto la luz, donde melodía y verso confluyen para tejer varios momentos álgidos en lo emocional, de los que se quedan pegados a la piel del oyente. Señal de que la labor artesana de conjugar palabra y música ha sido notable. Junto a la materia prima, los arreglos y producción de Josu García se antojan imprescindibles, dotando de personalidad propia a cada uno de los temas. Con su propia razón de existencia definida por separado, suman una notable sinergia cuando se presentan como un todo. Una que hace sentir, mientras la música fluye y la voz del Loco se presenta como el catalizador que da énfasis a cada verso, a cada silencio. En cada susurro, cada cada recitado, cada grito y cada silencio. Pues las inflexiones también cuentan para dotar de mayor intensidad al mensaje. Sirva de ejemplo la lírica que desprende su voz en “La huella”; o la catarsis que desencadena en “Después de Hattin”, por citar solo dos ejemplos. El resto es mejor descubrirlos mientras se paladea su escucha. Cuando eso se lleve a cabo, se descubrirán unos temas que, tras escucharse en su versión en estudio, apetece que tomen forma en el escenario, a poder ser en un recinto teatral con la liturgia que precisan.


“Hay espadas que empuña el entusiasmo”


Editado tanto en formato digital como en una limitada edición en vinilo, la versión física de este trabajo es una auténtica delicatessen: el blanco vinilo y la cubierta de Fernando Pereria se acompañan en el libreto interior de una serie de dibujos de Miguel Quesada (“El Guerrero del Antifaz”) que ilustra cada uno de los poemas, llevándolos al lado más épico de las lecturas que tienen. Así quedan hermanadas varias artes entre estos surcos y dibujos: la poesía, la literatura, la historia, el rock y la ilustración…

“Ceremonia”, “De Amicitia”, “Es poder una torre sobre rocas”, “Asedio”, “Arco”, “También mueren caballos en combate”, “La huella” “Después de Hattin” y ”San Luis” conforman pues un poemario musical que puede que se interprete como el canto a un mundo que no existe. No es el caso. Quizá este disco esté alejado de lo coyuntural y efímero de nuestros días, pero no por antiguo. Sino por el halo que desprenden estas canciones: uno que entra en una amalgama entre la modernidad del siglo XX y el clasicismo bien entendido. Ese que es imperecedero. Eso es lo que han logrado Loquillo, Gabriel Sopeña y Josu García musicando a Julio Martínez Mesanza. Es, en definitiva, un “mar inmenso de emociones” donde el rock adulto se fusiona con la poesía con un elegante “savoir faire”. Es poder. Es lirismo. Es, en definitiva, sentirse vivo en cada acorde y verso que esperan en “Europa”.

“…y jinetes de luz en la hora oscura.”

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