Tras la catástrofe climática, el mundo ha cambiado sin remisión. Con la consiguiente subida del nivel del mar, lo geográfico ha determinado la lo político, quedando la tierra llena de ciudades-estado y pequeñas islas, donde habitan los seres humanos. En torno a eso queda el mito de un paraíso fugaz: una isla que aparece y desparece por los mares. Es la Isla Efímera y hoy abordamos sus crónicas con la obra de Li Shang-Chiao y Evergreen Yeh que ha editado Nuevo Nueve.

Estructurado en tres historias, las «Crónicas de la Isla Efímera”, se presentan como una lectura inmersiva que envolverá a quien lo lea. No solo por la ficción que expone, sino por los conceptos que subyacen en ella y un bello atractivo gráfico tan personal como magnético. Entre lo distópico y lo poético, este manhua taiwanés discurre plasmado en bellas acuarelas que atrapan por la propuesta gráfica que expone. Pero no solo por la forma la obra es destacable, el concepto del que parte, conforme se desarrolla, aumenta el resultado de lo expuesto.
Con la idea de lo fugaz latiendo en cada página, la trama discurre impregnada del concepto de cambio: nada permanece inmutable. Los espacios físicos mutan con el paso del tiempo, las culturas se van transformando mientras que los relatos y mitos, otrora populares, van diluyéndose en el olvido. Pero en el proceso, quedan momentos únicos, que aunque sean efímeros, poseen una gran belleza.

Partiendo de esa premisa, Li Shang-Chiao ha armado un guion alejado de lo previsible. Donde la acción no es un elemento determinante, pues es la reflexión la fuerza que carga esta obra. Una que está mostrada con un ritmo pausado, a través de un ritmo pausado. Ese que hace que quien lo lea vaya penetrando en él de forma orgánica y natural. Donde se deja paso a la amalgama steampunk combinado con elementos de culturas tribales del Pacífico. Un contexto que, además de definir, enriquece estas crónicas dándole una voz propia.
En lo gráfico, el lapiz y las acuarelas de Evergreen Yeh revisten cada página de encanto y atractivo gráfico. Dándole personalidad y empaque a lo contado, destilando una especie de poética plástica que potencia lo narrado. Donde se siente el viento, la lluvia, el calor y la tormenta. Donde habitan los personajes que pueblan las crónicas, que más que entretener hacen sentir con sus vivencias. Así crecen estas crónicas. De forma pausada y certera, mientras van seduciendo a quien las lee.

Traducido por Lorenzo Díaz, Nuevo Nueve ha sido la encargada de editar en castellano “Crónicas de la Isla Efímera”, en una edición en formato rústica con sobrecubierta con 160 páginas cargadas de belleza pictórica y poética narrativa. De alma ecológica, ficción apocalíptica y belleza fugaz. Con la consistencia de los momentos determinantes, que aunque sean fugaces, son significativos. Como este manhua.
