“Yo sólo soy Bob Dylan cuando tengo que ser Bob Dylan. La mayor parte del tiempo quiero ser yo mismo. Bob Dylan nunca piensa en Bob Dylan. Yo no pienso en mí mismo como Bob Dylan. Como dijo Rimbaud: ‘Yo soy el otro’”
Esta cita del protagonista del libro que reseñamos hoy resume con precisión la proyección pública de su persona a lo largo de décadas de carrera musical. Un “completo desconocido” para el gran público que ha conseguido que muchas de sus canciones se hagan universalmente populares. Quizá porque supo cuidar, mantener al margen de su imagen pública lo personal, dejando el foco en lo artístico, que al fin y al cabo es lo que cuenta si hablamos de música.
Aún con eso, siempre surge la curiosidad de conocer cómo se gestaron discos como “Highway 61 Revisited”, “Blonde on Blonde”, “Blood on the tracks”, “Desire”, “Time out of mind”, “Love and Theft” o “ Rough and Rowdy Ways”. Saber como se gestaron los surcos de canciones atemporales como “Like a Rolling Stone”, “Knockin’ on Heaven’s door”, “Just Like a Woman” o “Love sick”, por citar solo unas cuantas de un cancionero monumental, tanto en términos de cantidad como en calidad. Uno que “contiene multitudes” estilísticas, que fue vanguardia y que sigue buceando en el legado musical norteamericano para seguir puliendo gemas con formas ásperas y ruidosas, pero atemporales.
Por todo eso, la figura artística de Bob Dylan, alias de Robert Allen Zimmerman (Duluth, Minnesota, 24 de mayo de 1941), que ayer cumplió 84 años, sigue vigente y presente en la cultura popular universal. Premio nobel de Literatura 2016, Dylan sigue despertando un interés intergeneracional. Prueba de ello es la acogida de “A Complete Unknown”, el biopic dirigido por James Mangold y protagonizado por Timothée Chalamet que narra los primeros años del bardo de Minessota hasta la controvertida (pero esencial) electrificación de su música en 1965.

Más allá de esos años seminales en los que se forjó el mito, quedan décadas de música de un Dylan siempre esquivo a los medios, pero certero en lo artístico. Con sus altos y sus bajos, pero en constante producción creativa. Es el reflejo de una vida que siempre será de interés para quien se haya sumergido en su música. Huellas, en definitiva, que se pueden recorrer en “Bob Dylan. La biografía”, de Howard Sounes; quizá una de las mejores obras escritas dedicadas al cantautor eléctrico.
Howard Sounes, reputado periodista musical, entendió que la carrera de Dylan era como su “Never Ending Tour”, que nunca se acaba. En consecuencia, actualizó la obra hasta su último trabajo en estudio, el notable “Rough and Rowdy Ways”, consiguiendo de esta manera un retrato de toda una vida artística. De forma coral, apoyado en múltiples entrevistas con miembros del entorno del músico y haciendo hincapié en lo artístico, pero sin descuidar lo personal, para que se pudiera atisbar un reflejo del hombre detrás del mito.
Todo eso queda condensado en las 688 páginas que componen “Bob Dylan. La biografía”, con traducción de Ignacio Gómez Calvo. Bien alimentado de datos y declaraciones, con su prosa ágil Sounes nos lleva por la vida que ha vivido uno de los mayores músicos del siglo XX. Haciendo escala en cada hito musical, llevándonos a los estudios donde se forjaron discos considerados hoy clásicos y dejando, en la medida de lo posible, un retrato nítido de un músico tan esquivo, reservado y hermético en lo personal como elocuente en lo musical.
