Ideafix y los Irreductibles: El Bosque Luminoso. Entre pociones y chinches

Continuamos con las historias del pequeño perro galo que se encuentra entre Lutecia y la aldea de Astérix y Obélix. Este sexto tomo de la colección editado por Bruño Editorial/Salvat llega rugiendo como un menhir lanzado por aquel que se cayó en la marmita en plena rabieta. Pero que nadie se equivoque: aquí el protagonista no lleva calzones rayados ni alitas en la cabeza, sino un pelaje blanco inmaculado, un olfato que ríete tú de los sabuesos de la policía, y un grupo de colegas animales que podrían dar más guerra que toda la Legión César Augusta junta. Ideafix y los Irreductible: El Bosque Luminoso (Idéfix et les Irréductibles: La forêt lumière) nos da el título del volumen y marca el tono del festín que nos espera: una mezcla entre mística druídica, bromas de resaca y rebelión canina contra la ocupación romana.

Comenzamos con un suspiro entre árboles misteriosos y luces titilantes que harían palidecer a cualquier festival de música druida. Esta historia llamada “El Bosque Luminoso” nos transporta a una zona prohibida del bosque donde parece que la magia lo envuelve todo. Pero tranquilos, que no estamos en El Señor de los Anillos, sino en un relato donde Ideafix y sus amigos, entre matorrales y legiones despistadas, intentan resolver el enigma de unas luces misteriosas que iluminan el bosque, tras iniciar la obra de la “autopista” de enlace entre Roma y Lutecia. Solo diré que hay más suspense que en un cónclave de druidas sin jabalí para cenar. Y como siempre, la comedia lo baña todo: persecuciones imposibles, equívocos peludos y una dirección de arte que haría llorar de emoción a Panorámix. En el segundo relato llamado “El regreso de Balita”, la trama gira en torno a un pequeño can que busca venganza. Recuperar lo perdido, pero no perder mas en el camino es el motivo principal de los irreductibles para iniciar y terminar la historia. Y, por último, tenemos una historia llamada “Miguitas y juegos “sacada directamente de la temporada 2 de la serie animada, nos devuelve a uno de esos personajes que uno no sabe si amar, temer o invitar a un torneo de lucha libre con jabalíes. La historia juega muy bien con la tensión entre lo nuevo y lo conocido, entre la amenaza y la camaradería. Hay algo deliciosamente melancólico en esta historia, como si nos dijera que incluso en una revuelta canina puede haber traiciones, redenciones y amistades rotas que tal vez (solo tal vez) pueden recomponerse.

Los guiones de Matthieu Choquet, Olivier Jean-Marie y Cédric Bacconnier están armados con una precisión que ya quisiera Julio César para sus conquistas. ¿Querías aventuras ligeras para críos? Las tienes. ¿Querías humor con dobles lecturas y algo de sátira social? También. ¿Querías un retrato coral de personajes animales con conflictos internos, dilemas éticos y lealtades tambaleantes? Pues… bingo, porque en este tebeo no hay historia que no se alimente de una idea sólida y bien dialogada. Que no te engañe el envoltorio de tebeo infantil: esto está escrito con cerebro de druida.

En cuanto a lo gráfico, Jean Bastide no dibuja, levanta templos de tinta, traza monumentos al dinamismo, y da vida a una Lutecia más vibrante que cualquier parque temático. Hay algo reconfortante y a la vez muy expresivo en el estilo de Bastide. Su trazo es redondeado, cálido, lleno de energía, pero jamás caótico. Basta ver los ojos de Ideafix para entender qué está sintiendo en cada momento: duda, furia, picardía, euforia. ¿Cómo logra eso con un perro que no habla? Magia. O mucho oficio. O ambas. Por otro lado, el uso del color es otro punto a favor. No hay estridencias ni saturaciones absurdas. El color acompaña a la historia: más brillante y alegre en las persecuciones, más suave y misterioso en los momentos mágicos del bosque, más tenso y terroso en los enfrentamientos. Hay una paleta cálida que domina el tomo, y eso ayuda a que todo resulte coherente, acogedor, incluso cuando la acción se desborda.

Lo que hace grande a «Ideafix y los Irreductibles» no es solo que sea divertido, o que esté ambientado en uno de los universos más queridos de la bande dessinée europea. Lo que realmente lo convierte en una joyita es su capacidad para hablar de cosas muy serias con una ligereza encantadora: la amistad, la resistencia, el conflicto cultural, el poder de la imaginación, la importancia de la memoria. Este tebeo es una carta de amor a los fans del humor galo creado por René Goscinny y Albert Uderzo, a los niños de espíritu rebelde y a cualquier lector que aún cree que un hueso puede ser símbolo de libertad. Porque mientras haya un perro que ladre contra Roma… ¡la Galia no estará del todo conquistada!

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