
«Y tú, ¿crees en la magia?«
Cuando éramos niños, no necesitábamos entenderlo todo. Bastaba con cerrar los ojos y lo que era fantasía se podía convertir en realidad en nuestra mente. Bastaba con mirar las luces de una feria en la distancia, o al cielo lleno de estrellas, y pensar: esto no puede ser solo casualidad. Esa pequeña chispa, esa idea de que lo imposible está ahí es lo que utiliza Ha Ilkwon en su obra Annarasumanara: «El Sonido de la Magia» («Annarasumanara» (안나라수마나라 ). En un primer volumen que es un canto triste y hermoso sobre lo que ocurre cuando esa chispa se apaga. O peor aún: cuando nos convencen de que la magia nunca existió.
Yun Ai es una protagonista inquietantemente silenciosa. Su vida ha sido una serie de decisiones prematuras, sacrificios invisibles y responsabilidades que no deberían pesar sobre los hombros de una adolescente. Es como una flor creciendo en cemento: se abre paso, sí, pero le cuesta horrores desarrollarse. Sus padres se han ido. Su madre, como borrada con una goma; su padre, perseguido por deudas que parecen sombras largas e ineludibles. La muchacha estudia con una ferocidad que no nace del amor al conocimiento, sino del miedo. Quiere dejar de ser niña. Quiere dejar de soñar. Quiere un trabajo fijo, un sueldo estable, una vida segura. Y quiere eso ahora. Ya. Lo necesita. Su familia también. Es en esa premura donde se ve el drama, no solo habla del paso de la infancia a la vida adulta, sino de cómo el sistema (la pobreza, la meritocracia, la presión social) te obliga a llegar antes de tiempo a ese lugar donde se supone que tienen que estar lo adultos.

Por otro lado, tenemos a IlDeung como la otra cara de la moneda: privilegiado pero atrapado. Es brillante, competitivo, estructurado pero incompleto. Su existencia está moldeada por expectativas externas. Compite con Yun Ai por ser el primero de la clase, pero no porque lo disfrute, sino porque ese es el papel que le tocó interpretar. Como una marioneta de traje caro. Su mundo es un cubo de cristal pulido. Transparente, sí, pero asfixiante. Y por último tenemos al mago. Es un símbolo. Un susurro en el viento. Una figura con sombrero de copa que aparece en el momento más improbable para recordarte que, antes de todo muchos creían en cierto poder extraño. Vive en un parque de atracciones abandonado, entre telarañas y luces que ya no se encienden. Ahí, en ese rincón que el mundo olvidó, hace su magia. No por dinero, no por fama, sino para aquellos que aún se atreven a decir “sí, creo”. Su presencia no es solo carismática: es profundamente incómoda. Porque nos enfrenta a una pregunta que evitamos desde que empezamos a “crecer”: ¿Cuándo fue la última vez que soñaste sin sentir vergüenza? Y desde ese momento comienza la magia de este pequeño cuento.
En este Manhwa el arte de Ha Ilkwon no es simplemente hermoso: es expresivo, intuitivo y, en ciertos momentos, onírico. Hay viñetas donde las palabras sobran y las imágenes hablan solas. Donde una mirada de la adolescente nos dice más que una página de diálogo. Donde el mundo gris se mezcla con esas páginas a color sacadas de fotografías. Esa mezcla entre imágenes reales con dibujos en blanco y negro consigue que te imbuyas en ese mundo real cercano al sueño.

Este primer volumen, proveniente de la editorial japonesa Naver Webtoon, llega a España de la mano de Kibook Ediciones, con traducción de Ana Barragán. Este manhwa es un slice of life que se atreve a ser incómodo, pasando por muchos de los problemas de la sociedad actual, pero con verdad. Y, al mismo tiempo, es un relato mágico. No en el sentido de hadas y dragones, sino en el de los momentos que se sienten suspendidos en el aire, como si el tiempo se detuviera. Como si bastara con creer, solo por un segundo, para que todo cambiara. «El Sonido de la Magia» no da respuestas fáciles. Por eso, emociona tanto. No te lleva de la mano; te deja solo frente al parque de atracciones, con la decisión en nuestra mano, mientras el reltao deja preguntas flotando en el aire: ¿Vas a dejar que el mundo te convierta en una pieza más del engranaje? ¿O vas a mirar al hechicero a los ojos y responder “la magia es real”?.
