
Antes de Muhammad Ali. Antes de Walker Smith Jr. “Sugar Ray Robinson”. Antes de Joe Louis. Antes de ellos, estuvo Jack Johnson, “el Gigante de Galveston” (Galveston, Texas, 31 de marzo de 1878 – Raleigh, Carolina del Norte, 10 de junio de 1946). El hombre que se coronó Campeón del Mundo de los Pesos Pesados en 1908 y mantuvo ese título hasta 1915. Ken Burns, director del documental sobre su biografía, “Unforgivable Blackness: The Rise and Fall of Jack Johnson”, afirma en la cinta que “fue el afroamericano más famoso del planeta durante 13 años”.
No fue para menos. El fue el hombre que, con sus puños y destreza, asestó un golpe al orgullo blanco supremacista imperante en aquellos Estados Unidos de comienzos del siglo XX. La esclavitud ya estaba abolida desde 1865 pero en 1878, cuando nació Johnson, aún se mantenían los prejuicios y la segregación. Una segregación que acabó por ser abolida bien entrada la segunda mitad del siglo XX, cuando el 2 de julio de 1964 Lyndon B. Johnson firmó la Ley de Derechos Civiles (Civil Rights Act of 1964) que puso fin de una vez por todas a la “Línea de color”.

Situémonos cincuenta y cuatro años antes, en el 4 de julio de 1910. Aquel era el día elegido para “El combate del Siglo” que se iba a celebrar en Reno: Jack Johnson iba a subir al cuadrilátero contra la “Gran Esperanza Blanca” : James J. Jeffries, que volvía de su retiro para defender el orgullo blanco con sus guantes. Era más que un combate deportivo, era una cuestión de orgullo para muchos de aquellos racistas que, creían a pies juntillas en su supremacía. Aquel combate significaba recuperar el orgullo de raza si conseguían que cayera en la lona aquel hijo de esclavos liberados que no solo era un gran boxeador, sino que presumía de ello y gustaba de tener amantes de raza blanca: todo un ataque a la línea de flotación de su orgullo.
Tras sonar el ring, bastaron quince asaltos para que Jeffries besara la lona, quedando el título en los guantes de Johnson. Este hecho desató linchamientos raciales de costa a costa, y si bien Johnson seguía siendo el mejor boxeador, no pudo zafarse del acoso racista imperante, siendo detenido tres años después por cruzar la frontera con una mujer blanca, invocando la “Ley Mann” recién creada, (25 de junio de 1910) que teóricamente estaba creada para prohibir la esclavitud blanca.

Todo eso está en “El último hombre en pie: Jack Johnson y el combate del siglo” (“Last on His Feet: Jack Johnson and the Battle of the Century”), de Adrian Matejka y Youssef Daoudi, editado en castellano por Norma Editorial, con traducción de Gema Moraleda.
Un tebeo que va mucho más allá del boxeo y ahonda en el racismo que vivió el Gigante de Galveston. Una vida en viñetas: La de un hombre que, con sus vicios, defectos y virtudes, no se resignó a lo que la sociedad le reservaba solo por el color de su piel. Un hombre que golpeó la “Línea de color” de forma certera, llegando a ser una celebridad mundial.

Así se desprende del relato trazado por Adrian Matejka, el poeta cuyos diálogos y versos ilustran este certero cómic. Con una prosa y verso que refleja desde lo más íntimo a lo más terrenal, Matejka explora la biografía de Johnson en un recorrido notable, que absorbe en su lectura.
Como aliado indispensable, el arte de Youssef Daoudi nos traslada al Estados Unidos de principios de siglo, transmitiendo tanto el racismo en el ambiente como el sudor y sangre de los combates de boxeo. La conjunción de ambos se encuentra en estas páginas en las que la introspección conviven con los golpes: los físicos y los sociales. Enlazados en una pieza indisoluble, cuyos textos y viñetas demuestran la sinergia desarrollada por los dos autores en el cómic.

Unas páginas que solo están bañadas de negro y rojo, consiguiendo una estética que refuerza lo contado, que nos lleva a un momento y lugar determinado. A una época concreta mientras se retrata, con sus virtudes y defectos, a un hombre que hizo Historia: el ganador del combate del siglo, Jack Johnson, “El último hombre en pie”.
