“Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo.

Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.”

Friedrich Nietzsche

Solamente a uno de esos locos geniales, obsesionados con un tema durante muchos años se le puede ocurrir algo como esto: contar todas, absolutamente todas, las apariciones de los monstruos. Desde las profundidades húmedas de las cavernas prehistóricas, donde se susurraban leyendas alrededor del fuego hasta las creaciones bajo un lápiz digital. Peter Von Sholly, maestro del storyboard, dibujante de terrores, arquitecto de pesadillas y doctor en horrores, ha hecho lo imposible: reunir en un solo libro ilustrado a cada criatura, aberración, espectro, engendro y anomalía que la humanidad haya imaginado jamás. Bienvenidos a «Historia de los Monstruos» («History of Monsters«), una biblia profana del horror, un desfile apocalíptico que te devorará los ojos con cada página.

Este libro no se lee. Este libro te traga. No lo hace con letra pequeña ni rodeos: lo hace con dobles páginas espectaculares, ilustradas a todo color, donde el caos monstruoso se desborda como una inundación de carne, colmillos, alas de murciélago, ojos sin párpado y tentáculos babeantes. Von Sholly no ilustra escenas. Conjura sabanas infernales. Cada doble página es una orgía visual, un mural de monstruos enloquecidos amontonados unos sobre otros, sin respiro, sin lógica anatómica, pero con una coherencia histérica que grita: “Este es nuestro mundo ahora”.

¿Y sabes qué es lo peor? Que los conoces. A muchos. A demasiados. Ahí está Medusa, con sus serpientes enredadas, buscando convertir tu cuerpo en piedra. Ahí está Cthulhu, recién emergido de R’lyeh, con sus alas de murciélago marchito y su rostro cefalópodo. Frankenstein se codea con Freddy Krueger, y Godzilla comparte plano con Boris, el gran villano extraterrestre. Cada dibujo es un acertijo, un reto, un “donde está Wally” macabro que pone a prueba tus conocimientos de mitología, cine B, literatura de horror gótico, televisión de culto, videojuegos malditos… y si crees que estás preparado, estás equivocado. Este libro es una prueba, un exorcismo cultural. No sales igual que entras.

Lo alucinante es que Peter Von Sholly no se limita a lanzarte monstruos a la cara como si fueran condimentos en una pizza diabólica. No. Él te entrega, además, un índice detallado, una suerte de “¿quién es quién?”, que sirve como llave de lectura para cada doble página. Es decir, que no solo estás ante una exhibición de monstruosidad enciclopédica, sino ante un juego de erudición infernal. ¿Eres capaz de identificar a todos? ¿De nombrarlos? ¿De recordar de qué película salieron, o qué autor los parió en su momento? Desde los monstruos griegos, aztecas o nórdicos hasta las últimas creaciones televisivas, Von Sholly lo abarca todo. Las secciones del libro son como túneles en un parque temático maldito: cada uno alberga una colección de terrores organizada por su origen. Así pasamos de la mitología (con sus cíclopes, esfinges y quimeras) al mundo de la magia y la hechicería (donde desfilan brujas, nigromantes y demonios), y de allí a los horrores literarios, desde H.P Lovecraft hasta Mary Shelley, pasando por Bram Stoker o Guillermo del Toro. El horror muta, se adapta, cambia de nombre y forma, pero sigue acechando en la cultura. Y este artista y lo sabe.

Cuando entras al dominio del cine, es cuando el caos se vuelve glorioso. Las dobles páginas dedicadas a los monstruos del celuloide son una fiesta sangrienta. Desde los clásicos de la Universal Pictures hasta las criaturas más rebuscadas del terror ochentero, convierte el libro en una pantalla de múltiples pesadillas. El lector se convierte en espectador de una película infinita, donde cada monstruo tiene su momento de gloria, aunque sea en medio de un tumulto. Aquí están los xenomorfos de Alien, los gremlins, los zombis de George Romero, los dinosaurios de Parque Jurásico hasta las aberraciones más bizarras del cine. Incluso las películas malas tienen aquí su lugar de culto. Porque este creador no discrimina, da igual su forma, color o múltiples extremidades.

Hay algo hipnótico en esta creación. Uno la abre para ver “un par de páginas”, pero termina absorbido durante horas, escudriñando cada rincón, identificando rostros que creía olvidados, recordando películas, cuentos, episodios, leyendas. El libro funciona como una máquina del tiempo que no se mueve hacia adelante o hacia atrás, sino hacia adentro: hacia lo profundo de nuestro subconsciente cultural, ese lugar donde todos llevamos escondidos nuestros propios monstruos. Porque no está solo dibujando cosas que dan miedo: está cartografiando nuestra imaginación colectiva. Nos está mostrando, en carne viva, lo que nos ha aterrorizado, fascinado, repugnado y obsesionado durante siglos.

Mención a aparte son los cómics. Oh, los cómics. Esa tierra fértil donde los monstruos han proliferado sin ley ni medida. Desde «El hombre Cosa» hasta Hellboy, desde los horrores de EC Comics hasta las mutaciones radioactivas de los superhéroes, los monstruos han tenido en la viñeta uno de sus hábitats más generosos. Peter Von Sholly, veterano del medio, conoce bien sus demonios de tinta y los plasma con cariño y ferocidad. Las páginas dedicadas al cómic son como un carnaval negro: colorido, grotesco e irresistible.

Por si todo esto fuera poco, «Historia de los Monstruos« es también un libro hermosamente producido. Proveniente de la publicación de Clover Press LLC, llega a España por parte de Diábolo, con traducción de Fernando López Guisado en gran formato, papel de alta calidad, impresión nítida y colores intensos. Leer este libro es como tener una pesadilla lúcida. Sabes que lo que ves es imposible, que ningún artista puede haber reunido a tantos engendros, de tantos tiempos, países y medios. Pero ahí están. Página tras página. Dibujo tras dibujo. Sudoroso, grotesco, hilarante, insano. Es como abrir una puerta en tu mente y encontrar que del otro lado te espera toda la historia del miedo humano. Porque eso es este libro: un testamento del terror. Una enciclopedia emocional de nuestras fobias. Un museo de lo imposible.