Soy  mi sueño: encontrarse en medio de lo bélico

De lo más terrenal se puede llegar a lo elevado. Esa es la sensación que deja “Soy mi sueño”, el tebeo de Felipe Hernández Cava y Pablo Auladell, recién rescatado por Norma en una nueva edición. Un tebeo que, décadas después de su primera edición, sigue manteniendo su encanto plástico y literario en 76 páginas arrebatadoramente originales.

“Soy mi sueño” supone la primera colaboración de estos dos Premios Nacionales de Cómic décadas antes de volver a encontrarse en “Lubianka”. En 2008, crearon esta historia que parte de un conflicto bélico para explorar terrenos mucho más íntimos y sutiles. En ella encontramos a Erich Hafner, comandante de la Lutwaffe alemana cuyo avión se estrella en 1942 en la península de Crimea. Ahí conocerá a Solaya, una anciana chamana que le sanará, abriendo su mente hacia su pasado, presente y futuro. Haciendo que Hafner busque un sentido a sí mismo y a lo que le rodea. Haciendo que el piloto reviva lo vivido y perciba el significado de su biografía.

Esta historia es una pirueta sin red, por lo arriesgado del planteamiento. Pero en manos adecuadas se convierte en uno de esos tebeos a los que conviene asomarse. En primer lugar por la solvencia del guion de Hernández Cava. De trazo firme pero cargado de sutilezas y desprendiendo una poética interna notable. Esa que en ocasiones sugiere más que muestra, pero que hilvana un solvente discurso que se siente a cada punto de la trama.

Cargado de potencia lírica y armado con solventes diálogos, «Soy mi sueño» gana altura con el arte que vierte Pablo Auladell. Un arte donde lo onírico del guion se potencia con la misma intensidad que los recuerdos personales de Hafner. Sobrio en cuanto a composición de página, cada viñeta despliega su magia y envuelve de una atmósfera certera lo contado, no dejando indiferente a quien lo cuenta.

Así se entrelazan los recursos gráficos y literarios en un sólido viaje. El que propone “Soy mi sueño”. Una búsqueda íntima dentro de un conflicto bélico. Un camino interior mientras el mundo cambia y se resquebraja. Donde el protagonista, de tan alto que vuela, cae. Y en su caída se descubre. Donde los mitos clásicos (el evidente “Ícaro”) se encuentran con los fantasmas de la humanidad, siempre presentes a lo largo de la historia. Donde, en definitiva, un individuo se busca en los surcos de su biografía. Todo eso es “Soy mi sueño”. Un tebeo cuyo camino sigue siendo fresco, por la acertada forma en que está construido. Formal en desarrollo, su fondo huye de lugares comunes para llevar a quien a otros más originales.

“un día
yo también seré
una estela negra que corta
el cielo”

Puede que éste no sea un tebeo fácil, pero sin duda es uno de los que vale la pena leer por todo lo que abarca y sintetiza en apenas 76 páginas. Por la fuerza literaria que entraña y el magnetismo plástico que despliega. Por eso, que Norma haya rescatado del olvido “Soy mi sueño” es una gran noticia.

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