
Desde los primeros números de Thor bajo la pluma de Donny Cates, los lectores hemos sido testigos de historias que oscilan entre lo grandioso y lo desgarrador, como vimos en el primer volumen. Cates supo darle ese giro fresco al Dios del Trueno, llevándolo por caminos llenos de dilemas existenciales, batallas apoteósicas y reflexiones sobre la inmortalidad que, en más de una ocasión, nos han dejado boquiabiertos. Pues en este segundo integral, además de todo lo anterior, tenemos el enfrentamiento entre dos de los personajes más brutales de Marvel. Pero antes de llegar a la apoteosis del combate entre Hulk y Thor, hay que hablar del camino que nos lleva hasta ahí, porque el viaje de ambos héroes en sus respectivas series es digno de los dioses.
Thor nunca ha sido solo un héroe. Es un rey, un hijo, un guerrero y, sobre todo, un ser atrapado entre su propia identidad y el destino que los dioses parecen haberle trazado. La relación con Mjölnir siempre ha sido simbólica: no solo es su arma más poderosa, sino también el reflejo de su valía. En esta historia, Donny Cates junto con Michele Bandini pone en el centro de la historia la naturaleza de esta conexión y la eleva a niveles cósmicos e inesperados. Cuando Thor decide dejar su martillo, lo hace con la intención de ser un mejor líder, sin imaginar que Mjolnir podría tener voluntad propia. Por otro lado, la desaparición del martillo se convierte en un misterio que ni siquiera la todopoderosa Lady Sif puede resolver. Esto no es una simple perdida; es el inicio de una pesadilla. El martillo no está simplemente perdido: está en un estado de furia incontrolable, desatando caos y destrucción en los Diez Reinos. En la mitología de Asgard se hablaba sobre esta posibilidad con la profecía del «Dios de los Martillos«, pero nadie tomó en serio su significado hasta ahora.

De la misma manera hemos visto muchas amenazas imponentes: Loki, Gorr, Malekith, incluso la misma muerte. Pero esta vez el peligro no es un ser externo, sino algo que ha estado al lado de Thor desde siempre. Con Mjölnir fuera de control, cada rincón de los Diez Reinos queda expuesto a su ira. Nadie está a salvo. Ante la desesperación, Thor debe acudir a la última persona que querría pedir ayuda: su padre, Odín. Pero, ¿será suficiente la sabiduría del antiguo dios para detener el desastre? La dinámica entre Thor y Odín es una de las partes más atractivas de esta historia. A diferencia de otras ocasiones, aquí no hay simple competencia o reproches; hay desesperación, resignación y, sobre todo, una realidad innegable: el tiempo de Odín ha pasado, y ahora Thor debe demostrar que realmente está listo para liderar.
¿Recordáis esas historias en las que Thor se enfrenta a una crisis cósmica y, en lugar de convocar a los Vengadores, tiene que ir a buscar a un grupo de personajes aún más peculiares? Pues en este tomo, el Dios del Trueno tiene que aliarse con un equipo de Vengadores bastante singular: un perro fantasma, un dragón relacionado con la Patrulla X( si, ese que estáis pensando), Mandíbulas, y Throg (el sapo más poderoso del multiverso). Este equipo, aunque inusual, es la combinación perfecta para un Thor que está lidiando con sus propias inseguridades. Cada uno de estos «héroes» aporta algo único y, a pesar de lo bizarro de la situación, Cates logra hacer que todos encajen a la perfección,

A destacar sería el número 24 (número 750) de la serie. Donde un grupo de autores juegan con el Dios del Trueno. Entre ellos están Dan Jurgens, Pasqual Ferry, J. Michael Straczynski, Al Ewing, Lee Garbett, Walter Simonson, Oliver Coipel, Jason Aaron o Das Pastoras. Esto hace que sea un número especial es su capacidad para ser tanto una celebración como un avance en la saga del personaje. No es solo un número conmemorativo que se centra en la nostalgia de lo que Thor ha sido, sino también una historia que mira hacia el futuro, enfocándose en cómo el dios del trueno sigue evolucionando. A través de las diferentes historias y las contribuciones de los diversos artistas, el número no solo rinde homenaje al pasado, sino que también establece nuevas posibilidades para el futuro del personaje.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, llegamos a uno de los momentos más esperados de este tomo: el enfrentamiento épico entre Hulk y Thor. Y cuando digo épico, lo digo en serio. Esta batalla no es solo una típica pelea de fuerza bruta. Cates, que también estaba escribiendo la serie de Hulk en ese momento, se toma su tiempo para construir un conflicto realmente espectacular. La lucha no solo es física, sino emocional. Ambos personajes están en sus puntos más vulnerables, y la batalla no es solo un choque de músculos, sino una pelea por el control y la supervivencia. Lo mejor de todo es que la lucha no se siente forzada. En lugar de ser un enfrentamiento repetido que solo existe por la popularidad de los personajes, Cates junto con Martín Cóccolo le da una dimensión que hace que todo valga la pena.

Este volumen de Marvel Deluxe, editado por Panini, incluye los números Thor 15-26, Hulk Vs. Thor: Banner of War: Alpha y Hulk 7 y 8. Con traducción de Gonzalo Quesada, son una muestra perfecta de como llevar al Dios del Trueno de otra manera. Lamentablemente, este volumen también marca el final de la etapa de Donny Cates, que estaba en su mejor momento. Cates sufrió un grave accidente de tráfico, lo que le hizo perder memoria y, por lo tanto, tuvo que alejarse del mundo del cómic. Aún con eso, lo realizado hasta aquí es digno de recuerdo y mención.
Cuando cerramos la última página de este tomo, queda una sensación agridulce. Por un lado, hemos sido testigos de un Thor en su máxima expresión, con todo el dramatismo, la épica y la espectacularidad que merece. Por otro, sabemos que este es el final de una era, una despedida inesperada de un Donny Cates que nos llevó de la mano por este viaje, solo para tener que soltarla antes de tiempo. Pero los cómics son eternos. Las buenas historias quedan en el corazón de quienes las leen, y cada página de este volumen es una prueba de ello. La lucha de Thor por su identidad, su batalla con Hulk, su búsqueda de Mjölnir, la dinámica con su padre… todo está aquí, como un eco de lo que hace grande al personaje: no su poder, sino su lucha interna, su crecimiento y su inquebrantable voluntad de seguir adelante, aunque el destino le ponga pruebas imposibles. Puede que Cates haya tenido que dejar de escribir por un tiempo de los cómics, pero su Thor sigue rugiendo en estas páginas, llamándonos a recordar que incluso los dioses pueden caer… pero siempre encuentran la forma de levantarse.
