Blake y Mortimer Integral 3: Días finales de gloria

Si el ritmo pausado en cuanto a creación fue una constante en la carrera de Edgar Pierre Jacobs (Bruselas, 30 de marzo de 1904 – Lasne, 20 de febrero de 1987). Meticuloso hasta el extremo, su cadencia de producción aún se ralentizó más una vez ocupó su lugar como uno de los mayores creadores del cómic belga. Baste ver la producción de sus últimas décadas de vida: tres álbumes entre 1960 y 1970, junto con la autobiografía de 1981 que escribió (“Un opéra de papier: Les mémoires de Blake et Mortimer”), además de dejar el guion de “Mortimer contra Mortimer”, la segunda parte de “Las tres fórmulas del profesor Sato” a la que Bob De Moor asumió con eficacia la tarea de llevarlo a las viñetas en 1990.

Ese es el saldo que produjo Jacobs durante sus últimos veintisiete años. Dejando aparte su autobiografía, ese es el material que compone el fantástico tercer integral recién editado por Norma Editorial. Un autentico festival de “Línea Clara”, ciencia ficción y aventura compuesto por “La trampa diabólica” (“Le Piège diabolique”), “El caso del collar” (“L’Affaire du Collier”), y las dos partes de “Las tres fórmulas del profesor Sato” (“Les trois Formules du Professeur Sato”): “Mortimer en Tokio” (“Les trois Formules du Professeur Sato: Mortimer à Tokyo”) y “Mortimer contra Mortimer” (Les trois Formules du Professeur Sato: Mortimer contre Mortimer”). Éste último, como ya hemos dicho, dibujado por Bob de Moor.

Este volumen culmina así una trayectoria notable: la que puso a Edgar P. Jacobs entre los más grandes del tebeo europeo. Con una serie inmaculada, “Les aventures de Blake et Mortimer” unos personajes “tan británicos desde 1946” (“so british depuis 1946”), tal y como reza el lema en la web de Dargaud. Británicos en caracterización, pero en esencia destilan lo mejor de la Línea Clara de la Bande Dessinée franco belga. Pues sus historias se revelan atemporales e inmortales, meticulosas y envolventes. Jacobs era capaz de sumergir a sus lectores en cada relato que planteaba en sus viñetas. Imbuir a quien lo leyera con la atmósfera desarrollada en cada una de las aventuras que diseñó meticulosamente. Unas aventuras que los años no hacen mella en ellas y que alcanzaron el estatus de clásico por el savoir faire dibujado en cada trazo perfilado, en cada pieza de texto con un verdadero poder enfático entre lo dibujado y lo escrito. Consiguiendo así auténticos momentos memorables. De esos que se quedan en la retina de quien lo lee. De esos, que en ocasiones, apetece volver a ellos, por su solida factura. De esos de los que se componen estas tres aventuras que desarrollan los cuatro álbumes que esperan en “Blake y Mortimer Integral 3«.

Unas aventuras que, tras volver a releerlas, sugieren que Jacobs aprovechó muy bien el tiempo durante los 10 que pasaron mientras se publicaron. Puede parecer poco en cuanto a cantidad, pero la calidad y buen sabor que mantienen estas páginas arroja la balanza hacia lo que es: obras perfectamente construidas, impecables en desarrollo y ejecución. Clásicos que van más allá de una sola lectura, porque estos tebeos son de los que se vuelve a ellos, por todo lo que espera en cada viñeta. Hijos de un tiempo, sin duda, pero inmortales por su capacidad de seguir entreteniendo con maestría y elegancia.

Abre el volumen “La Trampa Diabólica”, publicada originalmente de forma seriada en “Le Journal de Tintin” entre el 22 de septiembre de 1960 y el 21 de noviembre de 1961. Un relato en el que Jacobs asimila influencias de H. G. Wells y Sir Arthur Conan Doyle para que el intrépido científico Phillip Mortimer protagonice un viaje en el tiempo que sigue siendo fascinante hoy en día. De la prehistoria al futuro, pasando por la Edad Media, Jacobs nos hace partícipes a lo largo de las 62 planchas de la aventura de un tebeo fascinante.


A partir de entonces, el afán por el detalle se amplió, y Jacobs tardó más de lo acostumbrado a volver con Blake y Mortimer. No fue hasta el 24 de agosto de 1965 cuando se estrenaría la nueva aventura “El caso del Collar”, en “Le Journal de Tintin”. Serialización que duró hasta el 19 de julio de 1966, dejando una aventura ambientada en París con un Orlik pletórico y un misterio de un robo tan fresco como clásico, que deja huella ya desde su mítica portada. Una de las más conseguidas de Jacobs, con permiso de la inmortal portada de “La Marca Amarilla”.

En la biografía en viñetas de “el barítono de la Línea Clara” que llevaron a cabo François Rivière, Philippe Wurm y Benoît Bekaert (“Edgar P. Jacobs: El soñador del apocalipsis”) mostraban las dudas del autor sobre la vigencia de su propuesta a finales de los ´60. En esas páginas también se mostraba como su creación seguía gozando tanto del favor popular (plasmado en unos niños expresando sus gustos ante unos anuncios en un quiosco) como de la admiración de otros colegas dibujantes belgas (sintetizada en una entrañable dialogo con André Franquin). También muestra el éxito que supuso la primera parte de “Las 3 fórmulas del profesor Sato”: “Mortimer en Tokio”, publicado en “Le Journal de Tintin” entre el 5 de octubre de 1971 y el 30 de enero de 1972. Una aventura que reafirmó la vigencia de Blake y Mortimer, en la que la atención al detalle de Jacobs volvía a manifestarse por un nivel de documentación notable empleado. Excelentemente plasmado para dar consistencia a aquel viaje del científico a Japón, tanto en ambientación como en contexto cultural, social y científico.

Fue entonces cuando Jacobs decidió darse un descanso, dejando la aventura inconclusa, aunque dejó cerrado el guion de la segunda parte. El cual, tres años después de su fallecimiento, en 1990, Bob de Moor recogió el difícil testigo de llevarlo a las viñetas en la segunda parte: “Mortimer contra Mortimer”, saliendo más que airoso del lance. No era tarea fácil, pues las comparaciones con Jacobs pudieran haber sido letales. Sin embargo, el lápiz de Bob de Moor lucio elegancia y oficio siguiendo la estela del creador Belga en un solvente ejercicio continuista que da unicidad a “Las 3 formulas del profesor Sato”, para deleite de aquellos que esperaron casi veinte años por ver la conclusión de esta aventura.

Por suerte ahora no debemos esperar ni un minuto con este integral editado por Norma, traducido por Alfred Sala. Junto a dos acertados prólogos de Jordi Canyissà y Jorge García, que se acompañan de jugosos dibujos extraídos de «Jacobs 329 dessins«, en las 256 páginas que comprende el volumen, espera la etapa final de Jacobs con Blake y Mortimer, junto al acertado punto final a su trayectoria que supone el álbum que llevó a cabo Bob De Moor, a la altura del legado. Si bien la serie, para gozo de los fans de Blake y Mortimer, ha continuado hasta nuestros días con solvente oficio con otros autores a cargo del timón. Pero de eso hablaremos en otra ocasión. Hoy es momento de sumergirse en «Blake y Mortimer Integral 3«. De volver a ver al «diablo de pelo de fuego» en la torre de Roche-Guyon, de visitar las catatumbas de París, y de viajar a Tokio para descubrir la codiciada tecnología que desarrolló el profesor Sato. Es momento, en definitiva, de la aventura en el mejor y mayor de sus sentidos.

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