
Do it Yourself : “Hazlo tu mismo”
Ese fue el lema del movimiento Punk. Más que un estilo musical, una actitud. Para despojar de sofisticación al Rock y devolverlo a la esencia, donde importaba en un primer momento la creatividad más que la técnica. Surgido en Inglaterra a finales de la década de los setenta, supuso un autentico revulsivo para la escena musical con bandas como The Clash, The Damned o, entre otras, Sex Pistols. Un movimiento que supo poner banda sonora a una juventud en la encrucijada mientras se entremezclaban sonidos del rock de garaje, ska, reggae, hardcore, oi! y hasta rancheras. Con una mirada hacia la esencia, lejos del rock sofisticado de la generación anterior, devolviéndolo a pie de calle. Una calle en la que el desempleo y la falta de oportunidades se convertía en una constante. Un “No Future” nihilista que se enarboló por muchas de estas bandas.

Con ecos y resonancias en el resto del planeta, el Punk se extendió hasta entenderse hoy como un género más. La España de la Transición no fue excepción y por primera vez, tras años de censura, llegaba “en tiempo real” una nueva corriente cultural a nuestras calles, que vivió libremente, de alguna manera, todo lo arrebatado del rock, pop, heavy acaecido décadas anteriores en occidente. Hecho que, sumado ya al trabajo realizado por numerosas bandas de Rock Urbano, comenzó a enarbolar un cancionero a pie de calle. Sin florituras y sin metáforas, porque por primera vez en mucho tiempo se podía cantar si represión censora. Atrás quedaba el trabajo de la generación de los cantautores, que supieron lidiar con la censura cargados de poética y lírica. Era entonces el momento de la expresión directa, como un disparo de rabia verbalizado entre riffs de guitarra. Hablando de tu a tu al oyente. Con riffs básicos en ocasiones, pero efectivos a todas luces. Sirva de ejemplo como han quedado en la memoria canciones de La Polla Records, Kortatu o Eskorbuto, por citar a las quizá dos bandas más significativas de esa explosión cultural. Una explosión que rara vez se veía vez en los medios de comunicación más mainstream, pero que quedó anclada en muchas calles y barrios del país.
Del mismo modo, en las páginas de “El Jueves”, desde 1984 “Pedro Pico y Pico Vena” aparecían semanalmente para contar sus historias. Bañadas de Punk pero también de un cierto costumbrismo de barrio. Ese en el que la barra de bar y los movimientos vecinales tienen la misma importancia. Pues por entonces no había más red social que la calle, con los parques y bares como lugares de reunión. En vivo. Así se conocían bandas nuevas, se pasaban cintas con material para escuchar, se asistía a conciertos mientras los fanzines alimentaban toda la cultura surgida alrededor de un “hazlo tu mismo” autóctono. En ocasiones directo, pero cargado de la frescura de lo no dirigido. De letras a veces irónicas, otras descriptivas de una realidad que muchos negaban pero que estaba ahí. Una realidad que, por citar un ejemplo, Evaristo Páramos, de La Polla Records, se encargó de retratar con una mordaz y certera lucidez que sigue siendo válida a día de hoy. Que mete el dedo en la llaga con descaro y audacia.

Ese era el entorno donde un punk y un skin, “Pedro Pico y Pico Vena”, crecieron. Con el fresco trazo de Carlos Azagra y el color de Encarna Revuelta. Un trazo a pluma, sin boceto previo. Con la espontaneidad de una canción urgente. Por eso no se nos ocurre mejores anfitriones para hablar del Punk nacional que “Pedro Pico y Pico Vena”. Y eso es lo que han hecho Azagra y Revuelta en “Historias del Punk”, su nuevo cómic que Grafito Editorial editará el próximo 3 de abril y que ahora se encuentra en una exitosa campaña de preventa que ya ha superado todas las expectativas, logrando sobradamente el objetivo de financiación previsto.
En “Historias del Punk” no esperes encontrar datos y cifras. Pedro Pico y Pico Vena tienen preparado otro recorrido. Uno más orgánico, sin orden ni concierto, pero que recuerda a cómo cualquiera descubre bandas y estilos musicales. Ese es el camino que Azagra y Revuelta han preparado, homenajeando a muchas mandas que estuvieron en el Punk nacional, tanto en un sentido estricto en lo musical como en el amplio en cuanto a actitud. Del mismo modo que se recuerdan los inicios garajeros de Loquillo con Intocables o el embrión de la movida que fue el disco de Kaka Deluxe, hay espacio para Kojón Prieto y los Huajalotes (¡los reyes del Napar-Mex!!!), Dr. Calypso, Kortatu, La Polla Records, Hertzainak, Siniestro Total, La Broma de SSatan, La UVI, Tijuana in Blue, Decibelios, Reincidentes o Manolo Kabezabolo. Entre otros, porque no han escatimado esfuerzos para mostrar lo viva que fue – y es – esta escena.

Del mismo modo que hay varios homenajes a personas clave del movimiento e ilustres desaparecidos del movimiento, también se citan los locales y espacios míticos y hay cameos entrañables, como el de aquel “abuelo” que llegó con su mochila al Congreso y que se puede ver en la barra de la primera viñeta del cómic. Más que un pedazo de historia y un homenaje, “Historias del Punk” es un tebeo vivo, realizado con la celeridad de quien tiene claro lo que quiere expresar. Esa que, aunque fugaz, queda en la memoria de quien la lee o la escucha. Como una buena canción urgente pùnk. Tan auténtica como orgánica. Así son estas páginas. Disfrútenlas.
