La espada salvaje de Conan Volumen 19. La ciudad de las calaveras

Si hay algo que distingue a «La Espada Salvaje de Conan» («The Savage Sword of Conan«) de otros cómics es su capacidad de transportarnos a un mundo donde la civilización pende de un hilo, la magia negra acecha en las sombras y los guerreros resuelven sus problemas con el filo de su acero. Eso nos espera en el volumen 19 de «La Espada Salvaje de Conan», publicado por Panini, que contienen las entregas #59, #60 y #61 de la clásica cabecera que editó Marvel. Unas entregas que representan un punto de transición en la serie, marcando paso del testigo de Roy Thomas a Michael Fleischer para tomar las riendas de los guiones. Lo que no cambia es la esencia misma de Conan: un hombre que no se inclina ante reyes ni dioses, que confía más en sus instintos que en los discursos floridos, y que sabe que, en el mundo brutal en el que vive, solo el más fuerte y astuto sobrevive.

Empezamos en el número llamado «La Ciudad de las Calaveras» («City of Skulls«): una historia de acción pura con uno de los temas recurrentes en la saga de Conan: el viaje que sale terriblemente mal. La trama comienza con nuestro bárbaro cimerio y un aliado llamado Juma, un guerrero kushita, escoltando a la princesa Zosara en su camino hacia un matrimonio arreglado con el rey Yezdigerd. Por supuesto, cualquier lector veterano sabe que Conan y los viajes pacíficos no combinan en absoluto. Durante la travesía, la caravana es emboscada por una horda de salvajes dirigidos por el malvado Rimpoche Jalung Thongpa, un líder místico que no solo toma a la princesa como prisionera, sino que además vende a Conan y Juma como esclavos. Para un hombre como el cimmerio, acostumbrado a la libertad de los caminos, la esclavitud es un destino peor que la muerte, y no pasa mucho tiempo antes de que empiece a planear su escape. Aquí es donde el arte de Mike Vosburg y las tintas de Alfredo Alcalá brillan con intensidad. La atmósfera es sucia, opresiva, llena de detalles que te hacen sentir el calor abrasador del desierto, el hedor de los esclavos encadenados y el lujo decadente del harén de Jalung Thongpa. Vosburg hace un excelente trabajo con la musculatura y las expresiones faciales de Conan, capturando su furia y determinación. Conan, por supuesto, no se resigna a su destino y, en una serie de secuencias cargadas de acción, escapa junto a Juma, sembrando el caos a su paso y asegurándose de que sus captores paguen con sangre por su error.

Continuamos con «La Diosa de Marfil» («The Ivory Goddes»), otra adaptación como la anterior de una historia escrita originalmente por Lin Carter y L. Sprague de Camp, dos escritores que contribuyeron a expandir el universo de Conan basándose en las ideas de Robert E. Howard. En este relato, Roy Thomas sitúa a Conan junto a Muriela, una actriz astuta y de moral flexible que lo convence de participar en una estafa bastante arriesgada: suplantar a la diosa Nebethet en un templo sagrado y engañar a un rey para obtener una fortuna. Si bien Conan no es ajeno al engaño y la manipulación, rápidamente descubre que se ha metido en algo mucho más peligroso de lo esperado. Las fuerzas sobrenaturales que rondan el templo no son meros cuentos para asustar campesinos: hay algo oscuro y antiguo que despierta cuando Muriela asume su papel como diosa. El giro inesperado de la historia convierte lo que parecía ser un simple robo en una lucha por la supervivencia contra entidades que desafían la lógica. El arte de John Buscema y las tintas de Danny Bulanadi crean una atmósfera cargada de misterio. Los templos llenos de inscripciones antiguas, las sombras acechantes y la expresividad de Muriela (que alterna entre el miedo y la arrogancia) le dan un gran dinamismo a la historia. Buscema, como siempre, hace un trabajo espectacular con las escenas de acción, presentando a un Conan poderoso, con músculos tensos y la mirada de un depredador acorralado. Este número es un ejemplo perfecto de cómo en esta serie se lograba combinar la acción física con el horror mágico.

Cierra la terna «El Brujo-Demonio de Zingara» con la llegada de Michael Fleischer como guionista principal, reemplazando a Roy Thomas. Es un cambio significativo, y aunque Fleischer intenta mantener la esencia de la serie, su estilo y el trato que hace al cimmerio es notablemente diferente. La historia comienza cuando Conan llega al castillo de Tamar-Shar-Khun donde es recibido por sus hazañas y no por otra cosa. Lo que parecía ser un descanso bien merecido rápidamente se convierte en un juego mortal de traiciones y conspiraciones. Las cortes reales en el mundo de Conan son lugares peligrosos, llenos de asesinos disfrazados de nobles y hechiceros que manipulan desde las sombras. Conan, que no es precisamente un hombre de palacio, se encuentra en el centro de una lucha de poder donde no puede confiar en nadie. Lo que destaca en este número es la combinación de acción con intriga política. Aunque Fleischer todavía estaba encontrando su voz en la serie, logra presentar una historia sólida que muestra otro aspecto de la edad hybórea: el peligro de la civilización en sí misma. En lo gráfico, seguimos con Buscema a los mandos, pero esta vez sin entintadores adicionales, manteniendo ese alto nivel de calidad, aunque con un trazo más suelto y dinámico. Sus personajes se sienten más expresivos, y las escenas de acción, contundentes, mostrando a Conan como una fuerza de la naturaleza atrapada en un laberinto de intrigas.

En cuanto a la edición de Panini Comics sigue la misma línea que los volúmenes anteriores. En esta ocasión la traducción corre a cargo de Joan Josep Mussara con rotulación de Marina Ariza y Norma Cuadrat. Además de los tres números originales este tomo incluye una introducción de Roy Thomas, como multitud de extras como las portadas realizadas por Clyde Caldwell, Earl Norem y Joe Chiodo. Así estas 208 páginas representan la pequeña transición que tuvo lugar en la serie la serie, con Roy Thomas despidiéndose y Michael Fleischer tomando las riendas. Sin embargo, el espíritu de «La Espada Salvaje de Conan» sigue intacto con historias llenas de aventura, escenarios exóticos, monstruos repugnantes y un bárbaro que resuelve cualquier problema con el filo de la espada.

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