Elizabeth Jane Cochran (Cochran’s Mills, Pensilvania, 5 de mayo de 1864 – Nueva York, 27 de enero de 1922), conocida universalmente como Nellie Bly, fue una primera reportera de investigación. Hasta que ella llegó era un trabajo masculino, abriendo Nellie el camino a muchas otras. Pionera en muchos sentidos, también logró dar la vuelta al mundo en 72 días, 8 menos que los personajes de la novela clásica de Julio Verne. Nellie, además, fue la primera que realizo periodismo encubierto, pudiendo sacar a la luz algunas de las miserias que hasta entonces habían quedado tras el silencio y los muros de fábricas o manicomios. Sin ir más lejos, ella fue la que denunció los maltratros y abusos cometidos con las pacientes del manicomio de Blackwell en 1887.

De ahí salieron la serie de artículos publicados en “New York World” que dieron visibilidad a las pésimas condiciones que sufrían las internas del centro. Hecho que provocó, además de indignación general, una mejora de las condiciones de vida de las pacientes. Unos artículos que luego aparecieron compilados en el libro “Diez días en un manicomio” (“Ten Days in a Madhouse”), obra que ha trascendió su época y lugar por lo que encierra en sus palabras. Una obra que ha servido de base para el tebeo que hoy nos ocupa “Nellie Bly. En la guarida de la locura” (“Nellie Bly. Dans l’antre de la folie”), de Virginie Ollagnier y Carole Maurel, recién editado en castellano por Norma.
Adaptando lo vivido y escrito por Nellie Bly durante esos diez días en Blackwell, Virginie Ollagnier construye un relato en el que hábilmente introduce detalles biográficos de la periodista que complementan tanto al personaje como a lo que quiere contar. Nos muestra así su historia hasta el momento antes de llegar al manicomio, reflejando el carácter fuerte de esta valiente mujer. Inquieta, curiosa, con una actitud firme frente a las injusticias. Esas que denunció en alguno de sus artículos, dando voz “a quienes no la tienen”. Como a las reclusas de este psiquiátrico, cuya enfermedad mental en ocasiones no era más que la producida por el abandono que sufrían en sociedad, o las torturas sufridas en el centro. Hecho, sin duda, que invita a reflexionar sobre esa época no tan lejana…

El cómic despliega así su efectividad a dos niveles, diferenciados pero complementarios, pues enriquecen el conjunto. Uno es lo vivido en Blackwell, con los abusos que presencia ahí, algunos sufriendolo en sus carnes. El otro es, como ya hemos indicado, la trayectoria vital que hizo a esta mujer la periodista comprometida y valiente que fue. Dispuesta a hacerse un hueco en un mundo de hombres y denunciando, de paso, el machismo imperante de un país, Estados Unidos, en el que la mitad de la población, las mujeres, no pudieron votar hasta 1920.
Elementos, todos estos, que dan mayor contexto a lo contado. En una trama construida con oficio, rica en detalles, pero sobria para que la historia mantenga tono y ritmo a lo largo de su desarrollo. Para ello, el elegante trazo de Carole Maurel se adapta como un guante para retratar ese Nueva York del último cuarto del siglo XIX, maximizando en lo gráfico las luces y sombras de esa época y potenciando las sensaciones a través de las emociones dibujadas en los rostros de los personajes, dando así mayor profundidad a lo contado con un ritmo secuencial preciso y fluidamente funcional. Con oficio y sobriedad. en definitiva.

Editado en Francia por Glénat, Norma editorial nos lo presenta en su edición en castellano en una cuidada edición en cartoné con traducción de Alba Pagán. “Nellie Bly. En la guarida de la locura” nos lleva pues a un momento de la historia no tan lejano, poniendo de relieve el valor de una mujer inteligente que supo, con sus artículos, dar voz a los silenciados y demostrar que los privilegios machistas eran solo vetos para mantener un status quo discriminatorio.
