
Si te despiertas en Nighttown sin un disfraz, más te vale correr, porque aquí ser «normal» es el verdadero crimen. La obra de Antonio Sachs y Melania Badosa nos sitúa en una ciudad de locura y color, con Simona, una proyeccionista de cine con más problemas que películas proyectadas. Ella se topará con un giro de guion indeseado: su hermano Gizmo, un psicópata certificado, vuelve a casa gracias a una ley que haría sudar frío hasta a los guionistas de «Black Mirror«. La «Ley de Cordura y Seguridad Racional», que suena a broma de mal gusto, ha dejado en libertad a un buen número de criminales con diagnósticos psiquiátricos nada tranquilizadores. ¿El resultado? Un caldo de cultivo para el caos y una oleada de asesinatos que tienen a la policía perdida y saturada . Simona no quiere ni ver a Gizmo ni saber nada de la espiral de asesinatos que están sacudiendo la ciudad, pero el destino la coloca justo en el epicentro del desastre. Su única escapatoria parece ser Furio, el dueño de una tienda de cómics que conoce en un autobús y que, en medio de toda el caos, parece ser la última persona con dos dedos de frente. Pero claro, en un sitio como Nighttown, la cordura es algo sospechoso.
Simona es una protagonista que no busca ser heroína ni detective, pero la vida la arrastra a un torbellino de misterio que la obliga a replantearse su visión del mundo. Furio, el dueño de la tienda de cómics, es el típico friki adorable que sirve como contraste a la locura que le rodea, y su relación con Simona es un oasis de normalidad dentro de este carnaval demente. Luego está Gizmo, un personaje incómodo, inquietante y, sobre todo, impredecible. La relación entre Simona y su hermano añade, además, una capa extra de tensión a la historia, porque no hay nada más aterrador que un monstruo al que alguna vez llamaste familia.

Nighttown es un cómic que mezcla asesinatos, «anti utopía» y un puñado de referencias frikis como si fuera un batido explosivo. Antonio Sachs se saca de la manga una trama con intriga disfrazada de paranoia colectiva, con toques de sátira política y una crítica a lo absurdo de nuestra sociedad, que cada día parece más un circo de disfrazados e imposturas. Los diálogos están salpicados de guiños al mundillo del cómic y la cultura geek, algunos sutiles y otros evidentes. Hay momentos en los que el humor ácido y la crítica a la obsesión por destacar en redes sociales encajan como un guante, pero también hay otros en los que el tono existencialista se vuelve denso.
En el apartado gráfico, Melania Badosa merece un reconocimiento especial, en particular por su uso del color. La paleta cromática contribuye enormemente a la atmósfera de la historia, reforzando la sensación de una ciudad que está al borde de la implosión. Badosa logra capturar el caos urbano, las luces de neón y la sensación de inminente peligro que se cierne sobre los personajes. Si bien aún tiene margen para pulir algunos aspectos de su dibujo, la frescura en las composiciones y la forma en que estructura las páginas son un gran acierto.

En cuanto a la edición, Tengu Ediciones ha apostado por un cartoné de gran calidad y un papel estucado que realza los colores vibrantes del trabajo de Melania Badosa. En definitiva, «Nighttown« es una gamberrada con alma respetable, un cómic que se mueve entre el homenaje y la sátira, con una historia que, aunque no termine de cerrar de manera redonda, ofrece una lectura llena de ideas provocadoras y guiños que harán las delicias de los aficionados de diveros géneros, sobre todo del de los superhéroes. No es perfecta, pero tampoco quiere serlo: su propósito es llevarnos a un mundo exagerado, un reflejo grotesco de nuestras sociedades modernas. Y en eso, sin duda, cumple con creces.
