Cuando un personaje ha vivido tantas vidas como Lobezno, escarbando en su pasado se pueden encontrar secretos, tragedias y revelaciones que ni el propio Logan podría haber imaginado. Entre 2006 y 2007, Marvel se propuso reconstruir su historia con «Wolverine Origins«, además de redefinir su mito con una brutal confrontación con Dientes de Sable y sorprendernos con una serie de relatos alternativos. Todo ello orquestado por Daniel Way y Jeph Loeb junto con Steve Dillon, Kaare Andrews, Jon Proctor y Simone Bianchi, entre otros. El resultado es un viaje feroz a través del alma atormentada de Logan, un ciclo de venganza, dolor y redención donde la familia y los enemigos de siempre lo pondrán al límite. ¿Logrará por fin hacer las paces con su propia existencia o el camino de Lobezno estará eternamente manchado de sangre?

Como vimos en el tomo anterior, Logan ha recuperado todos sus recuerdos. Y no es una bendición, sino una condena. Por eso, Daniel Way y Steve Dillon continúan su disección del personaje, llevándolo a un viaje de venganza y respuestas. En el centro de esta historia está Daken, el hijo “perdido” de Logan, criado como un arma letal con un odio visceral hacia su padre. Con cicatrices tan psíquicas como físicas, Daken es la antítesis de Lobezno: despiadado, calculador y sin el menor rastro de compasión. La relación entre ambos es tóxica desde el principio, y estos tebeos se centran en el intento de salvación del hijo perdido, con Logan intentando encontrar un equilibrio entre su culpa y su necesidad de enfrentarlo. Lobezno sigue desentrañando la verdad sobre su propia historia y el oscuro programa Arma X, enfrentándose a enemigos como Cyber y el despiadado Dientes de Sable.
El guion de Way continúa con su estilo directo y sin adornos. Lobezno no es un personaje que hable más de lo necesario, y Way lo entiende bien. Sus diálogos son concisos, a menudo cargados de una violencia latente, y están escritos con un ritmo seco y efectivo. Way deja claro desde el principio que no es una historia de redención para Logan. A diferencia de otras etapas donde se explora su deseo de encontrar paz o redimirse por su pasado, aquí es una historia de venganza y confrontación con la verdad. Logan no busca limpiar su alma, solo quiere ajustar cuentas.

Si el guion de Daniel Way es apabullante, el arte de Steve Dillon aportó el enfoque visual que refuerza la intensidad del relato. Este dibujante fue conocido por su estilo limpio, expresivo y preciso, no un artista que se apoyase en un detallismo excesivo o en composiciones barrocas. En cambio, su fuerza residió en la claridad y en la capacidad de transmitir emociones a través de miradas, gestos y posturas corporales. Cada personaje tiene una expresión reconocible y nítidamente definida, lo que resulta clave en una historia donde la carga psicológica es tan relevante. Logan no es solo una máquina de matar; en los dibujos de Dillon, es un hombre que carga con un peso enorme en su mirada, alguien consumido por la certeza de que su pasado lo ha moldeado de forma irreversible. Las escenas donde Logan se enfrenta a los fantasmas de su historia están cargadas de una expresividad contenida que enfatiza su tormento interno sin necesidad de diálogos grandilocuentes. Otro elemento clave es su dominio del encuadre y la disposición de viñetas. Esto se nota especialmente en los enfrentamientos entre Logan y Daken, donde la expresividad de sus rostros y la forma en que se miden el uno al otro resultan cruciales para entender la complejidad de su relación.
En paralelo, en la serie principal, tenemos la saga «Evolución«. Donde nos muestran el enfrentamiento definitivo entre Lobezno y su némesis más icónica, Dientes de Sable. Hasta este punto, creíamos que Victor Creed era simplemente una versión más salvaje y descontrolada de Logan. Pero esta historia nos lanza una teoría impactante: Creed y Logan pertenecen a dos linajes distintos y ancestrales de seres primitivos. La rivalidad entre ambos no es solo personal, sino biológica, parte de un conflicto milenario entre dos especies. Este concepto introducido por Jeph Loeb dio mucho que hablar en su momento, convirtiéndolo en algo mucho más grande de lo que imaginábamos (aunque muchas veces no como algo positivo). A los lápices de estas páginas tenemos a Simone Bianchi que es sencillamente espectacular. Sus ilustraciones tienen un nivel de detalle casi pictórico, con sombras densas y colores que parecen sacados de un sueño febril. Cada página es un delirio que hace que los golpes y desgarros se sientan con un peso casi tangible. Si bien su estilo puede ser un poco recargado en algunos momentos, le aporta a la historia una sensación de mitología y destino que encaja perfectamente con la revelación de los linajes ancestrales.

Como añadido fuera de la continuidad del tomo nos encontramos con dos relatos independientes dibujados por Kaare Andrews y John Proctor. Los cuales abordan aspectos distintos del personaje, pero comparten la misma esencia de introspección y conflicto interno. Lo interesante de mezclar la perspectiva de ambas historias, a pesar de sus diferencias en tono y propósito, es que refuerzan la idea central de que Logan es un hombre atrapado por su pasado. Mientras que uno enfatiza el peso de la memoria y la inevitabilidad de su dolor, el otro muestra que, sin importar los cambios en su historia, su esencia como guerrero y superviviente prevalece.
Con este segundo volumen Panini Comics continúa la colección Marvel Héroes con la segunda entrega de la etapa de Daniel Way. Con 480 páginas repletas de acción, este volumen recopila Wolverine Origins #6-15, Wolverine Annual #1, Wolverine #50-55 y What If: Wolverine One-Shot. Además de incluir un prólogo firmado por Pedro Monje, que destaca y contextualiza la evolución de Lobezno dentro del universo Marvel. Y una serie de extras con portadas alternativas Ed McGuinness, Mike Deodato Jr, Ariel Olivetti, Mark Texeira, Joe Quesada juntos con muchos bocetos de Simone Bianchi. Y al final dos entrevistas a Daniel Way y Jeph Loeb pertenecientes al Marvel Spotlight: Daniel Way/Oliver Coipel One-Shot y Marvel Spotlight: Heroes Reborn/Onslaught Reborn One-Shot.

Al final, el «Lobezno de Daniel Way» no es solo una historia de garras y sangre, es un grito de guerra en el eterno conflicto que define a Logan. Ya no es el arma sin memoria, ni el soldado sin causa. Ahora recuerda. Y ese recuerdo es un filo tan letal como sus propias cuchillas. En estas páginas, Logan no se enfrenta a villanos de opereta ni a amenazas pasajeras. Aquí lucha contra su propia sombra, contra los pecados que otros han escrito en su piel y contra un destino que insiste en arrastrarlo al abismo. Y, aun así, sigue en pie. Porque Lobezno no es un héroe, ni un mártir. Es lo inevitable. Es el rugido en la oscuridad. Es la tormenta que nunca se detiene.
