The Last American: después del Armagedón

– «La guerra, ¿ha…?
– Acabó hace veinte años, jefe.
«


¿Qué quedaría tras el final? Probablemente nada o poco. Tras un ataque nuclear a gran escala, solo quedarían cadáveres y cenizas. Polvo y pobres diablos que descubrirían que quizá morir hubiera sido la opción mas piadosa. Eso le ocurre a Ulysses Pilgrim, el protagonista de “The Last American”, de John Wagner, Alan Grant y Mike McMahon; una pequeña joya de culto que recientemente ha rescatado Cartem cómics para el mercado español.

Pilgrim – que en inglés significa “peregrino” – es un soldado estadounidense que ha sido criogenizado durante veinte años. Su misión: permanecer en animación suspendida en un bunker por si el inminente conflicto nuclear se desencadena, para ser reanimado veinte años después (un distópico 7 de abril de 2019) con la misión de encontrar supervivientes en los Estados Unidos. En las dos décadas que el soldado ha permanecido dormido, los peores augurios se han dado: el conflicto nuclear se desencadenó dejando tras su paso desolación y muerte. Ahora, Pilgrim es el último hombre, el último americano en pie. Pero ante él solo quedan las ruinas del horror…


«Veinte años… ¿Quién gano?»


«Una pregunta tonta.»

De esa premisa nace este cómic con un guion que explora, en clave de ciencia ficción, algunos aspectos de las consecuencias del belicismo desbocado que se daba en los años ochenta. Durante la guerra fría el miedo a una escalada nuclear siempre estuvo presente. Un sentir que, por otra parte, ha vuelto a percibirse estos últimos años dadas la actuales tensiones belicistas internacionales. Con este miedo, Wagner y Grant construyeron un guion duro que es una crítica soterrada a lo que implica el camino belicista. Una crítica que aquí se muestra en clave de lo que desencadena el uso de las armas nucleares.

De plasmarlo en viñetas se encargó Mick McMahon con su personal estilo. Uno tosco y duro, que viene muy bien para retratar la desolación que Pilgrim encuentra a su paso. Así las páginas de McMahon son el vehículo perfecto para el camino solitario de Pilgrim. El que será una toma de conciencia sobre el absurdo de la guerra, sembrado de ruinas, contaminación y cadáveres. Un camino compuesto de cuatro actos, o cuatro grapas como se editó originalmente entre diciembre de 1990 y marzo de 1991 bajo el sello de Epic de Marvel comics.

De esas cuatro entregas, las dos primeras vienen firmadas por Wagner y las siguientes por Grant, aportando cada guionista su visión del infierno nuclear que explora Pilgrim. Y aunque el tono de los cómics se asemeja, si se advierte una voz personal en los guiones que firman cada uno. De cohesionarlos se encarga el personal arte de McMahon, con su trazo tosco y grotesco; en ocasiones deformando las figuras dibujadas: recurso útil que potencia lo contado, dando énfasis así a lo que muestra. De forma certeramente árida y brutal.

Eso es lo que espera en esta joya de culto, que rescató para el mercado inglés Rebellion y que Cartem, en un excelente ejercicio de olfato creativo, ha recuperado para el mercado en castellano en una cuidada edición de 136 páginas en cartoné con traducción de Elena Hernández, donde además del cómic original tenemos reproducidas varias ilustraciones de McMahon, incluidas las cuatro portadas con las que se editó la serie en Epic.

Una edición física que va en consonancia con lo que aguarda en sus páginas: un relato con un halo pesimista dada la situación que expone. Una que es ficción, pero esconde una lúcida crítica al belicismo desacerbado de otras épocas. Uno que, por desgracia, sigue vigente en la actual coyuntura internacional. Por todo eso, “The Last American”, sigue manteniendo la fuerza y lucidez con la que fue concebido allá al comienzo de los años noventa. Por todo eso, conviene recorrerlo nuevamente.

Deja un comentario