
Si creías que el futuro sería un paraíso de coches voladores y robots que te hagan el café, Albert Monteys tiene algo que decirte: ¡prepárate para una buena ración de ironía cósmica! «Universo! Volumen 2» no solo nos lleva de paseo por un mañana lleno de inventos descabellados y situaciones surrealistas, sino que lo hace con un humor afilado y una creatividad desbordante. Desde su primer volumen, ha demostrado ser un cóctel explosivo de ciencia ficción, sátira y un ingenio espectacular. En esta segunda entrega, Monteys nos vuelve a embarcar en historias independientes que, como piezas de un gigantesco rompecabezas, terminan formando una visión hilarante y demoledora del porvenir. Aquí no hay héroes perfectos ni destinos gloriosos: hay humanos (y no tan humanos) tratando de sobrevivir a su propio progreso con más torpeza que otra cosa.
Por eso, el gran talento de Monteys radica en su capacidad para imaginar un futuro que parece sacado de una charla con Julio Verne, pero que en realidad es un caos absoluto (aunque al ritmo que vamos puede que alguno lo vea dentro de un tiempo). Nos encontramos con paradojas temporales que harían sudar a un físico cuántico, inteligencias artificiales con más personalidad que muchos humanos y descubrimientos espaciales que ya fueron descubiertos. Pero, sobre todo, encontramos la confirmación de que, pase lo que pase, la humanidad seguirá siendo igual de patosa, egocéntrica y, a ratos, entrañable. Por todo eso, este segundo volumen amplía la locura con historias que juegan con la idea del trabajo en la era de la automatización (spoiler: no termina bien), formas insólitas del universo provenientes de multitud de líneas temporales y civilizaciones que ovacionan a astronautas que todavía no llegaron. De ahí que Monteys no se limite a predecir el futuro, sino que se ríe de él y, de paso, del ser humano.

Aunque estas páginas están impregnadas de humor, no es una obra puramente cómica. Monteys introduce una fuerte carga melancólica en muchas de sus historias, recordándonos que el futuro, por más avanzado que sea, no resolverá todas nuestras inquietudes existenciales. La soledad, la incomunicación y o la mejora corporal de los humanos son temas recurrentes que dotan a la obra de una profundidad inesperada. Algunos episodios destacan por su capacidad para provocar una reflexión más allá de la mera risa. La idea de que la humanidad pueda extenderse por la galaxia, pero seguir atrapada en los mismos problemas de siempre es un mensaje muy inquietante, que este autor barcelonés transmite con un tono que oscila entre la carcajada y el desencanto.
La última historia es, sin lugar a dudas, un punto culminante que merece una mención especial. Monteys no solo se enfrenta al reto de contar una historia sin palabras, sino que lo hace con tal maestría que la trama parece fluir de manera natural, como si las imágenes hablaran por sí solas. Es una historia que no necesita palabras porque todo lo que se necesita saber está ahí, entre las líneas, en la composición de las viñetas, en la expresión de los personajes. Me encantaría resaltar la audacia y la habilidad de este creador para hacer que un relato tan visualmente complejo y profundo sea completamente accesible y entretenido sin ninguna letra. Además, el hecho de que recurra a Mr. Worthan, ese personaje emblemático que representa al capitalismo más salvaje, refuerza cómo es capaz de dibujar y contar una historia de gran calado social sin necesidad de decir una palabra. La manera en que sus personajes transmiten emociones a través de sus gestos, sus posturas y sus miradas, junto con la atmósfera de explotación laboral que se crea, hace que todo el relato se vuelva sorprendentemente elocuente.

En el aspecto gráfico, el dibujo es pura dinamita. Su estilo caricaturesco, combinado con una forma de narrar muy ágil y con un color vibrante, hace que cada página sea una fiesta para los ojos. Además, el autor juega con la estructura de las viñetas de manera magistral, regalándonos composiciones ingeniosas que potencian aún más que estas páginas tan maravillosas. Las expresiones de los personajes, la estética de los mundos futuristas y el detalle con el que plasma cada absurda invención contribuyen a que el lector quede atrapado en este universo de locura cósmica. Monteys se divierte con cada página, y eso se nota y se agradece.
Este volumen editado por Astiberri refleja el cuidado con el que se ha adaptado al formato físico, sin perder la frescura ni la esencia de su origen de la plataforma de cómic digital Panel Syndicante. Estas 152 páginas a color no son solo un regreso triunfal, son una celebración del cómic como medio y de la ciencia ficción como género. Son un recordatorio de por qué Albert Monteys es uno de los autores más brillantes de nuestro tiempo: porque juega, arriesga y experimenta como pocos. Y porque, años después, sigue encontrando nuevas formas de sorprendernos. Si te gustan los viajes espaciales con escalas en lo inesperado, las historias que te hacen reír y pensar a la vez, y los autores que no tienen miedo de desatar su creatividad sin límites, Universo es un destino obligatorio en tu mapa estelar de lecturas. ¡Abrochaos los cinturones y a disfrutar del viaje!
