
Desde su primera aparición en 1962, Peter Parker ha pasado por incontables altibajos, desde sus orígenes humildes como un adolescente con problemas económicos hasta convertirse en un héroe a nivel global. Dentro de su amplio repertorio de series, «Peter Parker: El Espectacular Spiderman» («Peter Parker: The Spectacular Spider-Man«) ha servido tradicionalmente como un título más centrado en el aspecto personal del personaje, alejado de los grandes eventos de «El Asombroso Spiderman» («The Amazing Spider-Man«) o las reinterpretaciones de «Ultímate Spiderman«. Cuando Marvel decidió relanzar la serie en 2017 con Chip Zdarsky a la cabeza, el objetivo estaba claro: traer de vuelta el tono más íntimo y callejero del trepamuros, sin perder de vista la acción y la aventura. Lo que surgió fue una de las etapas más interesantes del momento con un Zdarsky que demostró no solo su capacidad para el humor, sino también su habilidad para explorar la esencia de Peter Parker. En compañía de un elenco de artistas de primer nivel como Adam Kubert, Michael Walsh, Goran Parlov, Joe Quinones, Juan Frigeri, Mike Allred, Chris Bachalo, Jordie Bellaire o Paulo Siqueira, entre muchos otros, se logró crear una historia que combina lo mejor de los cómics clásicos de Spider-Man con una sensibilidad moderna.
La serie comienza con un primer arco que establece el tono de lo que está por venir. Peter Parker, tras haber estado envuelto en eventos de gran escala como «Imperio Secreto», decide regresar a lo básico: ser un héroe local en Nueva York, luchar contra criminales más mundanos y, en general, recuperar el contacto con su comunidad. Esta premisa, aunque aparentemente simple, permite jugar con las dinámicas que hacen de Spider-Man un personaje tan querido. El guionista canadiense introduce un misterio: el regreso de Teresa Parker, la misteriosa mujer que en el pasado fue presentada como la posible hermana de Peter. La relación entre ambos es el corazón de esta historia, llevándolos a enfrentarse a una conspiración que involucra al «Chapucero», un villano clásico de Spider-Man que en manos de Zdarsky recibe una actualización interesante. Lejos de ser solo un anciano que construye dispositivos para supervillanos, aquí se presenta como una amenaza tecnológica con un alcance global, lo que obliga a Peter a salir de su zona de confort. Este arranque de la serie está ilustrado principalmente por Adam Kubert junto con Juan Frigeri y logra introducirnos en ese mundo callejero que están tan perfecto para esta serie.

Zdarsky se divierte con la química entre los personajes, especialmente con J. Jonah Jameson, quien tiene una de las evoluciones más sorprendentes en esta etapa. Lo que comienza como una clásica enemistad da un vuelco inesperado, llevándonos al que probablemente sea el mayor cambio en la relación entre Jameson y Peter en décadas. Pero no se queda solo en las emociones: también hay acción a raudales, con enfrentamientos memorables contra villanos de toda la vida. Donde veremos una revelación sorprendente que acarreara consecuencias en los números posteriores, involucrando una red de espionaje tecnológico con consecuencias inesperadas para todos los implicados. Aunque podría decirse que no inventa nada nuevo, es en estos momentos donde Zdarsky brilla, equilibrando la comedia con la emoción genuina. Además, Michael Walsh toma el relevo en el apartado artístico durante un número (el sexto), aportando un estilo más suelto y expresivo que encaja perfectamente con el tono más ligero de los diálogos entre Peter y Jonah. Sus ilustraciones enfatizan los gestos exagerados y las reacciones cómicas, sin perder de vista el dramatismo cuando la historia lo requiere.
Otro de los puntos que podría destacar de esta serie llega con el momento en el que Peter Parker se ve obligado a viajar en el tiempo. Lejos de ser solo un truco narrativo, este viaje sirve como un vehículo para explorar la historia del personaje desde una nueva perspectiva. Zdarsky usa esta oportunidad para sumergirse en la psique de Peter, enfrentándolo a versiones pasadas de sí mismo y a eventos clave de su vida. La estética de estos números cambia radicalmente gracias a la participación de Joe Quinones respecto del estilo de Kubert con unos trazos más limpios y estilizados. Aunque con todo y eso esta historia da una sensación de urgencia y confusión que refuerza la idea del viaje en el tiempo como algo peligroso e impredecible.

El cierre del tomo llega con el número 310, un cómic autoconclusivo que funciona como el epílogo perfecto para la etapa de Zdarsky. En esta entrega, Peter reflexiona sobre su vida como Spider-Man a través de los ojos de las personas que ha ayudado a lo largo de los años. Es una historia emotiva, melancólica y, sobre todo, fiel al espíritu del personaje. Zdarsky no solo escribe este número, sino que también se encarga del arte, mostrando que su talento va más allá del guion. Su estilo de dibujo, aunque menos refinado que el de sus colaboradores, transmite una calidez y una sinceridad que hacen de este cómic una de las mejores despedidas que un autor ha dado a Spider-Man en los últimos tiempos. Y por todos estos detalles este número gano un premio Eisner a mejor relato unitario.
Este volumen, que edita Panini Comics junto con SD Distribuciones, consta de un total de 576 que incluyen «Peter Parker: The Spectacular Spider-Man» #1 al #6, #297 al #310, Peter Parker: The Spectacular Spider-Man Annual 1 y especial del Free Comic Book day 2017 USA. Este integral, traducido por Santiago García, incluye al final del mismo un epilogo escrito por Chip Zdarsky y varios bocetos de las páginas de los tebeos, así como las portadas alternativas realizadas por Mike Deodato Jr, Sam Spratt, John Cassaday, Joe Jusko, Mike Perkins o Ross Andru, entre otros muchos. Además de un prólogo escrito por Xavi Sanz explicando los entresijos de los tebeos aparecidos en el integral relacionados con la remuneración de la cabecera.

Al final, este volumen no es solo una recopilación de cómics, sino una carta de amor a Spiderman. Zdarsky no solo entendió al personaje, lo vivió, lo exprimió y lo reinventó sin traicionar su esencia. A lo largo de estas páginas, vemos a un Peter Parker humano, vulnerable, pero también más ingenioso y resiliente que nunca. Más que unos simples cómics de Spiderman, este volumen tiene lo mejor del personaje: su humor, su tragedia, su inquebrantable sentido de la responsabilidad y la huella que deja en quienes lo rodean. Zdarsky construyó una historia que, al cerrarse, deja una sensación extraña, como si nos despidiéramos de un viejo amigo sabiendo que algún día volveremos a cruzarnos con él. Y cuando eso suceda, este integral seguirá ahí, esperando ser releído, recordándonos por qué Spiderman es, y siempre será, el mejor de todos.
