
Desde el principio, la etapa de Gerry Duggan se destacó por su habilidad para equilibrar el humor más absurdo con momentos genuinamente emotivos. A lo largo de la misma se vio de todo: secretos del pasado, fantasmas, violencia gratuita, bodas con vampiros, equipos imposibles y reencuentros que han redefinido quién es Wade Wilson. Lo especial de esta etapa no es solo la montaña rusa de eventos y emociones narrada, sino cómo ha marcado un antes y un después en la vida de Masacre (Deadpool) y en la percepción que tienen sobre el los lectores. Porque sí, Wade sigue siendo el payaso sangriento de siempre, pero esta serie nos ha recordado que debajo de las bromas hay un tipo lleno de cicatrices físicas y emocionales que, a su manera, busca redimirse.
La trama principal que abarca los números #41 al #44 del Volumen 5 de Deadpool cierra varios cabos sueltos: Wade ajusta cuentas con el grupo terrorista Ultimatum, un enfrentamiento largamente esperado que mezcla violencia desmedida con el toque ridículo que caracteriza al Mercenario Bocazas. ¿Un ejemplo? Wade enfrentándose a un ejército de terroristas mientras suelta chistes sobre comida rápida y política internacional. Y como no con la aparición del villano llamado Sin Banderas (personaje recurrente en las historias del Capitán América). Pero eso no es todo. También se enfrenta a Rojo Omega, un enemigo que trae consigo ecos del oscuro pasado del proyecto soviético del supersoldado. Este combate tiene consecuencias que se sienten como un golpe directo al estómago… o al corazón, si tienes uno. Todo esto guionizado por la dupla Gerry Duggan y Brian Posehn y dibujado por Salva Espín junto con Val Staple, con un estilo cercano a la animación de los años 90. Nos recuerda a esas historias que entretienen con muy poco y que son perfectas para todos los públicos. Y con estos hilos nos preparan el tapiz para el número #45, que según la numeración original se situaría en el #250, como esa gran explosión central de este libro.

Continuamos con ese especial Deadpool #250 que nos regala una antología de historias que son un tributo perfecto al caos que define al personaje. Dibujado y escrito por una alineación que incluye a J.J. Kirby, Natalie Nourigat, Ben Acker, Jason Mantzoukas, Scott Aukerman, Matt Selman y muchos otros, este número recopila relatos cortos que van desde lo hilarante hasta lo completamente ridículo. ¿Un funeral lacrimógeno y lleno de realismo oscuro? Ni hablar. Aquí hay acción, humor y escenas que muestran por qué Wade Wilson no es solo un bufón en mallas rojas, sino un personaje complejo y, sobre todo, peligroso. Estas paginas cuentan con múltiples historias que hacen gala del mejor humor metatextual. Los escritores y artistas se divierten parodiando el propio concepto de los cómics, las convenciones del género y, claro, la absurda idea de que Masacre pueda permanecer muerto. Una de las historias más divertidas es cuando Wade se hace con el guantelete del infinito demostrando a enemigos y amigos que hasta el «thanoscoptero» tiene su punto de gracia. Además de mencionar que la última página es un delirio entre Clark Gregg y el editor de la serie Jordan D. White en un juego divertido que rompe la cuarta pared.
Una mención aparte sería la miniserie Secret Wars: Mrs. Deadpool & The Howling Commandos 1-4 que está incluida en este integral. La historia se relata durante los eventos de Secret Wars. Masacre ni siquiera puede morirse sin complicar las cosas. Y por eso entra en juego Shiklah, su demoníaca esposa (sí, Wade está casado, aunque su relación es tan normal como una telenovela con explosiones). Esta miniserie nos traslada a un mundo donde Shiklah toma el protagonismo. La historia comienza con una premisa absurda pero brillantemente ejecutada: Shiklah lidera un grupo de monstruos sobrenaturales, los Comandos Aulladores (no los de Nick Furia), para enfrentarse a Drácula, que busca reclamar su trono. ¿Qué puede salir mal? Bueno, considerando que Drácula es un tipo particularmente rencoroso y que Masacre, a pesar de estar muerto, sigue apareciendo como narrador fantasma.

Lo que destaca en esta miniserie es su habilidad para equilibrar la acción y el humor con toques de drama. Shiklah es feroz, carismática y claramente capaz de llevar su propia historia. Los comandos, por su parte, son una mezcla gloriosa de personajes bizarros, incluyendo al Hombre-Cosa, Frankenstein o la Momia, que aportan momentos de muy divertidos. Pero el corazón del cómic está en la dinámica entre Shiklah y la presencia espectral de Wade, que proporciona un contrapunto cómico y melancólico a la vez. Y claro, el desenlace es tan caótico y grandilocuente como esperarías de una historia donde monstruos, magia y sarcasmo chocan en cada página. Esta miniserie esta guionizada y dibujada por Gerry Duggan, Salva Espin y Val Staples cerrando un pequeño circulo en cuanto al estilo de dibujo del inicio del integral y el final.
Como todas las cosas buenas, éstas llegan a su fin, y con el Mercenario Bocazas no podía ser de otra manera. Este último número de su colección Marvel Omnibus de Panini Comics, con traducción de Uriel López, no solo marca el cierre de una era, sino que lo hace de manera dramática, épica y absolutamente divertida. La muerte de Wade Wilson, el antihéroe más irreverente de Marvel, no es un chiste ni un engaño: es un adiós(nunca es un adiós) que nos sitúa a los lectores justo antes de las modernas Guerras Secretas, cuando Jonathan Hickman tomó los mandos. Este cierre no solo rinde homenaje al legado de Masacre, sino que deja un vacío lleno de potencial en la vida de Masacre que seguro veremos en siguientes recopilaciones. Por todo eso, en un mundo donde lo absurdo y lo trágico se entremezclan, el adiós de Wade Wilson no es el final de la historia, sino el inicio de nuevas posibilidades. Porque si algo nos ha enseñado Masacre es que, incluso en el caos, siempre hay espacio para la risa y la redención.
