
Imagina esto: un perro bonachón con la energía de un niño en una tienda de golosinas y un gato que parece haber leído El arte de la guerra y El arte de pasar de todo al mismo tiempo. Ponlos a vivir bajo el mismo techo, añádeles un vecindario lleno de personajes pintorescos y situaciones disparatadas, y tendrás MUTTS, la obra de Patrick McDonnell que lleva cuarenta años recordándonos que la vida es mejor con una pizca de ternura, una cucharada de locura y una buena dosis de pelos en la ropa. Este volumen, que recopila las tiras diarias del 2019, es un desfile de risas, reflexiones y algún que otro momento en el que te preguntas: «¿Por qué estoy llorando por un perro y un gato dibujados?». Pues bien, querido lector, prepara tus pañuelos (y tus costillas, porque también te vas a partir de risa), que aquí te cuento todo lo que hace de MUTTS un cómic tan especial.
Por un lado, tenemos a Earl, el perro mestizo que es básicamente un rayo de sol con patas. Si fuera humano, sería ese amigo que te arrastra al karaoke, te hace probar comida que no puedes pronunciar y te convence de que comprar entradas para el circo acrobático vietnamita es la mejor idea de tu vida. Luego está Mooch, el gato blanco y negro que llegó «temporalmente» al hogar del perro. Spoiler: no hay nada más permanente que un gato que se hace dueño de tu casa y, de paso, de tu alma. Mooch es el yin del yang de Earl. Donde el perro ve aventuras, el gato ve un mundo diferente. Donde uno busca hacer amigos, otro planea cómo evitarlos. Son como Laurel y Hardy, pero con más bigotes y sin pantalones. La dinámica entre estos dos es el corazón de esta historia. Pero MUTTS no sería lo mismo sin su elenco secundario de personajes peludos y humanos que completan este mosaico de humor y ternura. Cada tira te invita a un paseo por el vecindario, donde McDonnell convierte lo cotidiano en extraordinario. Una simple caminata al parque puede ser una épica batalla de ingenio entre gatos, mientras que un día lluvioso se transforma en un homenaje al poder de la amistad. ¿Y qué me dices de las relaciones con los humanos? McDonnell captura a la perfección esa mirada entre un perro y su dueño.

Lo que hace que este integral destaque es su capacidad para hacer reír, pero también para tocar temas importantes. Este volumen es especialmente emotivo porque refuerza un mensaje claro: los animales no solo son compañeros de vida; son seres con derechos, emociones y una capacidad infinita para amar sin condiciones (aunque a veces exijan snacks a cambio). McDonnell aprovecha las tiras para recordarnos la importancia de la adopción, el respeto por la naturaleza y la necesidad de proteger a los más vulnerables. Pero no lo hace con sermones; lo hace con historias que te hacen reflexionar mientras sonríes. Es como ese amigo que te invita a un picnic y, de paso, te habla de la importancia del reciclaje sin que te des cuenta de que te está contando algo importante.
Uno de los grandes detalles de estas tiras de humor son los globos de pensamiento de Mooch y Earl. Cuando sus dueños están cerca, estas pequeñas ventanas a sus mentes revelan un universo de reflexiones hilarantes y conmovedoras. Desde las cavilaciones filosóficas del gato sobre por qué los humanos son tan extraños, hasta los pensamientos simples pero profundos de Earl sobre la alegría de un buen hueso, los globos de pensamiento son la columna vertebral emocional de las tiras. Es aquí donde Patrick McDonnell demuestra ser un maestro del minimalismo. Con pocas palabras y dibujos sencillos, logra encapsular todo lo que amamos de nuestros amigos de cuatro patas: su honestidad, su ternura y, sí, su habilidad para manipularnos sin esfuerzo.

Visualmente, MUTTS es un regalo para los ojos. McDonnell tiene un estilo limpio y elegante que parece sencillo, pero que transmite una profundidad impresionante. Un par de líneas bien colocadas pueden capturar la alegría de un perro corriendo tras una pelota o la altiva indiferencia de un gato mirando una mosca (y decidiendo que no vale la pena el esfuerzo). Las tiras de este volumen tienen una frescura que sigue sorprendiendo, incluso después de décadas. McDonnell sabe jugar con el espacio, el silencio y los detalles mínimos para crear viñetas que hablan directamente al corazón.
Si estás pensando en sumergirte en el mundo de Mooch, Earl y sus reflexiones existenciales (y no tan existenciales), déjame decirte que la edición que nos trae Dolmen Editorial es muy fácil de leer, con un tamaño de 21×21 cm. Con una introducción de Jordi Canyissá, este tomo de 112 páginas en blanco y negro no solo te deja disfrutar de las viñetas en todo su esplendor, sino que también es el regalo perfecto para ese amigo amante de los animales… o para ti, porque seamos sinceros, te lo mereces. Además, McDonnell no se anda con tonterías: su arte está al nivel de titanes como Snoopy, Krazy Kat o Calvin & Hobbes. Es decir, este no es solo un cómic: es una obra del humor inteligente, con un dibujo brillante y ese amor profundo por los animales que hace que quieras abrazar a tu mascota… o adoptar una, si todavía no tienes. Así que, hazle un favor a tu corazón (y a tu estantería) y consigue este tomo. Porque si MUTTS fuera un animal, sería un cachorro que te sigue a casa, te roba el sofá y, de alguna manera, también tu corazón.
