Brutal Confesiones de un detective de homicidios 3. Un juego peligroso

En el tercer volumen de «Brutal» (“Satsujin Kansatsukan No Kokuhaku”, ブルータル 殺人監察官の告白), Kei Koga y Ryo Izawa profundizan en las oscuras cavernas del alma humana con dos relatos escalofriantes que exponen la crueldad inherente de nuestra sociedad moderna. Una vez más, seguimos al detective Dan Hiroki, un vengador sombrío cuyo sentido de la justicia es tan afilado como la hoja de su cuchillo. Este volumen, brutal en todos los sentidos de la palabra, explora la fragilidad de los más vulnerables en la sociedad, enfrentándolos al espectáculo grotesco de una cultura digital que se alimenta del sufrimiento ajeno.

La primera historia nos transporta al lado más retorcido de la era digital: el mundo de los youtubers dispuestos a cualquier cosa por una pizca de notoriedad. Aquí, un creador de contenido se convierte en un villano moderno, utilizando a personas vulnerables como piezas en sus crueles «experimentos sociales». El espectáculo es su droga, y sus videos (llenos de violencia y muerte) se convierten en el vehículo para satisfacer su narcisismo. Dan Hiroki, que sigue acechando como un depredador nocturno, encuentra en este youtuber a su próximo objetivo. La trama explora con una precisión quirúrgica la insensibilidad que puede surgir en la búsqueda de la fama. Los creadores de contenido digital, en su delirio de grandeza, se ven como intocables, pero Dan demuestra que incluso los reyes de las vistas pueden caer. La secuencia final de esta historia es digna de una pesadilla, Dan orquesta su propia versión de «contenido viral», convirtiendo al influencer en protagonista de un espectáculo grotesco que sirve como advertencia para quienes cruzan la línea de la humanidad. La crudeza de estas escenas es impactante, pero no gratuita; son un recordatorio de que las acciones tienen consecuencias, incluso en el mundo aparentemente sin reglas de internet.

La segunda historia del volumen se centra en una serie de asesinatos de vagabundos. Personas que ya viven en los márgenes, ignoradas y despreciadas, son víctimas de una mente perversa que ve en ellos poco más que carne descartable. Dan Hiroki, motivado no solo por el deber, sino por un odio visceral hacia la injusticia, se embarca en una investigación que lo llevará a las entrañas más sombrías de la ciudad. Aquí, los autores retratan un mundo despiadado, donde la compasión es una reliquia olvidada. El asesino, un individuo consumido por una ideología retorcida que ve a los vagabundos como un «peso muerto» para la sociedad, es una figura que provoca del mismo modo repulsión como una inquietante familiaridad. Koga e Izawa no solo presentan a un monstruo, sino que nos obligan a mirar el espejo oscuro de nuestros propios prejuicios. Dan, por su parte, desata una furia fría e implacable, castigando al asesino con una meticulosidad que bordea lo ritual.

Aunque es fácil ver a Dan como un vengador justiciero, este volumen nos empuja a cuestionar su moralidad. ¿Es un héroe, un antihéroe o simplemente un monstruo que caza a otros monstruos? Koga e Izawa no dan respuestas fáciles. En cambio, nos sumergen en la ambigüedad ética, donde cada acto de justicia de Dan está teñido de sangre y obsesión. Los temas de este volumen son inquietantemente contemporáneos. La marginación de los más pobres y la deshumanización que surge en las redes sociales son problemas que muchos preferirían ignorar. Pero Brutal no permite esa comodidad. Cada página exige que el lector enfrente la fealdad del mundo, y lo hace con una elegancia macabra que es tan fascinante como perturbadora.

El volumen 3 de Brutal es una experiencia que deja cicatrices. Con sus 160 páginas, esta edición de Kitsune Manga no solo preserva la esencia de la obra original, sino que la enriquece con una traducción fluida de Makoto Morinaga y un cuidado diseño que hacen justicia al arte y al guion. Prepárate para entrar en un mundo donde las sombras no solo ocultan el mal, sino que lo enfrentan con una ferocidad implacable.

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