
El cómic «Bestias» de John Carlin y Oriol Malet es una alegoría política inspirada en la novela clásica de George Orwell llamada Rebelión en la Granja. Esta historia arroja una mirada profundamente crítica sobre los últimos 45 años de la historia política de Nicaragua. Sin mencionar explícitamente el país ni los nombres de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo. Este tebeo construye un universo simbólico en el que animales, en este caso cabras y cerdos, protagonizan una historia de revolución, traición y corrupción moral. La obra narra cómo las cabras derrocan la tiranía de los cerdos solo para convertirse, eventualmente, en déspotas aún más aborrecibles. Este ciclo de opresión, donde los ideales revolucionarios iniciales se pervierten, refleja de manera inquietante la trayectoria política de Ortega y Murillo, quienes pasaron de liderar una revolución contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle a instaurar un régimen propio marcado por la represión y el abuso de poder.
El núcleo temático de Bestias radica en la capacidad de sus autores para actualizar la famosa premisa de Orwell: «Todos los animales son iguales… pero algunos animales son más iguales que otros». Sin caer en obviedades, Carlin y Malet trazan paralelismos entre los eventos de la obra y la historia reciente, llevando al lector a una reflexión incómoda: ¿Qué tanto hemos avanzado como sociedad si seguimos atrapados en las mismas dinámicas de abuso y traición? Los autores no se limitan a contar la historia de una revolución animal que se desmorona; va más allá al señalar que este fenómeno no es exclusivo de las dictaduras. La corrupción del poder no respeta fronteras ni sistemas políticos: afecta por igual a las democracias más florecientes. En este sentido, la obra adquiere una relevancia global, plantando una semilla de duda en el lector sobre las estructuras de poder en las que confía.

Por otro lado, John Carlin usa el humor negro como una de sus mayores virtudes. A través de diálogos agudos y situaciones que rozan lo absurdo, consigue arrancar sonrisas incluso en los momentos más oscuros. Sin embargo, estas sonrisas pronto se transforman en una mueca de inquietud, porque detrás de cada chiste se esconde una verdad brutal sobre la naturaleza humana. Por ejemplo, las disputas entre los animales no son solo metáforas de conflictos políticos; también representan las luchas internas del ego humano, los intereses individuales que erosionan los sueños colectivos. El punto climático es particularmente escalofriante: la pequeña cabrita protagonista desde el inicio recibe cada noche la visita del presidente en una lujosa habitación del palacio, con la connivencia de su madre. Esta parte del comic está basado en el caso real de Zoilamérica Narváez, hijastra de Ortega, quien denunció abusos sexuales sufridos desde la infancia, solo para ser rechazada y condenada por su propia madre, Rosario Murillo. En estas páginas, Murillo es representada como la «mujer cabra«, quien, en un pacto indecente, elige al poder por encima de su hija, transformándose simbólicamente en cerda junto a Ortega.
Si la pluma de Carlin es incisiva, el pincel de Oriol Malet es el golpe final que deja al lector sin aliento. Su estilo, que combina un realismo expresivo con toques surrealistas, es perfecto para una obra que transita entre la fábula y la sátira. Los escenarios, a menudo sombríos y cargados de simbolismo, complementan el relato de forma impecable. Malet tiene un talento especial para capturar la dualidad de los personajes animales: su apariencia salvaje y su esencia humana. Cada trazo parece gritar que estas bestias no son solo metáforas; son reflejos de nosotros mismos. Además, el uso del color, con tonos cálidos para los momentos de esperanza y oscuros para los de traición, mejoran si cabe esos maravillosos dibujos que vemos en las viñeta, sorprendiendo con detalles que enriquecen la obra. Uno de los momentos más memorables es el homenaje al icónico cuadro Los fusilamientos del 3 de mayo de Francisco José de Goya y Lucientes, en el que Malet recrea la escena con animales, reinterpretando la brutalidad y la desesperanza de la obra original con una fuerza simbólica que deja huella.

La edición, publicada por Astiberri Ediciones, está a la altura de su contenido. Con 120 páginas a todo color, en un formato cartoné de 19 x 26,8 cm. Por lo que implica la obra, su capacidad para entretener, conmover y hacer reflexionar la convierte en una lectura más que recomendable. Es una fábula que ruge con fuerza, un recordatorio de que la lucha por la justicia y la igualdad es un camino lleno de desafíos, y una invitación a no perder de vista los ideales que realmente importan. Con «Bestias«, Carlin y Malet no solo cuentan una historia, sino que dejan unas reflexiones profundas sobre la fragilidad de los ideales frente al poder y la corrupción.
