“Ya hacía muchas cosas antes, pero unirme al club de las Canguro ha sido una de las mejores cosas de mudarnos a Stoneybrook.”
Así se expresa Jessi, la nueva integrante del club más querido por muchas jóvenes lectoras de todo el mundo, “El Club de las Canguro”. Ella será la encargada de cuidar de un par de niños, Haley y Matthew, también nuevos en el barrio. Para cuidarlos tendrá que aprender el lenguaje de signos, pues Matthew, de siete años, es sordo. Así se comunicará con el, aprendiendo una lección sobre integración de la diversidad y desarrollando “un lenguaje secreto” que, pronto, todos la chavalada del barrio querrá saber también.

De esta premisa parte el duodécimo volumen de “El Club de las Canguro: El lenguaje secreto de Jessi” (“The Baby-Sitters Club #12: Jessi’s Secret Language«) donde Chan Chau vuelve a encargarse de adaptar al cómic a Ann M. Martin de forma efectiva. Editado en castellano por Maeva, con traducción de Ana Belén Fletes Valera, este tebeo sigue la senda de éxito de los volúmenes que les precede.
Una senda que bien puede interpretarse en dos vertientes. La primera la económica por el grado de superventas que tiene “El Club de las Canguro” desde hace décadas. Los cómics se pueden considerar de los mayores “Best Sellers” actuales del tebeo estadounidense, siguiendo la estela marcada antaño por las novelas.

La segunda, y quizá la más notable, es la artística y pedagógica, que intentaremos desgranar a continuación. Por la parte que más nos afecta, la puramente relacionada con el cómic, “El Club de las Canguro” se ha convertido en una serie con una identidad gráfica propia, hecho reforzado por los dibujantes que han pasado por la cabecera, que saben mantener ese “toque” cómic tras cómic. Chau Chau, la autora de “El lenguaje secreto de Jessi”, ya es un nombre conocido para el fandom de la serie, pues suya es la autoría del décimo volumen “Los vecinos nuevos de Kristy”. Como en aquella entrega, Chan Chau mantiene la esencia gráfica que caracteriza a la serie en composiciones de página sencillas pero efectivas. Ideales como lectura preadolescente a las que están destinados títulos como éste.
Del mismo modo, la paleta aplicada por Branden Lamb y Sam Bennett mantiene la cohesión cromática con funcionales y sencillos colores que hacen de las páginas un paseo agradable para su joven público. Así sigue consolidándose este “slice of life” en viñetas para pequeñas lectoras, con el añadido de que los elementos de integración, convivencia y educación que van implícitos en los relatos tienen un fuerte componente pedagógico, lleno de valores cívicos. Y, lo que es más importante, quedan expuestos de forma orgánica en las tramas argumentales.

Editado este otoño por Maeva, “El Club de las Canguro 12: El lenguaje secreto de Jessi” se postula como una lectura ideal para las niñas. Tanto las que comienzan a leer como las que ya les queda poco para llegar a la adolescencia. Tanto por lo que aporta en términos pedagógicos lo contado como, por lo interesante de las tramas para las jóvenes lectoras a las que está destinado este tebeo.
