
Pocos han sabido expresar el terror en alta mar como William Hope Hodgson (1877-1918). Paradójicamente, su obra más conocida sucede en tierra firme: “La casa del confín de la tierra”, que adaptó Richard Corben al cómic, si bien sus siniestros relatos marinos siguen siendo un yacimiento de lo espeluznante. Hodgson es considerado por muchos uno de los maestros del “Terror Materialista”, fue una influencia decisiva para que Howard Phillips Lovecraft llevara al “Horror Cósmico” a las altas cotas que alcanzaron en su obra.
Hodgson, que fue marinero antes que escritor, consiguió con sus textos captar la majestuosidad de la vida a bordo, en la inmensidad del océano. Hecho que supo revestir de una gran dosis siniestra, donde su prosa sugestionaba a quién la leyera, dejando una sensación de desazón espeluznante; yendo, en definitiva, a los resortes más esenciales de lo que causa horror. Conforme se recorrían sus relatos, lo siniestro iba empapando, como la humedad en alta mar, cada poro de quien los leyese. No mostrando, siempre sugiriendo, dejando la puerta abierta a esa oscuridad en medio de los mares. Donde no todo es conocido. Donde lo que se cree reconocer, puede revestirse de un halo escalofriante, mientras la calma de las olas solo es la antesala de que se desencadene la tormenta de lo desconocido, de lo verdaderamente monstruoso.

Consciente de los hallazgos que suponen los textos de Hodgson, Carlos Giménez se acercó a dos de ellos para llevarlos a las viñetas. Son los que conforman su, hasta ahora, último cómic publicado: “Una voz en la noche”, estrenado el pasado verano por Reservoir Books. En él nos esperan dos relatos de Hodgson llevados con oficio al noveno arte. Uno es el que da título al cómic, el otro es “La nave abandonada”.
Publicado por primera vez en las páginas de Blue Book Magazine en 1907, “Una voz en la noche” («The Voice in the Night«), sintetiza a la perfección los recursos y elementos propios de la prosa de Hodgson. Del mismo modo le sigue la estela “La Nave abandonada” («The Derelict”), que vio la luz cinco años después, en 1912, en las páginas de “The Red Magazine”, y que es un hallazgo en toda regla, pues la criatura que aparece en la historia es la antesala a lo que en años posteriores desarrollaría y ampliaría con maestría Lovecraft. Tal es la fuerza de “La Nave Abandonada” que no pocas veces ha titulado antologías de los relatos de Hodgson. Relatos que, aunque pasado más de un siglo desde su creación, siguen sobrecogiendo e inquietando a quienes recorran sus párrafos.

Son textos cuyo mayor valor es la capacidad de sugestión. Trasladar un material de estas características a otro medio de expresión que sea más visual, como puedan ser el cine o el cómic, se antoja una tarea difícil. Principalmente porque tanto el séptimo como noveno arte hacen de lo visual un arma. Sin embargo, si caen en las manos adecuadas que sepan maridar con efectividad texto y dibujo, el resultado puede ser más que solvente. Y las de Carlos Giménez están fuera de toda duda en un campo como es el del cómic.
Sabiendo los puntos fuertes de ambos relatos, Giménez los traslada al cómic con una máxima que cumple a rajatabla: sugerir más que mostrar. Captando así la esencia de lo que supone estos cuentos siniestros, intensificando los momentos cumbre en los rostros de los personajes que asisten a lo espeluznante. Siendo estos los verdaderos catalizadores que despiertan los momentos de horror. Aquí no se trata de dibujar monstruos, sino de plasmar algo más difícil: el miedo, horror y desasosiego en sí mismos. Eso es lo que Giménez logra con la nitidez expresiva de sus protagonistas, en cuyos rostros se va elevando la tensión y la angustia que trasmiten estas páginas.

Así se rebela certera la adaptación de Hodgson realizada por Carlos Giménez, que cuenta con el color de Carlos Vila. Llena de efectividad y oficio, “Una voz en la noche” puede comenzar como un susurro que va tomando cuerpo mientras una brisa de escalofrío envuelve al lector hasta tornarse un grito de desespero. Que no se ve, pero inquieta. Señal de la efectivad de este cómic.
