La cacería no conoce fronteras ni tiempos. Desde las junglas sofocantes de América Latina hasta las profundidades del océano, desde prisiones de alta tecnología hasta los rincones más oscuros del espacio y los terrenos más primitivos de la humanidad, los yautja, los cazadores definitivos, siempre han estado ahí. Su presencia es un desafío constante a los límites de la supervivencia y la moralidad humana: ¿quién es la presa y quién es el cazador? Por eso la franquicia Predator fue llevada al mundo del cómic por Dark Horse Comics, encontrando el terreno ideal para expandir el mito del cazador intergaláctico, ofreciéndonos historias tan variadas como brutales. Algunos de los títulos más representativos que definieron el universo de depredador en el cómic: desde aventuras acuáticas como «Infierno Acuático» («Hell & Hot Water») hasta las confrontaciones más introspectivas en «Cautivo» («Captive») o «Némesis«, pasando por la grandilocuencia estilizada de «Xenogénesis» y las sagas posteriores como «Cazadores» («Hunters»).

La fortaleza de estos tebeos radica en su capacidad de llevar al depredador a espacios donde menos se le espera. Por destacar varios de ellos entre los que se encuentran, por ejemplo, «Infierno Acuático». Una historia que toma las reglas del juego y las sumerge, literalmente, en las profundidades del océano. Aquí, los cazadores dominan un entorno ajeno a los humanos: las aguas frías, oscuras y claustrofóbicas del mar. Los enfrentamientos se vuelven opresivos, tensos, y el mar mismo parece ser una extensión de los cazadores. Lo que sobresale es cómo los autores logran adaptar la cacería a un hábitat desconocido, utilizando la presión del agua y el miedo ancestral a lo que acecha en las profundidades. En un giro más británico, Némesis («Predator: Nemesis«) nos introduce en un terreno entre Gran Bretaña y la India. Aquí, un depredador da caza a todo lo que se pone por delante hasta que encuentra la horma de su zapato en un capitán de policía del cuerpo británico. La investigación y el duelo son temas clave, y el depredador, aunque monstruoso, es también un símbolo de honor y justicia distorsionada. En el otro extremo de la ecuación, Cautivo («Predator: Captive«) presenta una premisa fascinante: ¿qué ocurre cuando el cazador es atrapado? Encerrado en una prisión de alta tecnología por científicos arrogantes, un depredador se convierte en objeto de estudio. Pero lo que los humanos olvidan es que no se puede encerrar al espíritu indomable de un yautja. La tensión se construye de manera magistral, pues el lector sabe que la venganza es inevitable.
Por otro lado, Mundo Natal («Predator: Homeworld”) retoma una premisa más clásica: un Predator suelto en un entorno humano. Sin embargo, esta historia va más allá del horror inmediato para profundizar en el efecto emocional que produce la presencia del cazador. Los protagonistas no solo luchan por sobrevivir, sino que enfrentan sus propios demonios internos. Es una historia de horror psicológico que recuerda que, muchas veces, los peores monstruos son los que ya habitan en nosotros.

A finales de los años 90, el estilo visual del cómic se inclinó hacia lo exagerado y lo espectacular, siendo «Xenogénesis» («Predator: Xenogenesis«) un claro ejemplo de ello. Aquí, los depredadores se enfrentan no solo a humanos, sino a nuevas amenazas tecnológicas. El arte es explosivo, con combates exagerados y un diseño vibrante. En estos tebeos no se hacen sutilezas; es acción pura y sin descanso, con un ritmo frenético y un despliegue visual impresionante.
Con el paso de los años, Dark Horse reinventó las historias de este monstruo creado por Stanley Winston para una nueva generación de lectores. Predator: Cazadores («Predator: Hunters«) y sus secuelas funcionan como una carta de amor al legado del personaje. Aquí, un grupo de cazadores humanos decide invertir las reglas y perseguir a los depredadores en sus propios terrenos. Las historias combinan acción moderna con un profundo respeto por las raíces de la franquicia, logrando homenajear las historias clásicas mientras expanden el mito. Cada entrega presenta un nuevo desafío, obligando a los humanos y monstruos a adaptarse y mostrando que incluso los cazadores supremos pueden ser cazados.
Todos estos tebeos se crearon bajo las plumas de guionistas como Mark Schultz, Kevin J. Anderson, Steve Seagle, Duncan Rouleau, Gordon Rennie, James Vance y Kate Worley, Ian Edginton, John Arcudi, Marc Andreyko, David Lapham, Paul Tobin y Chris Warner. Cada historia se convierte en una pieza clave del engranaje narrativo de los depredadores. Ellos no solo nos entregan acción y sangre; exploran las complejidades de la cacería, el miedo a lo desconocido y la resistencia humana en los peores escenarios. Destacaría en este integral, la aportación de Mark Schultz en «Predator: Hell & Hot Water» es el ejemplo perfecto de un guionista que entiende la esencia del personaje y la adapta a un entorno inesperado. Schultz muestra su talento para fusionar ciencia ficción y escenarios naturales extremos. Aquí, el océano se convierte en un enemigo tanto para los humanos como para el depredador. Explora el aislamiento y la tensión claustrofóbica con maestría, creando una atmósfera donde la presencia del cazador se siente omnipresente.

En contraste, Steve Seagle y Duncan Rouleau toman las riendas de «Predator: Nemesis«. Aquí, Seagle profundiza en la idea de la venganza, explorando el vínculo retorcido entre un investigador y un depredador que se convierte en un símbolo de su propia obsesión. El guion logra equilibrar la acción con la introspección, mostrando las cicatrices que deja el encuentro con estos cazadores. Otro qué destacaría sería John Arcudi, una figura indispensable en el universo de Dark Horse por su trabajo en A.I.D.P, entiende como pocos la complejidad de los Predators. Arcudi logra humanizar a los cazadores sin perder su ferocidad, explorando su código de honor en historias donde las líneas entre presa y cazador se difuminan. Finalmente, no se puede hablar de Predator sin mencionar a Chris Warner, uno de los arquitectos originales del universo en cómic. Warner no solo ha trabajado como guionista, sino que también ha dado forma a mucha de la iconografía visual de esta gran saga, estableciendo el tono y la estética que definirían a la franquicia durante décadas.
Si bien los guionistas lograron plasmar la tensión y el horror de la cacería, es en las páginas donde artistas como Gene Colan con Gregory Wright, Sean Tierney, Jimmy Johns, Scott Kolins con John Lowe y Dave Nestelle, Jimmy Johns y Dave Steward, Duncan Rouleau con Jim Royal, Colin MacNeil, Dean Ormston, Toby Cypress, Mel Rubi, Javier Saltares, Guilherme Balbi con José Verissimo y Gary Anderson, Gabriel Guzmán y Mariano Taibo con Michael Atiyeh, Allan Jefferson con David Rivera con Jordi Tarragona y Michelle Madsen, Francisco Ruiz Velasco con Doug Wheatley, Agustín Padilla con Neeraj Menon y Brian Thies con Wes Dzioba dieron forma a los mundos donde los Predators acechan a sus presas.

Me gustaría subrayar a un autor en concreto, como es Gene Colan. Maestro del claroscuro, un dibujante que nos sumerge en esa cacería subacuática donde las sombras y las corrientes marinas juegan un papel tan importante como el cazador mismo. El trazo de Colan, suave pero definido, da una sensación fluida que encaja perfectamente con el entorno submarino. A su lado, Gregory Wright, uno de los coloristas más destacados de los noventa, utiliza una paleta fría que potencia la sensación de peligro inminente. Colan y Wright lograron un equilibrio impecable entre la belleza y el horror, estableciendo un estándar visual que otros artistas seguirían. Por todos estos detalles los cómics de Predator son el resultado de un esfuerzo colectivo, donde guionistas, dibujantes y coloristas han aportado su talento para construir un universo rico y aterrador.
Todo este material aguarda en el segundo ómnibus estrenado por Panini Comics, con traducción de Raúl Sastre. Predator: Hell & Hot Water 1-3, Predator: Primal 1 y 2, Predator: Nemesis 1 y 2, Predator: Captive, Predator: Homeworld 1-4, Predator: Xenogenesis 1-4. Predator 1-4, Predators 1-4, Predators: Beating the Bullet, Predators: Preserve the Game, Predator: Hunters 1-5, Predator: Hunters II 1-4, Predator: Hunters III 1-4 y material de Dark Horse Presents 124 y Free Comic Book Day 2009: Predator conforman parte de la rica trayectoria de este sangriento cazador en los cómics. Muchos de estos títulos se consideran de los más icónicos y celebrados de la franquicia en cómics. La edición, que cuenta con 992 páginas, destaca por incluir todas las portadas originales a gran tamaño, algo que los coleccionistas y aficionados apreciarán al máximo, así como las portadas alternativas, que añaden un extra visual que captura la evolución estilística del alienígena a lo largo de las décadas. Especial mención merece la portada principal dibujada por InHyuk Lee, cuyo trazo hiperrealista y detallado otorga al cazador una presencia imponente y moderna, digna de presentar un tomo tan monumental. Además, ha incluido portadas inéditas ilustradas por Sean Phillips para Predators: Preserve The Game, que únicamente fueron editadas en Japón de manera completa mientras en el resto estaba recortada. Por ello, este tomo colosal de Predator nos recuerda por qué la caza nunca termina… y por qué, cuando miras hacia el cielo y ves tres puntos rojos brillando en la oscuridad, solo te queda una opción: correr, rezar y esperar no ser el próximo trofeo. Pero antes de que te cacen, abre las paginas de este integral y disfruta con sus historias.
