Adentrarse en el duodécimo volumen de la «Biblioteca de cómics de terror de los años 50» que lleva a cabo Diábolo Ediciones es como sumergirse en las páginas de un grimorio maldito: cada historia aparece como un eco siniestro de un tiempo donde el horror era libre de ser tan exagerado, grotesco y fascinante como quisiera. Este volumen recopila los números 13 al 19 de la mítica revista «Voodoo«, publicada originalmente por Robert Farrell entre enero de 1954 y febrero de 1955, y marca el cierre definitivo de esta joya oscura del cómic.

En un panorama dominado por los cómics de terror de EC, como «Tales from the Crypt» o «The Haunt of Fear«, «Voodoo» consiguió labrarse un nicho propio, combinando un estilo visual inconfundible con historias que oscilaban entre lo macabro, lo surrealista y lo deliciosamente absurdo. Editada en Estados Unidos por Craig Yoe en la editorial Yoe Books, este volumen restaurado llega con una introducción de Mike Howlett, que enmarca la importancia histórica de esta cabecera y su lugar en la evolución del cómic de terror.
Los títulos que encontramos en este volumen son un preludio perfecto al tipo de narrativa que define a Voodoo: «El jardín de las torturas» («Torture Garden»), «Las cabezas del terror» («Heads of Horror»), «La niebla fue mi mortaja» («Fog was my Shroud»), «Los zapatos gritones» («Screaming Shoes»), «No podían morir» («They Couldn´t Die»), «La secta de la crueldad» («Cult of the Cruel») o «El castillo del hombre lobo» («Werewolf Castle») son solo algunos ejemplos del festín macabro que nos espera. La primera de ellas nos sumerge en un paisaje perturbador donde el horror brota del suelo. Una isla donde ni el más aguerrido de los aventureros puede sobrevivir y donde un cazador siempre tiene preparado una trampa. La atmósfera es sofocante, con un equilibrio perfecto entre el terror psicológico y los elementos visuales cercanos a una aventura de Hugo Pratt.

Continuamos con un relato que combina lo absurdo con lo siniestro, «Los zapatos gritones» sigue a un hombre cuya ambición lo lleva a crear una pastilla que acelera el metabolismo. Lo que comienza como una especie de superhéroe rápidamente se transforma en un descenso a la avaricia, con el uso de ese descubrimiento para intentar robar todo lo que fuera posible, recordando en muchos momentos al Flash de DC Comics.
Cabe destacar también «El castillo del hombre lobo«. Una joya del horror clásico que presenta todos los elementos que uno podría desear en un cuento de hombres lobo: un castillo embrujado, una luna llena y un secreto oscuro que amenaza con consumir a todos los que se acercan demasiado.
Uno de los mayores atractivos de Voodoo siempre ha sido su estilo artístico. Los dibujantes de esta revista, aunque menos conocidos que sus contemporáneos en EC, lograron crear un lenguaje visual propio que se caracteriza por su audaz uso del claroscuro, sus expresiones exageradas y su capacidad para transmitir una sensación constante de amenaza. Las viñetas son dinámicas, con composiciones que atrapan al lector y lo sumergen en los mundos oscuros que retratan.

En este volumen, la restauración llevada a cabo por Craig Yoe merece una mención especial. Las páginas originales, muchas veces maltratadas por el paso del tiempo, han sido rescatadas con un nivel de detalle impresionante, permitiendo apreciar las líneas y texturas que definen el estilo de la revista. Si bien es inevitable comparar Voodoo con los cómics de EC, esta revista se distingue por su enfoque más visceral y menos moralista. Mientras que EC se centraba en giros narrativos y lecciones éticas, Voodoo parecía más interesado en el impacto inmediato: el shock visual, el giro absurdo, la atmósfera opresiva. Este enfoque, aunque menos refinado, le otorga un carácter único que ha envejecido sorprendentemente bien. En la introducción de este volumen, Mike Howlett analiza cómo estos tebeos del integral lograron sobrevivir en un mercado dominado por gigantes de la viñeta y cómo su estilo, aunque menos apreciado en su época, ha sido reivindicado por muchos de los lectores de cómic como una expresión auténtica del horror pulp.
Editado en castellano por Diabolo Ediciones, con traducción de Alfonso Bueno López y rotulación de Sebastian Romiti no solo es una despedida digna para estos tebeos, sino también una celebración de un género que, a pesar de las restricciones y los prejuicios, logró dejar una marca imborrable en la cultura popular. Las historias incluidas en este recopilatorio son una mezcla perfecta de terror, humor negro y surrealismo, y el trabajo de restauración y contextualización realizado asegura que estas joyas puedan ser apreciadas por nuevas generaciones de lectores. Si eres un amante del horror, o simplemente alguien que busca explorar los rincones más oscuros y fascinantes de un buen tebeo de terror, este volumen es una buena adquisición. Porque, como nos recuerda Voodoo, el terror nunca pasa de moda, y las historias que gritan desde las sombras siempre encuentran una forma de ser escuchadas.
