
“Somos animales.
Somos iguales.
Y somos libres”.
Aunque su primera edición data de 1945, la vigencia de la “Rebelión en la Granja” (“Animal Farm”) de George Orwell, sigue siendo totalmente plena. Aquella mordaz fábula en la que el célebre escritor alentaba sobre los peligros de los totalitarismos mantiene intacta todos los elementos de reflexión que albergan sus líneas, poniendo encima de la mesa conceptos como la libertad, la igualdad, los derechos humanos y el peligro del totalitarismo.
No dejaba de ser en origen una “llamada de atención” sobre las posibilidades de que un régimen comunista acabara siendo una tiranía, si bien, en una lectura amplia, “Rebelión en la Granja” sirve para ilustrar como a veces los caminos de libertad llevan a derivas totalitarias. Cuestiones que siguen siendo relevantes en las sociedades del siglo XXI.

Prueba de ello es que este clásico sigue sirviendo de motor e inspiración para nuevas obras. En el mundo del cómic, baste recordar “El Castillo de los Animales”, de Xavier Dorison y Félix Delep, o esta “Rebelión Animal” (“Animal Pound”) de Tom King, Peter Gross y Tamra Bonvillain, recién editada en castellano por ECC.
Tom King actualiza en su guion lo que subyace en el clásico de Orwell. De forma acertada, aleja la acción de una granja para situarla en un refugio animal, donde perros, gatos y conejos tomarán el control de la misma expulsando a sus cuidadores y donde tendrán que aprender a ser libres.

La libertad en sociedad y en democracia hay que cuidarla. No es un bien que viene dado, sino que hay que conservarlo y hacerlo conservar. Esa es una de las cuestiones que yacen soterradas en este cómic. Porque el fantasma de la manipulación y el autoritarismo populista siempre está ahí latente. Hecho que King deja claro en su guion, centrando la cuestión en como pueden germinar estas malas hierbas dentro de las democracias. Así traslada conceptualmente King la fábula orwelliana a nuestros días, centrando el enfoque en una democracia moderna, donde a veces acaban en el liderazgo políticos que han cosechado su elección a base de frases huecas que apelan a orgullos nacionales o un pasado mejor. De fondo , la celebridad social que nace de las redes sociales y el miedo del individuo como caldo de cultivo para la renuncia de la justicia social a cambio de la seguridad personal.
Todo estó está muy bien planteado en esta vuelta de tuerca a la fábula satírica de Orwell, magníficamente plasmada en viñetas por Peter Gross, que consigue dar vida a estos animales con un estilo realista y, a la vez, expresivo. Pues sus perros, conejos y gatos, son en todo momento reflejos de la realidad. Pero trasmiten emociones con sus gestos y posturas. Hecho notable que cabe destacar porque en ningún momento estos personajes están humanizados gráficamente, pero si logran serlo con los diálogos de King.

Las páginas quedan bañadas por la paleta fría de colores de Tamra Bonvillain, dando el tono preciso que precisa esta obra. Una que alerta de los peligros que albergan en nuestras democracias si no se cuidan, si se deja espacio a cualquier “salvapatrias” con mensajes vacuos y formas pomposas. Quien lea estas líneas ya podrá imaginarse a alguno, pues ejemplos hay de sobra.
Publicada en Estados Unidos por Boom! Studios en una serie de cinco grapas, ECC la acaba de estrenar en una edición en cartoné con traducción de Guillermo Ruiz Carreras en la que se incluye, además de la obra completa, todas las portadas de la serie, obra de Peter Gross con Tamra Bonvillain, Yuko Shimizu, Gabriel Hernández Walta, Bill Sienkiewicz, Skottie Young, Clay Mann, Mike Del Mundo, Bilquis Evely,Phil Hester, Julian Totino Tedesco, Matías Bergara y Jorge Fornés; y el prólogo del propio Tom King.

Así se conforma esta “Rebelión Animal” en 176 páginas. Una reinvención del clásico de Orwell con excelente planteamiento y desarrollo. Pegado a nuestro tiempo y con suficientes elementos de reflexión para servir, incluso, como recurso pedagógico. Un tebeo tan acertado como necesario.
