I Hate Fairyland: Solo puede quedar una. Demasiadas Gerts

Con la llegada del sexto volumen de «I Hate Fairyland: Solo puede quedar una» («I Hate Fairyland Volume 6: Last Gert Standing«), Skottie Young, Brett Bean y Jean-François Beaulieu nos devuelven al caótico y absurdo mundo que los lectores aprendimos a amar, pero con un giro fresco y renovado. Después de ver en el anterior arco argumental a Gert atravesar el mismísimo Infierno («I Hate Fairyland: El Infierno de Gert«), la historia nos lleva de regreso al brillante y burbujeante País de las Hadas. Mientras que ella está devastada por encontrarse de nuevo en el lugar que más odia en el universo, los lectores disfrutamos reencontrándonos con escenarios familiares y caras conocidas. Sin embargo, no todo es igual. El nuevo monarca, el Rey Nubelo, no tarda en enterarse de que la loca de cabello verde, que destrozó el reino y aterrorizó a su hermana, ha regresado. Su reacción inmediata va a ser orquestar un plan tan absurdo y hilarante como cabría esperar de esta serie. Consecuencia del contraste entre la pomposidad del reino y la brutalidad de Gert, uno de los elementos más entretenidos del cómic que los autores lo manejan con maestría.

En ese caótico carnaval, que se eleva el nivel de absurdo hasta la estratosfera, comprende los números 6 al 10 del segundo volumen de la serie de Image. No son solo cómics; son un frenesí visual y narrativo, son un buffet libre de caos, humor negro, y violencia desquiciada. Si alguna vez pensaste que Gert no podía tener un peor día en el País de las Hadas, prepárate: esta vez el Rey Nubelo ha decidido que la única solución para librarse de Gert es convocar a todas las Gerts de todas las líneas temporales… ¡para que se maten entre sí en una carnicería multiversal sin precedentes! Imagina una versión ultraviolenta de Rick and Morty mezclada con Battle Royale, pero sustituye a Rick, Morty y los estudiantes japoneses por versiones alternativas de Gertrude, todas tan irascibles, desquiciadas y letales como la original. Tenemos a la Gert cavernicola, la Gert superviviente del apocalipsis, la Gert madrastra malvada, y mi favorita personal, la Gert en versión princesa Disney pero con un hacha gigante.

Mientras las Gerts se despedazan unas a otras, la original está más decidida que nunca a encontrar la última llave mágica que le permita salir del País de las Hadas. Sin embargo, el peso de sus innumerables fracasos empieza a asfixiarla. Hay algo de tragedia debajo del humor y la sangre: Gert lleva tanto tiempo atrapada que incluso su maldad tiene un tinte de melancolía. ¿Qué pasa cuando todo lo que odias y destruyes no desaparece, sino que te ata más fuerte? Eso plantea preguntas existenciales disfrazadas de bromas escatológicas y decapitaciones cómicamente elaboradas. Es un equilibrio difícil de lograr, pero Skottie Young lo maneja con la misma irreverencia que define su obra: aquí no hay moralejas, solo risas nerviosas ante el nihilismo absoluto.

En el aspecto gráfico, el trabajo de Brett Bean merece un reconocimiento especial. Si bien el estilo de Skottie Young en la serie original es icónico, logra capturar la misma energía desenfrenada mientras aporta su propia visión. Su arte caricaturesco se siente como el ajuste perfecto para esta nueva etapa de Gert, ahora más adulta y claramente más desquiciada. Incluso en medio de escenas de violencia extrema, encuentra formas de inyectar humor visual, haciendo que incluso los momentos más sangrientos arranquen una sonrisa.

La paleta de colores de Jean-François Beaulieu también juega un papel crucial en este regreso a Fairyland. Los tonos brillantes y saturados contrastan deliberadamente con la oscuridad de la narrativa, creando una experiencia visual que es tan vibrante como perturbadora. Cada página está llena de pequeños detalles y chistes visuales que recompensan a los lectores atentos, asegurando que cada relectura ofrezca algo nuevo.

Esta sexta parte editada por Panini Comics, en su sello Evolution Comics, conserva todo lo que hizo de la primera serie un éxito, pero con suficientes novedades para sentirse fresca y emocionante. El humor negro, las referencias absurdas y el caos desmedido siguen siendo pilares fundamentales, pero la historia también muestra un crecimiento en su protagonista. Gert sigue siendo la misma persona irascible y caótica, pero ahora su lucha se extiende más allá del País de las Hadas, hacia su propia identidad y lugar en el mundo. Con la mirada puesta a esa puerta y esa llave que le darán el paso para escapar.

Con todos estos hilos se teje el nuevo volumen de I Hate Fairyland. Una explosión de azúcar, sangre y nihilismo condensada en papel. Es un recordatorio de que los cómics pueden ser tan brutales como hilarantes, tan absurdos como profundos, y tan memorables como una fiesta loca de la que nunca te recuperarás del todo. Así que, ¿logrará Gert escapar finalmente del reino de Nubelo? ¿O será condenada a vivir en un mundo de luz y color con mucha destrucción y sarcasmo? No lo sabremos hasta que Skottie Young decida que hemos sufrido lo suficiente. Hasta entonces, disfrutad del espectáculo de Gert intentando encontrando mil maneras de buscar una salida del País de las Hadas, todo con una sonrisa psicótica en la cara.

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