
¡Ay, Satanna, querida! Si alguna vez hubo una diablesa que pudiera convertir el edénico cielo en un auténtico fiestón infernal, esa eres tú. En «Celestial,» Sarah con Hache nos entrega una obra que mezcla irreverencia, humor gamberro, y una pizca de erotismo celestial que haría ruborizar hasta al ángel más recatado. Y además no viene a misa, precisamente. Satanna, emperatriz del Averno, decide pasear por los empalagosos senderos del Cielo, ese lugar lleno de angelitos pulcros, nubecitas blancas y coros celestiales que podrían despertar la alergia a cualquiera con un mínimo de picardía en las venas. ¿Su misión? Bueno, digamos que no es exactamente impartir bondad y amor eterno. Lo suyo es, más bien, ¿cómo puedo salirme con la mía y divertirme un rato?.
Lo más delicioso de este cómic es ver a Satanna intentar (y fallar gloriosamente) adaptarse al decoro celestial. La trama nos lleva a preguntarnos: ¿qué pasa cuando alguien hecha de pura malicia y picardía intenta caminar entre almas puras? Spoiler: no acaba bien. El Cielo, ese lugar de nubes blancas y perfección absoluta, nunca estuvo preparado para una diablesa como Satanna. Con su lengua afilada y su actitud de «me da igual que me juzguen», convierte cada interacción en un espectáculo. Desde diálogos llenos de sarcasmo hasta situaciones ridículas, cada página está diseñada para hacerte reír y, de paso, para destrozar cualquier concepto tradicional que tengas sobre la vida después de la muerte. Pero ojo, no todo es caos por el caos. Entre carcajadas, Sarah con Hache desliza preguntas que te hacen pensar: ¿Por qué existe una brecha en el Averno? ¿Qué le pasó al cuerno roto del diablo? ¿Y qué sucede cuando los mundos divinos e infernales chocan? Las respuestas, aunque disparatadas, están tan bien construidas que no puedes evitar aplaudir la genialidad detrás del caos.

Además de Satanna, Celestial nos presenta un elenco inolvidable de personajes que aportan su granito de arena al espectáculo. Por un lado, tenemos a los habitantes del Cielo: ángeles y querubines que, aunque parecen inofensivos, esconden más secretos de los que podrías imaginar. ¿De verdad son tan puros como dicen ser? Bueno, digamos que esta diablesa no tarda en descubrir que, bajo las alas y las aureolas, también hay pequeñas dosis de malicia divina. Por otro lado, no podemos olvidarnos de los residentes del Averno, cuya influencia sigue presente a lo largo de la historia. La tensión entre ambos mundos está perfectamente equilibrada, con momentos que van desde lo hilarante hasta lo genuinamente emocionante.
Uno de los grandes aciertos de Celestial es su tono. Sarah con Hache no tiene miedo de ser gamberra, de jugar con conceptos sagrados y darles un giro completamente inesperado. Todo está hecho con un ingenio que te hace sonreír incluso cuando te das cuenta de que acabas de reírte de algo que, en teoría, no deberías. El erotismo, por su parte, está manejado con una elegancia que resulta refrescante. Satanna es sexy, sí, pero no de una manera obvia o gratuita. Su sensualidad es parte de su personalidad, un reflejo de su confianza y de su habilidad para jugar con los límites de los demás. Y el arte de Sarah lo transmite perfectamente, con ilustraciones que son tanto provocativas como divertidas.

Por eso, visualmente, Celestial es una maravilla. El contraste entre el Cielo y el Averno está representado de manera espectacular: los tonos cálidos y oscuros del inframundo frente a los colores suaves y luminosos del paraíso. Cada página está repleta de detalles, desde las expresiones faciales exageradas que capturan a la perfección las emociones de los personajes, hasta los fondos llenos de pequeñas referencias y guiños que los lectores más atentos disfrutarán. El diseño de personajes también merece un aplauso. Satanna, con su gris plateado intenso y su actitud descarada, es un espectáculo en sí misma. Pero los ángeles y demás habitantes del Cielo no se quedan atrás: sus diseños combinan elementos clásicos con toques modernos que los hacen únicos.
«Celestial» está editado por Serendipia Editorial mediante una exitosa campaña de crowdfunding. Con tapa dura, 56 páginas a todo color y un formato generoso (21 x 29,7 cm), este cómic resulta redondo tanto en términos de contenido como en su presentación física. Además, incluye extras como bocetos y curiosidades que te permiten adentrarte aún más en el universo que Sarah ha creado. Es el tipo de tebeo que puedes leer una y otra vez, siempre encontrando nuevos detalles y disfrutando de la genialidad detrás de cada página. Así que, mis queridos diablillos y diablesas, no perdáis la oportunidad de sumergiros en este viaje celestialmente infernal. Satanna ha vuelto, y con ella, un cómic que promete haceros reír, reflexionar y, quién sabe, tal vez incluso pecar un poquito. ¡Nos vemos en el Cielo (o en el Averno)!
Amén.
