
“I said see, see see rider
Oh, see what you have done
Yeah, yeah, yeah”
Sin duda, la Zaragoza de finales del siglo XX era una especie de “Ciudad de los Prodigios” en cuanto se refiere a Rock. La escena musical forjada una década antes se estaba asentando con nombres para la leyenda como, entre otros, Más Birras, Niños del Brasil, Distrito 14, El Frente, Los Dynamos , Las Novias, los binefarenses Proscritos y los ejeanos Tako Entre todos ellos, sobresalía por derecho propio Héroes del Silencio, un grupo que ya es leyenda desde su separación aquel 3 de septiembre de 1996.
No solo Zaragoza tenía una escena excitante aquella época, sino que ya era plaza ineludible para muchos artistas internacionales que giraban por España. Muestra de ello son conciertos como los de The Cure, en sus respectivas giras de “Wild Mood Swings” en 1996 y “Bloodflowers” en el 2000, Mark Knopfler volviendo en 1996 a la ciudad donde dio por finiquitado a Dire Straits cuatro años atrás, Michael Jackson o Lou Reed, que presentó “Ectasy” en abril del 2000. También fue la época en la que Loquillo celebró su 25 aniversario en la ciudad del Ebro, hecho significativo que la eligieran en lugar de las tradicionales plazas de Madrid o Barcelona.
“ I’m just a hunk, a hunk of burning love”

De esos años un hito fundacional fue la segunda de las citas con Elvis que realizó Bunbury el 19 de diciembre de 1996. Un concierto que, si bien la formula venía del anterior, implicaba mucho más, dada la separación de Héroes del Silencio. Era la primera vez que Enrique se subía a un escenario tras “haber dejado el barco” que suponía su asociación con Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu. Para ello se arropó de una superbanda dirigida por Copi Corellano (también al piano), Santiago “Gonzo” al bajo, Joaquín Cardiel y Alan Boguslavsky a las guitarras, Ramón Gacias a la batería, los coros de Eva Amaral, Silvia Olivier y Pilar Olivan y una sección de metal de lujo formada por Santiago del Campo, Carlos Sebastián, Gonzalo Loor, Rudi Vister y Javier García Vega. Cuti, que, además de tener actualmente una sólida trayectoria en solitario, desde hace varios años ofrece cada año un show en agosto centrado en el repertorio de “El Rey”, aquella noche no pudo asistir por una faringitis.
Así se armó un repertorio de leyenda en una noche mágica. De la cual circulan grabaciones “bucaneras” por la red. Por desgracia, ninguna oficial con un sonido decente. El tiempo no ha hecho más que aumentar la importancia de aquella noche, siendo caldo de cultivo para servir de contexto a los relatos escritos por Javier Romero Collazos en “La Noche en que Bunbury fue Elvis y Eva Amaral hizo los coros”, premio de narrativa Santa Isabel de Portugal en 2011.
“If you’re looking for trouble
You came to the right place”

¿Dónde estabas tú aquel diciembre de 1996? No es para menos formular la pregunta por todo lo que implicó esa noche en el Centro Cultural Delicias. A lo largo del glorioso repertorio confluían músicos y público asistiendo a algo irrepetible y fugaz, como todo lo bello. En frente, los afortunados que lo presenciaron. Todos con sus historias y momentos vitales, como los personajes de la novela de Javier Romero, de la que Marta Soto ha escogido uno de los relatos para el cómic “La noche en que Bunbury fue Elvis y Eva Amaral hizo los coros”, recién editado por GP Ediciones.
“Treat me like a fool
Treat me mean and cruel
But love me”
Marta nos traslada en viñetas a aquella “Zaragoza de los prodigios” (Quien recorrió sus calles, lo sabe) y conforma un sólido tebeo en la que la historia de amor de Juan y Marta nos lleva por lugares irrepetibles, poblados por rostros conocidos de la escena zaragozana (tanto de la época como actual) y hace que los personajes de Romero cobren vida en una noche crucial para ellos, con el mejor soundtrack posible, que no es otro que el setlists de aquella gran noche que fue “Una Cita con Elvis”.

“Well, that’s all right, mama
That’s all right for you”
Todo hecho histórico entra en la leyenda. Y aquella noche fue histórica. Para alimentar la leyenda está este solvente tebeo de 84 páginas. Quizá en “La noche en que Bunbury fue Elvis y Eva Amaral hizo los coros” haya más materiales que papel, tinta y colores. Quizá encontremos sensaciones, canciones, emociones, focos que se encienden desde el escenario, bares y salas con estilo, autenticidad a ambos lados del escenario y una divertida historia de amor, la de los protagonistas.
“Ladies and gentlemen: Elvis has left the building!»
