
«La Última Victoria«, de Roger Escriche y Guillem Escriche, es una obra que fusiona el dinamismo de una carrera automovilística con el drama histórico de una época turbulenta. Publicada con un cuidado notable por Desfiladero Ediciones, es un tebeo que no solo nos sumerge en el Grand Prix Penya Rhin de 1936, celebrado en Barcelona semanas antes del estallido de la Guerra Civil, sino que también entrelaza este evento con un contexto político tenso, donde la Gestapo y los disidentes alemanes luchan en las sombras.
El eje central de la trama es el circuito de Montjuïc, donde los rugidos de los motores de marcas legendarias como Alfa Romeo, Mercedes y Auto Unión (que fue absorbida por Audi) conviven con la tensión de un escenario político al borde de la explosión. Más allá de ser un evento deportivo, el GP Penya Rhin se convierte en un escaparate propagandístico para los regímenes de Adolf Hitler y su raza aria, que utilizan las competiciones automovilísticas para demostrar su superioridad tecnológica y cultural. Sin embargo, la Barcelona de 1936 es mucho más que un telón de fondo glamuroso: es un hervidero de disidentes políticos que huyen de la persecución nazi y luchan con ese régimen tan macabro. En este entorno, la Gestapo opera con una intensidad inquietante, intentando neutralizar a sus enemigos mientras se libra la batalla ideológica en los márgenes de la carrera. Y siempre pensando que los españoles son una raza viciosa y débil y el gobierno de la Segunda República es la mayor aberración de Europa. Ese juego entre lo que esta por pasar en España (con la gente que apoya a los regímenes fascistas) y lo que va relatando el tebeo hace que te sumerjas mucho más en el relato.

Uno de los aspectos más fascinantes de este cómic es cómo plantea las interacciones entre deporte, política y resistencia. La propaganda nazi, con su obsesión por exhibir fuerza y dominio, se ve enfrentada a la humanidad de los disidentes que luchan por sobrevivir y oponerse al régimen. El tebeo también pone de relieve la paradoja de los deportes en tiempos de crisis: mientras la carrera es un símbolo de avance y modernidad, los personajes que habitan este mundo están atrapados en luchas primitivas por el poder, la libertad y la dignidad.
Roger Escriche logra equilibrar dos líneas narrativas aparentemente dispares: la trepidante competición automovilística y la sutil (aunque a veces muy salvaje) tensión del espionaje. Esta dualidad es el corazón del relato, y su ejecución es impecable. La trama está estructurada de manera que la carrera actúa como una metáfora visual y emocional de las luchas más profundas que tienen lugar fuera del circuito. A través de un tour de force narrativo, Escriche dilata y comprime el tiempo, alternando entre escenas de alta velocidad y momentos de sigilo, conspiración y enfrentamientos clandestinos. La sincronización entre las dos tramas da a la obra un ritmo único, donde cada vuelta del circuito ruge con las decisiones cruciales que se toman más allá de la pista.

En el aspecto gráfico, el arte de Guillem Escriche es, sin duda, una de las fortalezas del tebeo más destacadas. Con un estilo limpio y detallado, recrea la atmósfera de la Barcelona de los años 30 con una autenticidad asombrosa. Las viñetas de la carrera son vibrantes, casi cinematográficas, capturando la velocidad, la tensión y la belleza de los bólidos clásicos en plena acción (dibujando perfectamente el peligro de esos automóviles). En contraste, las escenas urbanas y los momentos de intriga son sombríos, cargados de un realismo que refuerza la amenaza constante que representa la Gestapo. Por otro lado, el uso del color es especialmente notable: los tonos cálidos y marrones de la pista contrastan con las sombras frías y opresivas de las calles y esos personajes tan siniestros que aparecen en las páginas.
La edición incluye un prólogo de Valentí Fradera, que contextualiza el impacto del automovilismo en los años 30, y dos artículos adicionales, uno de Luis Ortego y otro de Roger Escriche. Estos textos complementan las páginas del comic, ofreciendo detalles históricos sobre la carrera y los pilotos que participaron en ella, así como el trasfondo político de la época. Además, la galería de pilotos no solo es un homenaje a los protagonistas del Gran Premio Penya Rhin, sino también una forma de conectar la ficción con la historia real, reforzando el carácter documental de la obra. Además, cabe destacar que el tebeo fue el ganador del premio de Novela Gráfica Ajuntament de Paterna.

Esta historia es un homenaje al espíritu competitivo y a la audacia de los pilotos que desafiaron los límites de la velocidad en Montjuïc, sino también una exploración profunda de las sombras que se cernían sobre Europa en los albores de una guerra devastadora, además de la inminente guerra Civil Española. En sus páginas, el estruendo de los motores se convierte en un eco de las luchas internas, de los dilemas éticos y de las decisiones que definen destinos. En «La Última Victoria» se demuestra que la historia puede correr a toda velocidad, que cada curva esconde un secreto y que, incluso en un circuito cerrado, las posibilidades son infinitas. En un equilibrio perfecto entre arte, documentación y narrativa, que no solo cruza la meta con elegancia, sino que nos deja con el deseo de volver a recorrerla, descubriendo nuevos detalles en cada vuelta.
