
¿Quién era realmente Ava Gardner? Más allá del glamour y los flashes de Hollywood, más allá de su imagen de femme fatale, se escondía una mujer compleja, transgresora y profundamente humana. En «Ava«, Emilio Ruiz y Ana Miralles nos proponen un viaje fascinante al año 1954, cuando Gardner estaba en la cima de su carrera y del mundo, pero también enfrentando las contradicciones de ser una estrella en la era dorada de Hollywood. Publicada por Astiberri cuenta con una introducción de Juan Eslava Galán. esta obra aúna biografía, ficción y contexto histórico para construir un retrato íntimo y poderoso de Gardner durante su paso por Río de Janeiro, una ciudad tan apasionante y compleja como la propia actriz. Al situarla en el contexto del reciente suicidio del presidente Getúlio Dornelles Vargas, Ruiz y Miralles logran entrelazar los contrastes de dos mundos: el esplendor del cine estadounidense y la agitación sociopolítica de Sudamérica.
El relato comienza con Ava Gardner aterrizando en un Brasil que la recibe como la diosa del cine que era. Había llegado para promocionar «La condesa descalza« («The Barefoot Contessa«) de Joseph L. Mankiewicz, Pelicula coprotagonizada junto a Humphrey Bogart y que supuso para «El animal más hermoso del mundo» una de las cumbres de su filmografía, además de un reflejo de su propia vida: la historia de una mujer cuya belleza y talento la colocan en el centro de un mundo que no siempre comprende ni acepta.

La atmósfera en Río está cargada de melancolía por la reciente muerte de Vargas, y esa tensión sirve como telón de fondo para explorar la vida de Ava Lavinia Gardner. Ella no es presentada como un personaje idealizado ni como una víctima de su tiempo. En cambio, Ruiz y Miralles construyen un retrato equilibrado que muestra tanto su vitalismo, su carácter generoso y su sentido del humor como sus inseguridades y contradicciones. En las páginas del tebeo, Ava es un torbellino que atrae la atención de todos a su alrededor, pero también una mujer que lucha por encontrar su lugar en un mundo que constantemente intenta encasillarla. En el Hollywood de los años cincuenta, las estrellas eran moldeadas y explotadas como productos de consumo. Ava Gardner fue una de las muchas actrices cuya vida privada fue diseccionada por la prensa amarilla y cuyos escándalos se convirtieron en carne de titulares. Sin embargo, a diferencia de muchas de sus contemporáneas, Gardner no aceptó las reglas del juego sin luchar. El tebeo refleja esta lucha de manera brillante, mostrando cómo Ava desafiaba las normas sociales y los dobles estándares de género. Mientras que sus tres matrimonios (con Mickey Rooney, Artie Shaw y Frank Sinatra) eran objeto de escarnio, a nadie parecía importarle que sus exmaridos acumularan, entre los tres, un total de 20 matrimonios a lo largo de sus vidas. En Ava, esta doble moral se aborda con ironía y agudeza, poniendo en evidencia el machismo de la época. Pero la obra no se limita a denunciar las injusticias; también celebra la valentía de Gardner al vivir según sus propias reglas. Por eso fue una mujer moderna en un tiempo profundamente conservador, y su actitud frente al racismo, la homofobia y el puritanismo la convierten en una figura adelantada a su tiempo.
El guion de Emilio Ruiz es una obra de precisión y elegancia, que navega con fluidez entre lo histórico, lo biográfico y lo introspectivo. Ruiz logra encapsular en cada página la complejidad de Ava Gardner: su carácter arrollador, su agudeza, y las contradicciones que hicieron de ella una mujer única en una época marcada por los estereotipos y las limitaciones. Ruiz evita la tentación de idealizar a Gardner como un ícono inalcanzable o como una víctima de su tiempo. En su lugar, ofrece un retrato fiel y equilibrado, que no esquiva los aspectos más problemáticos de su vida ni sus contradicciones. Ava no es solo una estrella de cine en el guion, sino una mujer que vivió con intensidad, que se rebeló contra las expectativas impuestas, y que pagó el precio de su independencia. Uno de los mayores aciertos de Ruiz es la voz que da a Ava. Cada línea de diálogo refleja su aguda inteligencia, su sentido del humor y su forma de enfrentarse al mundo. Desde sus comentarios irónicos sobre la hipocresía de Hollywood hasta las reflexiones más íntimas sobre su vida, esta mujer se siente viva y presente en cada página.

Por su parte, el dibujo de Ana Miralles es un despliegue de maestría artística que, por sí solo, convierte el tebeo en una joya. Cada página destila elegancia, pasión y una atención al detalle que transporta al lector al glamur del Hollywood dorado, al vibrante Brasil de los años 50 y, sobre todo, al fascinante universo de Ava Gardner. Miralles no solo ilustra, sino que construye un puente visual entre la historia y las emociones de sus personajes, logrando una obra que seduce tanto por su contenido como por su forma. Uno de los mayores retos es la representación de Ava Gardner, una de las mujeres más icónicas del siglo XX. Sin caer en la caricatura ni en la idealización, la dibujante logra plasmar a Ava como una figura vibrante y llena de matices. Su rostro, capturado con líneas precisas pero cargadas de expresividad, refleja cada emoción de manera sutil: desde su sonrisa irónica que sugiere un comentario mordaz, hasta la mirada perdida de alguien que carga con el peso de ser siempre el centro de atención. El cuerpo de Ava, siempre en movimiento, transmite fuerza y sensualidad, pero también vulnerabilidad en los momentos más íntimos. Miralles no se limita a dibujar una versión idealizada de Gardner, sino que se esfuerza en retratar a la persona detrás del mito. En cada viñeta, la Ava que conocemos a través de las cámaras se encuentra con la Ava que existía en la privacidad, creando una tensión visual que enriquece la historia. El trabajo de Miralles no se limita a los personajes. Los escenarios que crea son tan protagonistas como Ava misma. El uso del espacio en las viñetas es magistral, combinando planos generales que sitúan al lector en el corazón de la acción con primeros planos que capturan momentos de intensidad emocional. Este equilibrio entre lo íntimo y lo espectacular contribuye a que el lector sienta que está viviendo la historia junto a Ava. Si el trazo de Miralles es impecable, su manejo del color es pura poesía visual. La paleta de colores, cálida y rica, recuerda el exotismo y la pasión de los escenarios sudamericanos, pero también refleja las emociones de los personajes.

Al final, leer este comic es como embarcarse en un viaje en el tiempo, una travesía que mezcla el brillo de los focos con los susurros de la vida íntima, que nos hace sentir la calidez del trópico mientras reflexionamos sobre las luchas de una mujer que no se dejó encasillar por su tiempo ni por su fama. Y cuando llegas a la última página, no puedes evitar imaginar a Ava Gardner alzando su copa en una terraza bajo las estrellas, con su inconfundible sonrisa burlona, como si nos estuviera diciendo: “Soy una persona sencilla de gustos sencillos, no necesitaré mucho…” Porque eso es Ava: un cómic que nos deja con el corazón latiendo al ritmo de una historia inolvidable y el eco de una leyenda que nunca se apagará.
