
Hay personajes que, en manos adecuadas, nunca se agotan. En el panorama superheroico hay casos de sobra. Uno de ellos es Batman. Baste recorrer sus 85 años de historia para ver lo mucho de bueno que se ha hecho con él. Ya el potente concepto original de Bob Kane y Bill Finger, donde elementos de “El Zorro” conviven con otros más propios de Sherlock Holmes, devino en un icono del noveno arte estadounidense. Pero no solo por lo que representa “El Caballero Oscuro” por sí mismo, sino por la galería de villanos que le acompañan. Un elenco donde, por méritos propios, destaca “El Joker”.
A lo largo de las décadas un gran número de grandes autores han ido aportando gotas de genialidad en este mito moderno, no solo adaptándolo a cada época y tiempo, sino también dándole capas de significación a lo que representa. Si bien la esencia se mantiene, enriqueciéndose en todo caso. En ese sentido, con mayores licencias y variaciones, su galería de villanos ha ido aportando mayores dosis siniestras dejando atrás quizá lo estrafalario, dando mayor potencialidad y desarrollo a las posibilidades psicopáticas de estos personajes.

Ejemplo de ello es “El príncipe payaso del crimen”, verdadera estrella de este “Joker Año Uno” (“The Joker Year One”), de Chip Zdarsky, Giuseppe Camuncoli, Andrea Sorrentino, Stefano Nesi, Alejandro Sánchez y Dave Stewart, que acaba de estrenar en castellano ECC fuera de la colección regular de Batman, dado el impacto que aguarda en estas páginas.
«Nunca podré realizarle la autopsia a tu locura…»
Por las cartas que ha mostrado hasta la fecha, y las que sugiere, la etapa actual de Chip Zdarsky en Batman va a ser de las que dejará huella. Junto a dibujantes de la altura de Jorge Jiménez, Belén Ortega, Leandro Romero, Mike Hawthone, o, entre otros, los ya citados Camuncoli y Sorrentino, están logrando mes a mes que la cabecera del Cabello Oscuro se mantenga en lo alto. Hecho que se puede comprobar en lo que espera en los Batman #142, #143 y #144 que comprenden el arco aquí presentado.

Un arco que está dentro de una historia mayor, la de la etapa de Zdarsky, pero que se puede disfrutar por separado. Tanto por el villano en el que se centra como por lo que tiene planteado aquí Zdarsky al respecto del personaje. Que no es otra cosa que una vuelta más de tuerca a su pasado y presente, retorciendo el concepto para llevarlo a terrenos más siniestros y, quizá, más fértiles. ¿La forma? Un relato que desarrolla dos tramas en paralelo, una en tiempo pasado (a la que hace referencia el título del volumen) y otra en el presente narrativo. Tramas bien diferenciadas gráficamente, pues se encargan de cada una dos equipos artísticos diferentes. Camuncoli, Nesi y Sánchez plasman los primeros días del Joker mientras que Sorrentino y Stewart se encargan de mostrar el lúgubre presente del cómic, en dos tramas que, en ocasiones, sugieren más que muestran, mostrando “caminos por recorrer”, potencialidades argumentales por explotar que bien pueden llevar, tanto al villano como a Batman a terrenos muy excitantes en términos creativos.
Por lo pronto, en este arco argumental, además de hurgar en el pasado del Joker, Zdarsky aprovecha para meter algún elemento y personaje adicional, a la vez que conecta con otros secundarios utilizados en su trayectoria con el Caballero Oscuro, que remiten a “Batman: El Caballero”. Del mismo modo, hay guiños a algunos de los mejores momentos de la historia del personaje. Y es esa conjunción de elementos, las referencias a clásicos junto a frescas introducciones, lo que enriquece tanto este arco argumental como la etapa en conjunto de Zdarsky en Batman.

En lo gráfico espera el nítido lápiz de Camuncoli con las tintas de Nesi para ahondar en los días que Capucha Roja cayó en aquel tanque que corroyó su piel. Bañado por el color de Alejandro Fernández, en este tramo espera una revelación que puede dar mucho juego, y de la que, para un mejor disfrute del respetable, no diremos más al respecto. El oscuro “momento actual” es reflejado de forma magistral por Sorrentino y Stewart, llevando la sensación de desasosiego a un extremo muy efectivo. En conjunto, la hábil secuenciación de ambas tramas marida a la perfección, consiguiendo un efecto notable. Dando profundidad, tanto a pasado como a presente y abriendo muchas puertas donde, a priori, da la sensación, que “lo mejor está por llegar”. Y eso, en una serie regular como es “Batman”, es señal de trabajo bien hecho.
Dicho esto, vale la pena destacar que el volumen se puede leer de forma separada y funciona por sí mismo. Por lo que ofrece, lo que aporta y lo que innova al respecto del Joker. Puede que haya momentos que chirríen al fan más inmovilista, pero para llegar a nuevos lugares hay que hacer algo diferente, arriesgarse, en definitiva. Y en este guion hay riesgos que llevan a momentos absolutamente prometedores.

Además de las tres entregas que componen “The Joker Year One”, el volumen de “Joker Año Uno”, editado en cartoné con traducción de Guillermo Ruiz Carreras, cuenta con la reproducción en formato textless de todas las portadas, principales y variantes, de las edición estadounidense de estas entregas, a cargo Giuseppe Camuncoli con Stefano Nesi y Tomeu Morey, David Finch, Gleb Melnikov, Greg Tocchini, Stevan Subic, Tiago Da Silva, Yasmine Putri, Derrick Chew, Kevin Wada, Alan Quah y Matteo Scalera con Lee Loughridge. En total, 112 páginas para quien sea fan de Batman y el Joker y prefiera nuevas sensaciones, con un punto de transgresión, en lugar de caminos ya transitados.
“Si vas a reírte, entonces…
muérete de risa.
