
Los primeros once números de la etapa de Christopher Cantwell en Iron Man toman el concepto clásico del héroe tecnológico y lo redibujan en un lienzo de cuestionamientos existenciales, exploración de la vulnerabilidad humana y crítica al complejo de salvador. Cantwell construye una saga de redención para Tony Stark en la que el héroe intenta librarse del peso de su fama, las expectativas y el fracaso, para encontrar una identidad auténtica, lejos de la máscara de Iron Man.
Desde el primer número, Cantwell nos presenta a un Tony Stark cansado y desencantado con la imagen pública y la carga emocional de ser un héroe. Su viaje comienza con una serie de decisiones impulsivas: abandona su vida de lujos, compra un coche clásico y se retira a vivir a un lugar más modesto que su mansión, buscando una vida más «auténtica.» Esta elección, sin embargo, no es solo un cambio de estilo de vida; es un intento de desligarse de la perfección que espera el mundo de él, y que él mismo siente como una prisión. El guionista explora este proceso de forma cruda, exponiendo a un Tony Stark errático, vulnerable y, en cierto sentido, autodestructivo. A lo largo de los primeros números, Tony trata de acercarse a la gente común y redescubrirse como alguien con los mismos problemas que cualquier otro. En este proceso, la figura de Patsy Walker, también conocida como Gata Infernal emerge como un apoyo vital. Su presencia es la encarnación de un héroe menos idealizado y más humano, alguien que también ha caído y se ha levantado, y cuya amistad se convierte en un espejo donde Tony puede ver la realidad de su fragilidad.

Por otro lado, la introducción de Korvac como antagonista es el otro punto fuerte en esta serie. Es el villano principal de esta etapa y se presenta como una amenaza cósmica con la capacidad de alterar la realidad a su voluntad. Este personaje, originalmente introducido en los cómics de Marvel en la década de los 70, es un ser que adquirió poderes divinos y ha sido enemigo de los Vengadores en múltiples ocasiones. Sin embargo, bajo el enfoque de Cantwell, no es solo un villano con intenciones de destrucción; es una representación del ego y el deseo de perfección de Tony Stark llevado al extremo. Aquí se describe no solo como una amenaza física, sino como un contrapunto filosófico a Tony Stark. Korvac, un personaje obsesionado con el poder y la divinidad, busca imponer un orden perfecto sobre la humanidad. Para él, Stark es una figura inferior que se niega a aceptar la verdadera “grandeza” que podría alcanzar. Korvac encarna una versión extrema del ideal de Tony: un ser perfecto, inmortal y omnipotente. Sin embargo, en este contraste, nos hace ver la belleza de la imperfección humana y los límites de la tecnología. La lucha entre Tony y Korvac se convierte en un enfrentamiento ideológico que profundiza en temas como el control, la libertad y el sacrificio. A medida que avanza la historia, vemos cómo Tony debe enfrentar el dilema de si su voluntad de ayudar al mundo tiene algún sentido si todo es gobernado por fuerzas superiores. En este sentido, la saga plantea una cuestión muy interesante: ¿de qué sirve el heroísmo cuando las deidades y los poderes cósmicos pueden reescribir la realidad a su antojo?
Cantwell no limita el sufrimiento de Tony a dilemas morales. Su deterioro es también físico. Durante la historia, Iron Man sufre heridas que afectan su cuerpo y mente, llevándolo a un estado de debilitamiento extremo. La brutalidad de sus heridas subraya la vulnerabilidad de Tony, un recordatorio de que incluso alguien tan poderoso como él puede romperse. Este viaje de autodescubrimiento y decadencia física se convierte en una metáfora visual de sus problemas emocionales y existenciales: cada golpe, cada herida y cada momento de dolor son también una representación de sus heridas internas. Uno de los momentos más impactantes es cuando Tony, al borde del agotamiento físico, se pregunta si realmente puede considerarse un héroe o si su misión está alimentada únicamente por el ego y la necesidad de reconocimiento. En estos momentos, Cantwell revela la crudeza del personaje, desnudándolo ante el lector para mostrar su humanidad al máximo.

En estas páginas, el trabajo artístico de Cafu (acrónimo de Carlos Alberto Fernández Urbano) aporta un tono detallado que enfatiza los momentos de introspección y vulnerabilidad de Tony Stark. El arte de Cafu y los colores sombríos de Frank D’Armata se alinean a la perfección con la atmósfera introspectiva de Cantwell. Cada viñeta es oscura y detallada, resaltando tanto los momentos de acción como los de reflexión. El estilo gráfico es realista, con un enfoque en los detalles que subrayan las cicatrices y el dolor físico de Tony. El diseño de las armaduras y los entornos espaciales son visualmente impresionantes, y el contraste entre los personajes secundarios y la figura abatida de Tony Stark es notable. Los colores fríos intensifican la sensación de soledad de Tony, reflejando un mundo que se ha vuelto oscuro y hostil para él. Los momentos de lucha contra Korvac están llenos de efectos visuales que transmiten la enormidad del conflicto entre ambos, una batalla no solo física, sino existencial. Además, en este integral uno de los números está realizado por Ángel Unzueta con un estilo limpio y elegante. Su manejo de las sombras y los contrastes acentúa el peso que enfrenta Tony Stark en esta etapa, resaltando la dualidad entre el héroe y el hombre.
Estos tebeos ya se publicaron en grapa por Panini Comics entre 2020 y 2021. Ahora se editan recopilados en su línea Marvel Deluxe. Además de incluir los once números americanos, con traducción de Santiago García, en el volumen podemos disfrutar de todas las portadas realizadas por Alex Ross. Así como de una introducción de Pedro Monje y todas las portadas alternativas dibujadas por Mark Brooks, Hidetaka Tenjin, Dustin Weaver, R.B. Silba y Marte Gracia, Mattia de lulis, Skan, Jeffrey Veregge, Rick Leonardi y Jason Keith, Todd Nauck y Rachelle Rosenberg, Dave Rapoza, Peach Momoko, Aco, Frank Cho y Sabine Rich, Ernanda Souza, Jen Bartel, Michael Cho, Carlos Pacheco con Mariano Taibo y Matt Milla, Dan Panosian, incluyendo también la portada alternativa que realizaron John Cassaday y Dave Stewart para el 80 aniversario del Capitán América.

Esta primera etapa de Christopher Cantwell con el «Hombre de Hierro» no solo retoma los clásicos temas de redención y heroísmo, sino que los aborda con una profundidad que pocas veces se ha explorado en el personaje. Para los que nos hemos acercado a esta serie, no solo ofrece acción y ciencia ficción, sino una invitación a conocer al héroe de hierro desde su lado más humano, donde el verdadero desafío no es vencer a sus enemigos, sino mantener su identidad en un mundo cada vez más frío y calculador. Este no es solo el Iron Man que conocemos, el genio millonario y playboy, sino un hombre al borde de una crisis existencial que lo impulsa a desafiar su propia concepción de héroe. Y ahí esta la fuerza de este volumen.
