A veces hay obras que solo les queda ser descubiertas para ser destacadas. Es lo que ocurre con “Curiosity Shop”, la trilogía que llevaron a cabo la década pasada Teresa Valero y Montse Martín ambientada en la España de comienzos del siglo XX. Una serie que, si hubiera contado con un mayor favor del público podría haber sido más longeva, pues ingredientes y recursos para ello no le faltaban. Hecho que se puede comprobar en su nueva edición integral recién editada en castellano por Norma.

Como los buenos relatos de aventura, alimentados por los misterios y las intrigas, “Curiosity Shop” tiene un pie en la Historia y otro en las novelas de folletín de comienzos de siglo. Protagonizado por una curiosa adolescente, Max Prado, y ambientado, literaria y gráficamente, de forma magistral en el contexto histórico y social de la época, “Curiosity Shop” combina el misterio, la intriga, la Historia y, sobre todo, la aventura de forma certera, en unos guiones que muestran sus encantos conforme se desarrollan.

Baste para ello volver a recorrer “1914 – El Despertar”, “1915 – Por encima de la pelea” y “1916 – La Moratoria” y maravillarse con el arte de Montse Martín vertido aquí. Detallista y expresiva, jugando (junto a Gabor) con el color para potenciar las sensaciones a través de la iluminación, Montse Martín desplegó de forma rotunda sus encantos en cada viñeta: llevándonos a la segunda década del siglo XX y dando la sensación de aventura a cada paso que daba Max en los misterios que aborda.

Y es precisamente ella, la protagonista, la que crece en cada álbum. Pues “Curiosity Shop” no deja de ser un relato de iniciación. El de Max, una adolescente que deberá dejar el internado al morir su padre. Curiosa por naturaleza, intentará desentrañar las razones de su muerte mientras que un misterio que viene de los tiempos de Alejandría saldrá a su paso.

De esa premisa, la de la primera aventura, nace la combinación de mitos, Historia y misterio con las que tejió los guiones Teresa Valero. Paseando a Max por Barcelona, Madrid, Toledo, Jaén y Granada, nos mostrará estos lugares como exóticos escenarios de relatos de aventura. Con un excelente ejercicio de documentación que remite a la época, nos mete de lleno en las aventuras de Max y Luna, su socia en este camino de iniciación. Ejemplo de la solidez que muestran los secundarios de la serie, que van ganando empaque conforme se desarrollan las tramas. Diálogos bien construidos, misterios bien hilvanados y sabor a aventura inmortal. Con todo eso se forjó “Curiosity Shop”.

Tras la lectura de las tres aventuras seguidas, uno se queda con la sensación agridulce de que esta serie tendría que haber durado más, por el buen sabor de boca que deja lo que realizaron Teresa Valero y Montse Martín. Quizá no haya más aventuras de Max en el futuro, pero por suerte tenemos a mano el integral completo. Como un tesoro oculto, listo para ser descubierto. Lleno de entretenimiento de buena factura.