Manos Blancas: La palabra frente a la sinrazón

La obra «Manos Blancas«, de Rafael Jiménez Sánchez y Kepa de Orbe, nos presenta una ventana a uno de los momentos más oscuros y dolorosos de la historia reciente de España: los días de julio de 1997 en los que el país entero se volcó en una protesta multitudinaria y desesperada para salvar la vida de Miguel Ángel Blanco. Exactamente, el jueves 10 de julio de 1997, Blanco fue secuestrado por tres miembros de la banda terrorista ETA, que exigieron a cambio el acercamiento de todos los presos de la organización terrorista a las cárceles del País Vasco. Ante la negativa del Gobierno central a negociar con la banda terrorista ETA, Blanco fue ejecutado y tiroteado en una pista forestal cerca de la localidad de Lasarte a la tarde del 12 de julio. Fue encontrado con vida, pero murió en la madrugada del día 13. Este cómic no solo recoge la memoria de ese grito colectivo de “¡Basta ya!” sino que honra a los miles de personas que decidieron enfrentarse al miedo y la barbarie del terrorismo de la banda terrorista.

La obra, sin embargo, no se limita a los acontecimientos históricos en abstracto; sus autores han logrado dotar de vida y profundidad a un conjunto de personajes comunes que representan a los ciudadanos de aquella época. Iratxe, Margarita, Patxi, Izaskun, Mateo, Unai, Víctor, Julen y Gorka no son solo nombres en una historia; cada uno de ellos, con sus experiencias y su lucha interna, da voz a la multiplicidad de emociones y contradicciones de una sociedad desgarrada por el conflicto vasco.

La narración de los autores nos coloca dentro de la angustia y la desesperación de ver cómo un país entero se paralizó y esperó, con temor e incredulidad, el desenlace de la historia de Miguel Ángel Blanco. La elección de personajes diversos permite que la obra refleje las muchas posturas, ideologías y sentimientos que conviven en ese momento en la sociedad vasca. Pero, al final, esta no es solo una historia sobre el País Vasco, sino una historia sobre España, sobre el poder de la unidad frente al miedo, sobre la capacidad de una sociedad de alzar la voz y decir “Basta” a la violencia. Cada ciudadano que salió a las calles, cada vela encendida, cada silencio y cada grito de protesta forman parte de un recuerdo que se convierte en un símbolo de resistencia.

Una de las ideas más potentes de este cómic es la convicción de que las palabras son más poderosas que las armas. En un contexto donde la violencia parecía ser la única manera de luchar, los personajes de este tebeo Blancas muestran que el verdadero poder reside en la unidad y en la expresión pacífica. Iratxe, Margarita, Patxi, Izaskun y los demás ven cómo el poder de la comunidad, de las palabras y del apoyo mutuo logra lo que las armas nunca podrán: unir a un pueblo en un grito común de libertad y paz. Este mensaje cobra especial relevancia en la figura de Miguel Ángel Blanco, un joven como cualquiera, que se convirtió en el símbolo de una generación que quería vivir sin miedo. Su secuestro y asesinato hicieron que España entera despertara y se diera cuenta de que el silencio y la indiferencia no podían seguir siendo una opción. La figura de Miguel Ángel Blanco permanece como un recordatorio de que, aunque el terror pueda dominar temporalmente, la valentía y la unión pueden triunfar.

En el aspecto gráfico, el trabajo de Kepa de Orbe trabaja unas viñetas cargadas de tensión, con una paleta que refleja la tanto la luz como la oscuridad de esos días, logrando transmitir al lector la ansiedad y el miedo que envolvieron a toda una nación. Cada viñeta está cargada de simbolismo y de emociones contenidas, desde las expresiones de desesperación de los personajes hasta las escenas de multitudes que salen a las calles. En la obra utilizan el color, el contraste y la disposición de las escenas para destacar los momentos clave, y cada página invita a detenerse y reflexionar sobre el mensaje que transmite.

Este tebeol editado por Serendipia Editorial, cuenta con una introducción de Mariano Sánchez Soler junto con un epilogo de María del Mar Blanco Garrido, hermana de Miguel Ángel. En sus páginas queda la historia de una sociedad que, al unirse en su memoria, aprendió a enfrentarse a sus propios miedos y a decir “¡basta!” al odio y a la violencia. Ese instante marcó un cambio irreversible. Las imágenes de calles llenas de ciudadanos en Bilbao, Madrid, Barcelona y prácticamente todos los rincones del país mostraron la fuerza de una sociedad decidida a plantar cara al terror. Por primera vez, la ciudadanía vasca y española compartían el mismo objetivo, unidos en un grito desgarrador contra el miedo. La muerte de Miguel Ángel Blanco provocó una profunda reflexión social que rompió barreras ideológicas frente al terrorismo. Por eso el tebeo de «Manos Blancas« describe a la perfección el levantamiento de la voz contra ETA, tomando conciencia de que el silencio solo favorecía a los verdugos y que era hora de los inocentes, de la ciudadanía.

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