
Ellas habitan lejos del mundo del hombre, en contacto con la naturaleza y los saberes ancestrales. Al margen. Ellas son brujas, conocedoras de un poder que emana de lo orgánico que las rodea. Y en ellas, en su seno, crece Templanza, una muchacha de constitución gigantesca cuyo origen está por desvelar. Como el mal que ellas, “las broxas”, van a enfrentarse: La niebla negra que barrió todo lo que rodeaba las tierras de los “omes”.
Esa es la premisa de partida de “La caminante de la niebla. 1. El soplo de las cosas” (“La Marche Brume Tome 1 – Le Souffle des choses”), el primer volumen (de dos) de la nueva obra de Stéphane Fert, recién editada en castellano por Nuevo Nueve. Una propuesta atractiva tanto en lo plástico como en lo narrativo, donde Fert ahonda en algunas de sus constantes que lo han singularizado como un autor a tener en cuenta en el panorama europeo desde “Morgana” o “Piel de Mil Bestias”.

Más que un relato de anticipación, estamos ante un hibrido en la que la fábula ecológica se entrelaza con el folclore popular europeo. Si bien con unos acertados cambios de perspectiva que hacen del camino una senda mucho más apetecible de recorrer. Una mirada mágica que planea en armonía con lo natural. Ejemplo de ello son las protagonistas de este moderno cuento, caracterizadas de forma orgánica tanto en su definición gráfica como en las relaciones que se establecen entre ellas.

Establecido el terreno fértil para que germine la historia, tanto el contextual y referencial como el “dramatis personae” que lo protagoniza, “La caminante de la niebla” te mete de lleno en lo que quiere contar. De forma inequívoca, sumerge a quien lo lea en ese camino del héroe que espera a la adolescente Templanza. Un camino que tiene mucho de paso a la vida adulta, pero también de descubrir su pasado. Todo ello en una odisea en la que tanto ella como las “broxas” que le acompañan habrán de enfrentarse a esa “niebla negra” que barrió todo. Bueno, todo no. La incomprensión de los “omes” sigue presente, trasformada en una caza al diferente que nunca termina.
Ese es “el soplo de las cosas” que espera en este volumen. Con un aire fresco, plagado de páginas colosales en lo gráfico, donde Fert resuelve con efectividad notable cada aspecto de la trama en viñetas que son golosinas gráficas, condimentadas con un color sublime que dota, más si cabe, de rotunda personalidad a una obra impregnada de la huella estilista de su autor.

Editada en el mercado franco belga por Dargaud, Nuevo Nueve se ha encargado de traerla en una edición al castellano traducida por Inés Sánchez Mesonero. 136 páginas en cartoné de gozoso recorrido plástico y conceptual, con una historia de las que engancha. Tanto por la acertada y nueva mirada a mitos del folclore pasado como por la frescura que desprende cada trazo y color con las que envuelve cada viñeta Stéphane Fert. Sin duda “La caminante de la Niebla. 1. El soplo de las cosas” se postula como una senda prometedora para recorrer, pararse y disfrutar en cada página.
