Marvel Gold Los Vengadores 10: La reestructuración del equipo

En este Omnigold de los “Vengadores” de Panini Comics se integran varios de los cómics de Marvel de los primeros ’80, específicamente los números #212 (Octubre 1981) a #226 (Dociembre 1982) de «Avengers«, junto con Annual 11, que marcaron una etapa de transición importante en la historia del grupo antes de la llegada del guionista Roger Stern. Un conjunto de historias que destacan por temas oscuros, conflictos morales y cambios significativos en la alineación del equipo de superhéroes. Además incluye la miniserie ”Visión y la Bruja Escarlata” (“Vision and the Scarlet Witch”) que complementa  con un enfoque más íntimo y centrado en la relación de esta pareja, dos personajes clave del universo Marvel. Todos estos números representan un momento fundamental no solo para muchos de los Vengadores, sino también para el desarrollo emocional y psicológico de varios de sus miembros.

Con el regreso de Jim Shooter como escritor principal en Vengadores llegó un aire de renovación, pero también de controversia, especialmente en torno al personaje de Hank Pym, alias Chaqueta Amarilla. A lo largo de varios números, Shooter toma una decisión radical al retratar a Pym como un hombre que lucha contra la inestabilidad emocional y la inseguridad personal. Su complejo de inferioridad respecto a sus compañeros de equipo y su esposa multimillonaria, Janet Van Dyne (La Avispa), lo lleva a un colapso mental, culminando en un acto de violencia doméstica que impacta tanto a los lectores como a los mismos personajes. La escena en la que Hank Pym abofetea a Janet es un momento que cambió para siempre la percepción de este personaje. En lugar de ser un simple científico con habilidades de cambio de tamaño, se convierte en una figura trágica, marcada por sus propias fallas psicológicas. Este arco argumental no solo examina los peligros de la arrogancia y el orgullo herido, sino que también aborda temas como la salud mental y la violencia machista, algo que era inusual en los cómics de superhéroes de esa época. Esta historia, a pesar de su crudeza, es una de las más potentes de la etapa de Shooter. Sin embargo, no todo en estos números está a la altura del impacto de esta trama.

Algunos aventuras para destacar son los números que aparecen el Hombre Molécula y Estela Plateada. Hay momentos notables, como la confrontación moral entre Capitán América e Iron Man, donde ambos héroes discuten si deben matar o no a un ser tan poderoso como el Hombre Molécula. Esta discusión ética sobre la justicia y la responsabilidad nos acabaría llevando con el tiempo a ese evento conocido como Civil War (casi 25 años después). Por lo que se refiere a Tigra, un personaje relativamente nuevo en los Vengadores, también recibe un enfoque importante durante estos números. Originalmente presentada como un personaje ligero y humorístico, similar a la Bestia, su carácter cambia radicalmente en este periodo. Tigra se convierte en una figura más introspectiva y sombría, y finalmente decide abandonar al equipo, convencida de que no está a la altura de sus compañeros. Esta evolución parece forzada, pero también añade una capa de profundidad a un personaje que de otro modo podría haber sido relegado a un papel secundario.

Continuamos con la aparición de Drax el Destructor y Dragón Lunar, personajes conectados a la mitología de Thanos y el universo cósmico de Marvel. En estos números, se revela que Drax es el padre de Dragón Lunar, y la relación entre ellos añade una esas emociones tan buscadas en el ámbito cósmico. Dragón Lunar, conocida por su arrogancia y deseo de poder, se coloca nuevamente en el papel de villana cuando toma el control mental de un planeta entero, imponiendo su versión de la paz y la perfección. Los Vengadores se oponen a este régimen dictatorial, lo que da lugar a una confrontación moral sobre el libre albedrío y la naturaleza de la perfección. Este arco es una de las historias más filosóficas de esta etapa, aunque no presenta muchas ideas nuevas dentro del contexto del universo Marvel. Y con todo lo sucedido en los siguientes tebeos nos muestran encuentros entre personajes que marcarían una época con el tiempo como Scott Lang, el nuevo Hombre Hormiga (Ant-Man) junto con Clint Barton.

Todo esto viene presentado en el volumen con la portada más icónica de esos primeros años ´80. una que fue llevada al cine y está grabada en la retina de muchos aficionados. Nos referimos a la que aparecía en el #223, donde Ojo de Halcón lanza al Hombre Hormiga en una flecha, un trabajo realizado por Ed Hannigan y Klaus Janson.

Conforme se recorre este volumen, vamos viendo como el equipo cambia su alineación, presenciando el retorno de Ojo de Halcón y la incorporación de Hulka. Además, Spiderwoman, Viuda Negra y Dazzler participan en algunas aventuras. Entregas que entretienen con resoluciones argumentales correctas y que dejan, como debe ser en una buena serie regular, con ganas de saber como continuaran las aventuras de los grandes héroes de la Tierra.

Como decía, el gran peso de los guiones de esta etapa recae principalmente en Jim Shooter, que se encarga de la mayoría de los textos en los primeros números de esta saga. A medida que Shooter se retira progresivamente, otros escritores toman las riendas, incluyendo a David Michelinie, J.M. DeMatteis, Steve Grant y Alan Zelenetz. Sin embargo, ninguno logra mantener el mismo nivel de impacto o coherencia en las historias. Por ejemplo, el trabajo de DeMatteis en el “Avengers Annual 11” intenta revivir el clásico enfrentamiento entre los Vengadores y los Defensores, pero se queda corto en cuanto a profundidad y emoción.

En el aspecto gráfico hay una rotación constante de dibujantes, que va desde Bob Hall hasta Alan Kupperberg, pasando por Alan Weiss, Greg LaRocque o Don Perlin, lo que genera una sensación de falta de coherencia visual en toda la serie. Aunque Bob Hall puede considerarse el artista más cercano a un dibujante «regular» durante esta etapa, su trabajo es funcional pero no sobresaliente. Hall cumple con su tarea de narrar la historia, pero su arte carece de dinamismo o de detalles que eleven el aspecto visual de la serie a otro nivel. Alan Kupperberg y Alan Weiss, por su parte, realizan un trabajo discreto, que en muchos casos resulta demasiado básico y a veces poco atractivo. El dibujo de Weiss en la saga del Hombre Molécula, por ejemplo, no logra capturar la grandiosidad de una historia que involucra a personajes como el Capitán América, Thor y el Estela Plateada. Los trazos son toscos, y la composición de las escenas de acción se siente rígida, lo que disminuye el impacto emocional que debería tener la trama. Don Perlin, quien también contribuye al arte de algunos números, no mejora significativamente el nivel. Aunque es un narrador competente, su estilo carece de la sofisticación que podría haber elevado las historias de Shooter y compañía. En general, el dibujo durante esta etapa rara vez está a la altura del peso emocional y temático de los guiones, lo que crea una desconexión entre el arte y la narrativa. En el “Avengers Annual 11”, el arte de Al Milgrom sigue esta tendencia de ser funcional sin llegar a ser destacado. Sus personajes tienen un aspecto más caricaturesco, lo que desentona con la seriedad del conflicto que plantea la historia, careciendo el enfrentamiento entre los Vengadores y los Defensores de la espectacularidad visual que debería tener un evento de esta magnitud.

Un tema aparte es la miniserie de Visión y la Bruja Escarlata que se incluye en el tomo. Ofreciendo una pausa significativa de las aventuras épicas y cósmicas de los Vengadores, centra la atención en la relación entre el androide creado por Roy Thomas y John Buscema y de la bruja creada por Stan Lee y Jack Kirby. En la primera serie de cuatro números que protagonizaron se explora las complejidades de su matrimonio y sus deseos de una vida normal. Los guiones de Bill Mantlo se centran más en el desarrollo de personajes que en la acción, lo que permite un enfoque más matizado en la vida cotidiana de los superhéroes. El arte de Rick Leonardi es sólido, aunque no espectacular, y complementa bien el tono más íntimo de la serie. La historia también introduce elementos clave para el futuro de ambos personajes, como el deseo de Wanda de tener hijos y la creciente humanidad de Visión. Aunque esta miniserie no es tan impactante como los eventos que tienen lugar en Los Vengadores, es un complemento esencial para comprender a fondo a estos dos personajes, profundizando en los temas de identidad, familia y el lugar que los superhéroes ocupan en el mundo. La relación entre Visión y Wanda era el corazón emocional de esta serie, y los lectores vieron cómo su amor se enfrentaba a pruebas constantes, tanto internas como externas. La magia del caos de Wanda juega un papel crucial en estos números, revelando que, aunque ella desea una vida pacífica, su propio poder la conecta con fuerzas que están más allá de su control. Esto es particularmente evidente cuando se enfrenta a desafíos místicos y a la creciente comprensión de que su linaje y su conexión con la magia tendrán consecuencias que no puede evitar.

Todos estos tebeos se forma el décimo omnigold que edita Panini Comics, con traducción de Gonzalo Quesada y con una introducción de Raimon Fonseca. Fueron, con sus luces y sombras, un punto de inflexión para los Vengadores. Fue una época de transición, con viejas heridas aún frescas que quedan pendientes de cicatrizar, como es el caso de Hank, pero ya se empieza a vislumbrar un nuevo horizonte. Mientras llega ese momento disfrutemos de esta parte de la historia “Los Vengadores”.

Deja un comentario