Desde su primera aparición en 1964, Daredevil ha sido uno de los personajes más fascinantes y complejos del universo Marvel. Creado por Stan Lee y Bill Everett, con un importante aporte de Jack Kirby, el Hombre sin Miedo ha experimentado una evolución a lo largo de las décadas, pasando de ser un héroe más en el extenso panteón de Marvel a convertirse en un ícono cultural que explora las profundidades de la moralidad, el sacrificio y la redención. El viaje de Daredevil hacia la grandeza no fue instantáneo. A lo largo de los años, numerosos escritores y artistas contribuyeron a moldear su identidad, cada uno dejando su huella en la historia del personaje. En sus primeras décadas de vida editorial cabe destacar a Wally Wood, que diseñó el traje rojo ya asociado para siempre con el personaje, o el gran Gene Colan y su magnifica utilización del claroscuro.
Sin embargo, fue en los años ´80 con la llegada de Frank Miller a la serie, un entonces joven y prometedor artista, cuando Daredevil alcanzó nuevas alturas. La obra de Miller, especialmente en colaboración con Klaus Janson, redefinió de forma rotunda al personaje y cambió la historia para siempre.

Para comprender plenamente el impacto de Frank Miller en el hombre sin miedo, es esencial examinar el contexto en el que el personaje fue creado y cómo evolucionó en sus primeros años. Daredevil, también conocido como Matt Murdock, debutó en su serie en abril de 1964. La premisa era innovadora: un abogado ciego que utiliza sus sentidos aumentados para luchar contra el crimen en las calles de Nueva York. A diferencia de otros héroes de Marvel, se distinguió por su enfoque en la justicia, tanto en el ámbito legal como en la que proviene sombras. Los primeros números escritos por Stan Lee y dibujados por Bill Everett y Wally Wood, establecieron los fundamentos del personaje. La tragedia de Matt Murdock, que pierde la vista en un accidente al salvar a un hombre ciego, y la muerte de su padre a manos de criminales, forjan su carácter y determinación de combatir el mal. Sin embargo, estos primeros números también fueron un periodo de experimentación, en el que el tono del cómic oscilaba entre lo ligero y lo serio.
Durante esta etapa, Daredevil se enfrentó a una variedad de villanos, algunos de los cuales se convertirían en recurrentes, como el Búho. Además, su vida personal y profesional fue desarrollándose con la introducción de personajes como Foggy Nelson, su mejor amigo y socio en la firma de abogados, y Karen Page, su secretaria y primer amor. Sin embargo, a pesar de la solidez de su origen, no logró alcanzar la popularidad de otros héroes de Marvel como Spider-Man. El personaje era interesante, pero carecía de la consistencia narrativa y la dirección clara que otros títulos de Marvel poseían. Fue en este contexto que autores como Gene Colan o Jim Shooter, entre otros, comenzaron a explorar nuevas facetas del personaje, sentando las bases para lo que vendría después.

A medida que la década de 1970 avanzaba, Daredevil continuó evolucionando bajo la dirección de diversos equipos creativos. Gene Colan, un maestro del arte sombrío, se convirtió en uno de los artistas más influyentes en la historia temprana de diablo de la cocina del infierno. Colan, junto con escritores como Gerry Conway, comenzó a explorar la dualidad de Matt Murdock, profundizando en la lucha interna entre su vida como abogado y su papel como vigilante. Sin embargo, a pesar de estos intentos por revitalizar la serie, Daredevil seguía sin alcanzar el estatus de un título de primer nivel en Marvel. En este contexto, el trabajo de Roger McKenzie, Gil Kane, Carmine Infantino, Bill Mantlo, Lee Elias, Mary Jo Duffy o Don McGregor representa un intento de reorientar al personaje hacia sus raíces más urbanas y sombrías. McKenzie, un escritor que entendía la importancia de las tensiones morales y psicológicas, comenzó a llevar a Matt Murdock a territorios más oscuros, preparando el terreno para lo que sería la llegada de Frank Miller. Si bien la serie acabó pasando a ser bimestral, señal de que algo no funcionaba en las ventas y que anunciaba una más que posible cancelación. En ese contexto llega Miller a la serie, que debuta en 1979 en el #158 con el último del arco argumental de McKenzie. Las tintas de Klaus Janson llegarían depsués, en el #164 .
No fue algo instantáneo la revolución conceptual que llevaría a cabo Miller. De hecho, no asumió el guion de la cabecera hasta el #168, donde se presentaba una de sus creaciones más célebres, Elektra. Si bien, esas diez entregas guionizadas por Mckenzie, le sirvieron para tomar el pulso gráfico a la serie. Las páginas arrebatadoras y ese contexto entre los bajos fondos urbanos y el influjo ninja llegarían después, aquí están los pasos previos.

Uno de los aspectos más notables de esta etapa previa a la grandeza es la creciente presencia de Bullseye, un villano que se convertiría en el archienemigo definitivo del abogado de la cocina del infierno. Creado por Marv Wolfman y John Romita Sr. en 1976, su primera aparición se produce en Daredevil #136, ya era un personaje destinado a ocupar un espacio importante en la serie: un asesino con una precisión mortal, una amenaza constante y personal que elevaba la tensión en cada encuentro. Esta relación antagónica sería uno de los pilares sobre los cuales Miller alimentaría sus guiones en los años venideros.
En esa época, previa al «renacimiento» del personaje, la serie contaba con una presencia abundante de una rica galería de habituales recurrentes junto a Bullseye, como el Búho, Mr Hyde, Gladiador, los Vengadores o la Viuda Negra. Elementos que aportaban detalles y matices, aunque no de manera muy definida, si que proporcionaban una capa de tenue complejidad integrando al personaje en el Universo Marvel. Si bien lo grande estaba por llegar, en estos números se puede recorrer los pasos previos antes de que Miller y Janson convirtieran la serie en una de las más importantes de la Marvel de los años ochenta.

Todos estos pasos previos están en el primer volumen de «Obras Maestras Marvel. Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson», la saga previa en la que debutó Miller en su última entrega, Daredevil 144-158, junto al Marvel Premiere 43 y los #27 y #28 de «Peter Parker, The Spectacular Spider-Man”, donde Frank Miller dibujó a Daredevil por primera vez, antes de tomar las riendas del personaje en su propia serie. Estos números son importantes porque muestran los primeros indicios del enfoque visual que Miller implementaría posteriormente en la serie de «El Hombre sin Miedo«. La interacción entre Daredevil y Spider-Man en estas historias también subraya la conexión entre los dos personajes, ambos héroes urbanos que operan en las sombras de Nueva York.
Aunque en su momento las historias de Frank Miller se publicaron en un tomo único, no se incluyó el material que tiene este tomo, que situan a personaje y serie antes de la revolucionaria etapa que viviría. En esta nueva edición de Panini Comics, se ha optado por ofrecer una mayor extensión a la etapa, incluyendo todo lo previo, que figura en este primer volumen de los cuatro que va a dedicar a los cómics más clásicos de Daredevil en su línea “Obras Maestras Marvel”. Este primer tomo, con un total de 360 páginas en papel offset y edición holandesa, nos prepara para lo que viene después: «Daredevil 144-158”, «Marvel Premiere 43”, y «Peter Parker, The Spectacular Spider-Man 27 y 28”. Centa con traducción de Gonzalo Quesada, Raúl Sastre, Santiago García y Uriel López, además de ofrecer una introducción de Roger McKenzie y varias ilustraciones promocionales de la época y muchas paginas originales en blanco y negro de los autores, que aparecen en el mismo tomo. Todo para preparar al lector para la grandeza que se iba a dar a continuación. Así con «Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson» nos transportamos al momento previo al más importante en la historia del Hombre sin Miedo.
