
La ciencia ficción ha sido un género fecundo para explorar las ansiedades, esperanzas y dilemas éticos de la humanidad, y el cómic europeo ha producido algunas de las obras más influyentes en este campo. Dentro de este contexto, “Shangri-La” de Mathieu Bablet se erige como un testimonio audaz y deslumbrante que examina la naturaleza de la humanidad en un futuro distópico. Este cómic no solo representa un hito en la carrera de Bablet, sino que también marca un paso más en el género de la ciencia ficción en el cómic europeo. A lo largo de sus 220 páginas, nos desafía a confrontar preguntas sobre el progreso tecnológico, la sostenibilidad ambiental, la ética en la manipulación genética y las implicaciones del consumismo más salvaje.
El guion se desarrolla en un futuro lejano en el que la Tierra ha sido devastada por el cambio climático, la contaminación y la desigualdad social. En lugar de buscar soluciones para restaurar el planeta, la humanidad se ha refugiado en una gigantesca estación espacial conocida como USS Tianzhu, un nombre de una multinacional que irónicamente aquí se convierte en una prisión dorada. En este entorno cerrado, la tecnología ha alcanzado niveles avanzados, pero a un precio: la vida está estrictamente controlada por una élite corporativa que utiliza el consumismo para mantener el orden y la productividad. Esta sociedad ha perdido su conexión con la Tierra, tanto física como emocionalmente, y su dependencia de la tecnología ha erosionado la esencia misma de lo que significa ser humano. En la superficie, parece ser una utopía, un lugar donde las necesidades básicas de la humanidad están garantizadas y donde la vida es segura y predecible. Sin embargo, Bablet rápidamente desmantela esta fachada, revelando la profunda corrupción que yace en su núcleo. La sociedad dividida en castas, con una élite que dice y enseña todo lo que tiene que pasar y unos trabajadores que están atareados sin cesar para mantener el funcionamiento de la estación. Esta estratificación social es exacerbada por la tecnología, que es utilizada por las clases dominantes para mantener su control sobre las masas. Es un ciclo sin fin de necesidades y consumismo que realmente son innecesarias.

Con todo ello seguimos la vida a varios personajes cuyas historias se entrelazan a medida que descubren la verdad detrás de la utopía en la que viven. El protagonista principal, Scott, es un trabajador ordinario en la estación que comienza a cuestionar su existencia y la realidad que lo rodea, pero sus conocidos están en el lado opuesto. A través de sus ojos, el lector es llevado a un viaje de descubrimiento que desvela los oscuros secretos de esa gran estación espacial. El viaje de Scott lo lleva a descubrir que la promesa de una vida nueva en Titán (el satélite de Saturno) es una mentira cuidadosamente construida para mantener el control sobre la población. La tecnología, que una vez fue vista como la solución a los problemas de la humanidad, se ha convertido en una cárcel que atrapa a la especie en un ciclo interminable de dependencia y sumisión. A medida que Scott y otros personajes buscan una forma de escapar de esta prisión dorada, la narración se intensifica, llevando a una conclusión tan trágica como reveladora.
Además, me gustaría destacar como este autor trata la deshumanización de la sociedad, que se refleja claramente en su tratamiento de los animales. Al manipular genéticamente a los animales para servir a sus propósitos, la humanidad ha proyectado sus propios defectos y perversiones en estas criaturas. Son una representación física de la decadencia moral de la sociedad: seres creados no para vivir de manera autónoma y digna, sino para ser explotados hasta el límite de sus capacidades. Este trato inhumano hacia los animales genéticamente modificados también pone en tela de juicio la propia humanidad de los habitantes de esta estación espacial. Al ver a otros seres como meras herramientas, los humanos han perdido la capacidad de empatizar con su sufrimiento, lo que a su vez refleja su incapacidad para comprender el valor de la vida en general. Incluida la suya.

Bablet no solo es un narrador hábil, sino también un artista excepcional cuya visión estética es fundamental para el impacto de la historia. El estilo de dibujo combina una atención meticulosa al detalle con un sentido de tintes épicos, creando un mundo que es tan inmenso como claustrofóbico. Aquí se refleja la arquitectura no solo como un fondo estático, sino como un elemento narrativo que refleja el estado psicológico de los personajes y la naturaleza de la sociedad en la que viven. Las líneas rectas y las estructuras imponentes de la estación espacial sugieren un mundo donde la tecnología y la eficiencia han desplazado a la humanidad y la libertad individual. Esto está a menudo representado en planos generales que muestran a los personajes como pequeñas figuras en un vasto entorno, subrayando la insignificancia del individuo frente al sistema. Además, el efecto de la arquitectura en el trabajo de este historietista se puede ver en cómo estructura sus páginas: utilizando perspectivas forzadas y ángulos inusuales para crear un sentido de profundidad y volumen que amplifica la dimensión de lo contado.
Esta obra se publicó en el mercado francés bajo el sello editorial Ankama Éditions en 2016. Posteriormente fue editada en España por Dibbuks en 2017. Y ahora gracias a Tengu Ediciones recuperamos este imprescindible de la BD con la traducción de Fernando Ballesteros. 224 páginas en color más cubiertas en cartoné que incluyen, además, un cuaderno de bocetos y varias páginas iniciales del autor para la presentación de la obra en un primer momento a Ankama, donde se ven las tonalidades primerizas de la primera versión, antes de evolucionar a la edición definitiva que vió la luz a ambos lados de los Pirineos. Con esa versión nos quedamos disfrutando de las páginas de este tebeo, transportados a un mundo futurista y distópico, lleno de belleza y desolación en igual medida. Así que, dale una oportunidad y descubrirás que es una lectura que vale la pena. En un mundo donde las preguntas sobre nuestro futuro son más relevantes que nunca, “Shangri-La” se puede erigir como una especie de bola de cristal de lo que podría llegar a ocurrir.
