
La historia de «Distant Sky: El cielo del abismo» (“심연의 하늘”), escrita por Inwan Youn e ilustrada por Sunhee Kim, comienza con un despertar, un renacimiento en medio de la muerte. El protagonista, Haneul (cielo en coreano), despierta en un edificio en ruinas, rodeado de cadáveres. Esta escena inicial no es solo un recordatorio de su vulnerabilidad, sino también un reflejo del desmoronamiento de la civilización tal como la conocemos. Seúl, una metrópolis antes vibrante y llena de vida, ha sido sumida en una oscuridad total. No hay electricidad, no hay coches, y, quizás lo más inquietante, no hay estrellas en el cielo. La falta de luz, tanto literal como figurativamente, actúa como un símbolo de la incertidumbre y la desesperanza que impregna el mundo de Haneul. La pregunta «¿Soy el único que queda con vida?» resuena con fuerza en la mente del protagonista, y por extensión, en la del lector. Esta es una pregunta que, aunque aparentemente simple, está cargada de significado. Refleja no solo la soledad abrumadora del protagonista, sino también el miedo existencial de ser el último de su especie. Este sentimiento de aislamiento se amplifica por el entorno hostil en el que se encuentra: un paisaje urbano desolado que antes estaba lleno de vida y ahora solo alberga muerte.
Uno de los elementos más intrigantes de Distant Sky es la ausencia total de estrellas en el cielo. Este detalle no es meramente estético; es un indicio de que algo está profundamente mal en el mundo. Las estrellas, que siempre han sido un símbolo de esperanza y guía en la oscuridad, han desaparecido, dejando un vacío inquietante en el firmamento. Esta falta de estrellas sugiere una desconexión con el universo, como si Seúl hubiese sido cortada de la realidad misma, atrapada en una especie de dimensión alternativa, donde las leyes naturales han dejado de funcionar. El cielo oscuro y sin estrellas no es solo un escenario de la trama, sino un personaje en sí mismo, un testigo mudo de los eventos que se desarrollan. A medida que la historia avanza, se hace evidente que este cielo esconde un terrible secreto, uno que podría estar relacionado con la catástrofe que ha sumido al mundo en la oscuridad.

Haneul, que al principio se muestra confundido y asustado, pronto se da cuenta de que su situación es mucho más desesperada de lo que había imaginado. No solo debe enfrentarse a la posibilidad de ser el último ser humano vivo, sino que también debe luchar contra fuerzas desconocidas que parecen querer acabar con él. Este viaje de supervivencia es tanto físico como emocional, ya que Haneul debe superar no solo las amenazas externas, sino también sus propios miedos y dudas. La desesperación es un tema recurrente en la historia. La soledad de Haneul, su lucha por encontrar respuestas, y su necesidad de sobrevivir en un mundo que ha perdido toda semblanza de normalidad, crean una atmósfera de constante tensión. Cada paso que da está cargado de incertidumbre, y cada encuentro con otros seres humanos, escasos pero significativos, solo sirve para enfatizar la fragilidad de la vida en este nuevo mundo. El lector se encuentra constantemente preguntándose si hay alguna esperanza para Haneul, o si está condenado a sucumbir a las mismas fuerzas que han destruido a los demás. Sobrevivir. Ese es el motor del cuidado guion realizado con oficio por Inwan Youn.
En el aspecto gráfico, el arte de Sunhee Kim juega un papel crucial en la creación de la atmósfera en esta manhwa. El uso de sombras, la paleta de colores apagados, y la representación de una zona devastada contribuyen a la sensación de aislamiento y desesperación que permea en el relato. El estilo gráfico no solo complementa la narrativa, sino que la amplifica, haciendo que el lector se sienta tan atrapado en este mundo oscuro, al igual que los propios personajes. Las escenas de la ciudad en ruinas, con edificios derrumbados, son un recordatorio constante de la magnitud del desastre. Sin embargo, el uso del espacio negativo, el vacío del cielo sin estrellas, es quizás el elemento más inquietante del arte de Kim. Este vacío no solo es visual, sino también emocional, creando una sensación de pérdida y desconexión.

Esta obra, editada por Ylab en Japón, se compone de 6 volúmenes con la serie ya cerrada. Ahora Kibook Ediciones comienza su publicación en castellano, con la traducción de Soyoung Kim y la rotulación de Judit Martín Monclús. Las 496 páginas del primer volumen no ofrecen respuestas fáciles. En lugar de ello, invita al lector a acompañar a Haneul en su viaje a través de la oscuridad, enfrentando las preguntas más difíciles sobre la existencia y la naturaleza de la realidad. A medida que nos adentramos en las páginas de “Distant Sky: El Cielo del Abismo” es inevitable preguntarse: «¿qué haría yo en su lugar? ¿Sería capaz de encontrar esperanza en la oscuridad, o sucumbiría al miedo y la desesperación?» Con un final que nos deja con ganas de más, aguardo con ansias la continuación de esta fascinante historia. Quiero descubrir qué secretos se esconden sobre el incidente del 11-A en Hapjeong…
