Dulces Tinieblas: siniestro y perturbador cuento cruel

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Sigmund Freud planteo en 1919 “Lo Siniestro” («Das unheimliche«) como aquella vivencia conceptualmente contradictoria, pues tiene rasgos conocidos y familiares y, sin embargo, produce extrañeza e inquietud. Sensaciones que aterrorizan, que bien pudieran estar ocultas desde un primer momento en el recuerdo, pero que erizan el vello cuando se producen. Mucho de ello hay en el cuento cruel hecho viñetas que hoy nos espera: “Dulces Tinieblas” (“Jolies Ténèbres”), de Fabien Vehlmann y Kerascoët, pseudónimo utilizado por Marie Pommepuy y Sébastien Cosset cuando dibujan juntos.

Nominado a los Eisner en 2015, “Dulces Tinieblas” nos propone una revisión de muchos de los cuentos fantásticos infantiles en clave descarnada y cruel, donde la dulzura formal se amalgama con la crudeza siniestra de los personajes y sus comportamientos. Aquí no hay bondad, en todo caso supervivencia en un entorno letal, donde la vida convive con la muerte y la traición; todo en un contexto donde la locura, la manipulación y la envidia son factores  latentes.

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Entre las referencias conceptuales evidentes del cómic cabe citar a Lewis Carroll y a Tim Burton, pero también a Hayao Miyazaki y a David Lynch. La sombra de “Alicia en el país de las maravillas” planea como punto de partida, servida con una poética cercana a los trabajos más refinados de Miyazaki. Pero esta poética plástica no nos lleva al confort de lo encantador y lo fantástico, sino que los orienta a lo monstruoso. Así lo familiar del cuento se torna oscuro, morboso, cruel… Siniestro en definitiva.

“Dulces Tinieblas” no es más que el camino de superación de su protagonista, Aurora. De su toma de conciencia y, en parte, de la pérdida de su inocencia. En el mismo sentido, la lectura del cómic lleva por el mismo camino a quien se adentre en ella. Tras la belleza formal y el encanto gráfico infantil, se esconde lo perturbador, que aparece a la menor ocasión. De ese contraste nace la fuerza de estas páginas, que cautivan mientras inquietan, que seducen mientras asustan y sobrecogen.

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En ese sentido, el guion de Fabien Vehlmann (“El dios salvaje” o «Super Groom«) y Marie Pommepuy, funciona con notable precisión para llevándonos de la ternura al espanto, dejando fluir las contradictorias emociones que pueden provocar muchas de estas páginas.  Marie Pommepuy también dibuja junto a Sébastien Cosset en el tándem que engloba el pseudonimo Kerascoët. Juntos potencian la amalgama de sensaciones antagónicas que se halla en esta descarnada fábula sin más moraleja que el horror puede esconderse en lo más familiar y encantador. Bañanda en aguadas y perfilada con línea clara.

Original a todas luces, los autores hicieron un “tour de force” para mostrar el espanto siniestro que hay tras la aparente dulzura de muchas de las fantasías. Lo más inquietante, y destacable a la vez, es que, para ello, no han necesitado retorcer mucho los conceptos previos que manejan. Simplemente han dejado fluir muchos de los recursos y características de la literatura infantil con un enfoque libre. Dando un paso más. Dejando a la luz lo que en ocasiones esconden: lo que permanece en la oscuridad ante la iluminación del prodigio. Tan familiar como oculto. Tan siniestro como perturbador. Poético y macabro a partes iguales.

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Posiblemente Freud disfrutaría de este cómic. También cualquiera que guste de propuestas originales y frescas. Y “Dulces Tinieblas” lo es. Sigue fresco, aunque viera la luz por primera en el mercado franco belga en 2009. Ya en 2015 Spaceman Project lo editó en castellano a través de una campaña de crowdfunding, con el título de “Preciosa Oscuridad”. Si bien, esta es una obra que merecía mayor recorrido, y Norma la acaba de recuperar en una cuidada edición de 112 páginas en cartoné con sobrecubierta, basada en la última edición francesa de Dupuis, y con nueva traducción de Eva Reyes de Uña. Así vuelve a estar disponible “Dulces Tinieblas” en castellano, manteniendo la tenebrosa originalidad y cruel frescura del primer día, envuelta en una belleza plástica sublime. Lista para sobrecoger a cualquiera que se acerque a sus páginas.

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