Bran Mak Morn: El último rey. Un hombre frente a las legiones romanas

Imagina un cruce entre William Wallace y el último de los mohicanos, pero con un cierto toque de Conan el Bárbaro. Así es “Bran Mak Morn”, el último rey de los pictos, un grupo de tribus decidas a no caer bajo el yugo romano. Bran no es el tipo de rey que se sienta en un trono dorado y se come uvas. No, este tipo está en el campo de batalla, con la cara pintada de azul y una expresión que dice «no te metas conmigo, soy el último de mi especie». Todo esto se desprende de esta creación de Robert E. Howard, cuyo primer relato vio la luz en «Weird Tales» en 1930 y aunque «Dos Pistolas Bob» no se prodigó muchocon el personaje, si que dejó huella con él.

Bran Mak Morn es un personaje complejo y multifacético. Como líder de los pictos, lleva el peso de la supervivencia de su pueblo en sus hombros. Howard lo describe como un rey no sólo valiente y astuto, sino también profundamente consciente de su papel histórico y del destino trágico de su gente. Bran es un líder con una profunda carga emocional y moral, atrapado entre su deseo de preservar su cultura y la dura realidad de la dominación romana. Su carácter está marcado por un sentido de fatalismo y desesperación. Bran es consciente de que, a pesar de sus mejores esfuerzos, su pueblo está destinado a desaparecer. Esta conciencia del inevitable declive de los pictos da a las historias una cualidad trágica y melancólica. Sin embargo, a pesar de este conocimiento, Bran sigue luchando, lo que lo convierte en un símbolo de resistencia y dignidad. Frente a un mundo que no entiende ni respeta a su gente. Bran sabe que está luchando una batalla perdida, pero sigue adelante. Tan triste como admirable. Épica frente al fatalismo en definitiva.

En las historias de Bran Mak Morn hay espadas chocando, gritos de guerra y una buena dosis de misticismo celta. Howard no escatima en detalles sangrientos. Quiero destacar entre todos los relatos del libro, la historia «Gusanos de la Tierra» (“Worms of the Earth”, aparecido originalmente en noviembre de 1932 en «Weird Tales«). Aquí, Bran decide que ya ha tenido suficiente de los romanos y busca ayuda en una tribu de criaturas subterráneas que, honestamente, hacen que los zombis parezcan cachorros de perrito. Pero cuando pides ayuda y quieres solucionar tu problema, que mejor que acudir a una bruja y a unos seres del submundo. Un relato que podría encabezar Conan sin ningún problema, pero Howard lo reservó para el rey picto.

En el universo de Howard, Bran Mak Morn no está solo. En algunas historias, se cruza con Kull de Atlantis. Kull de Valusia guarda semejanzas con Conan, si bien en su caracterización hay más dosis de filosofía y existencialismo. No obstante, cuando Kull y Bran se encuentran, no queda espacio para la reflexión y si para la acción.

Épica, sangre y violencia se encuentran en estas líneas. Si bien Howard también se mete en algunos temas bastante profundos, como la lucha por la identidad cultural y la resistencia contra la opresión. Con la idea subyacente de lo civilizado como algo que perturba el estado natural del ser humano. Una constante de Howard, por otra parte, que ha hecho que sus héroes hayan trascendido de su época pulp.

Todo esto espera en la edición de Reino de Cordelia, en un formato de cartoné con cuadernillos cosidos al hilo en total de 168 páginas, con traducción de Susana Carral y un prólogo de Luis Alberto de Cuenca. Además de incluir las ilustraciones de Carlos Fernández del Castillo. Al final, esta obra nos permite conocer a un personaje quizá no tan relevante como Conan, pero con su propio encanto y razón de ser. Un héroe trágico que representa la lucha por preservar una cultura en extinción. Sin duda, las historias de “Bran Mak Morn: El Último Rey” son una parte esencial del universo de Howard. Ahora podemos adentrarnos en su parte «picta», con sabor a «pulp» y pura espada y brujería.

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