“¿Cuándo se convierte un chico en un hombre?”

Crecer implica avanzar, dirigirse a otro lugar. Ubicarse, en definitiva, de acuerdo a lo vivido. También, de forma implícita, conlleva saber de donde se viene, ver el trayecto completo desde donde se partió para ese destino que queda en el horizonte. Del mismo modo, es descubrir que los nombres en sí importan poco, que lo verdaderamente revelador es lo que hace quien ostente ese nombre. Ahí está lo que dota a cada persona de singularidad, de personalidad.

“¿Es posible que no me haya dado cuenta y haya pasado de pantalla?”

Todos esos elementos se hayan en “Olvida mi nombre” (“Dimentica il mio nome”), de Zerocalcare. Un tebeo donde el existencialismo convive, entre drama y comedia, con elementos populares de la cultura Pop y donde, Zerocalcare, va a vivir otra epopeya vital que nace de la pérdida. La de su abuela materna.

La ausencia. El recuerdo y la vivencia. Son elementos consustanciales a muchas de las mejores obras de Zerocalcare. En olvida mi nombre vuelven a ser esenciales para desarrollar un relato que, si bien es ligero en forma, su recorrido implica profundidad. Tanto conceptual como emocional. Como marca de la casa, el humor de Zerocalcare. Entre lo confesional y las referencias de la cultura pop, que ensambla el tebeo dotándole de mayor firmeza.

Así “Olvida mi nombre” se convierte en uno de los títulos indispensables de la trayectoria de Zerocalcare. Por lo que cuenta: la búsqueda de la identidad y el legado. También el descubrimiento de que el camino a la madurez es imparable, que hay circunstancias que te llevan allí y obligan a salir de zonas de confort.

Mientras tanto una vida, la de su abuela fallecida, no es tan conocida como Zerocalcare creía. Una biografía que descubrirá en este proceso, a modo de viaje de descubrimiento en varios sentidos. Uno el del pasado familiar. Otro el del presente para saber donde avanzar. Todo eso discurre en un hábil mezcla de metáforas y bocados de realidad entrelazados en viñetas. Con ingenio, también con complicidad. Con esas “verdades de la vida” tan universales como los guiños a la cultura pop que hay sembrados en el cómic. Con ese tono tan próximo. Con esos gags que funcionan para cohesionar lo narrado.

De fondo, la sociedad europea del siglo XX, como elemento contextual. También como condicionante que determina a quien vive en ella. A la vez, la infancia del protagonista se pierde mientras busca respuestas sobre quien fue su abuela. Para conocerla mejor en definitiva. Pero también, de forma implícita, para explicarse a si mismo de forma sutil. Son elementos, todos ellos, que enriquecen esta comedia. Pues por mucha ligereza formal con la que discurre, lo que maneja Zerocalcare es material de gran peso emocional. Y lo hace de forma natural, que fluye por lo contado y logra su propósito,

Quizá “Olvida mi nombre” sea un paso adelante en la carrera de Zerocalcare, pues este cómic ya queda asentada la voz propia del autor, tanto en forma como en fondo. También sus 236 páginas suponen una muestra de Zerocalcare como autor, pues su propuesta, lejos de agotarse, sigue resultando fresca y, a la vez, lo identifica y singulariza como autor. Muestra de ello es que fue nominado al premio Strega en el 2015 y obtuvo el Premio de los libreros de Quebec en 2018. En el mercado español, “Olvida mi nombre” no ha dejado de estar presente desde que Reservoir Books lo editara en 2019, en una edición con traducción de Carlos Mayor, yendo ya por su tercera reimpresión. Quizá esto se deba a lo narrado en “Olvida mi nombre”, un relato que deja huella por la habilidad de llevar al lector a cuestiones de gran calado. Con humor, pero también con un gran trasfondo existencial. Por eso este relato es de los que no se olvidan.

“Seguro que se me olvidó guardar la partida”