
Como quien encuentra un tesoro en la calle. Así se sentirán muchos de los aficionados cuando reciban el cuarto número de Dread comics, la revista de terror nacional de Jesús C. Gan que va asentándose en el panorama patrio entrega tras entrega. A base de savoir faire y una buena nómina de artistas españoles que contribuyen a que cada número sea algo especial. Merecedor de ocupar un lugar destacado de las tebeotecas de los aficionados al terror, el título de la revista hace justicia a lo que contiene. Y nuevamente, en la cuarta entrega que verá a la luz en septiembre, cuyo crowfunding acaba de comenzar, el rojo se sigue expandiendo por unas sólidas viñetas en blanco y negro. Unas páginas recien , a continuación, recorreremos sin spoilers. Pues, como todo buen relato de un tebeo de terror, la sorpresa es un factor decisivo. Y eso en Dread cómics se cuida, a tenor de lo leído.
En primer lugar, cabe destacar el tono general, pues la revista mantiene ese justo equilibrio de ubicarse en la tradición de los magacines de terror española, nacida en los años 70, pero no mirando atrás, sino adelante. Tanto por formato como por contenido. Y es en ese punto donde el terror aquí vertido despliega todo su encanto.

Como las “cenizas”, de David Braña y Sebastián Cabrol, que inauguran la entrega en una historia en la que Braña vuelve a demostrar como domina recursos y tópicos del género para darles una acertada vuelta de tuerca, plasmada con acierto por Cabrol en un relato tan breve como sólido en sus entrañas.
Metidos ya en la oscuridad, y tras contemplar el contundente pin up de Juan Alberto Hernández, es momento para que «Toshiograma«, de elchinodelpelocrespo y Alberto Cimadevilla revele sus horrores y encantos en su bizarro planteamiento, plagado de ingenio y referencias y ensamblado con oficio y creatividad. Un relato del que simplemente conviene leerlo y disfrutar de los lugares donde nos llevará.

Tras los primeros escalofríos gráficos, llega el literario a cargo de Tony Jiménez y su relato breve: “Cuando el viento aúlla”, que atrapa al lector en apenas dos páginas plagadas de oficio, donde Jiménez captura desde el primer párrafo la atención del lector, y no la suelta hasta llegar a la última palabra.
La siguiente cita es con un personaje muy querido por estos lares: “El Conde de Cabreras”. En esta ocasión la creación literaria de César Hercé vuelve con el arte del que digamos podría entenderse su dibujante natural, por todo el partido que le sabe sacar: Jesús C. Gan. Un relato que sirve como un peldaño más en la senda ascendente del conde. Un relato que deja con ganas de más, de mucho más. Pues ya comentamos que este personaje, por concepto, tiene tanto atractivo como potencial, pudiendo protagonizar aventuras de mayor extensión. Las breves que han aparecido en Dread comics constatan el carisma y atractivo de la creación. Y está última, “La cruzada de Phillipe”, sigue en esa estela.

No falta tampoco otra sección habitual de la revista, los clásicos adaptados, donde Jesús C. Gan revista en esta ocasión “El aquelarre” de Francisco de Goya. Una ilustración que nos cuidaremos de no revelar para que su efecto el sea máximo al abrir las páginas de la revista. En el mismo sentido, ”Piel Muerta” de David Braña y José Torres Brocal, funciona. Pues su encanto reside en la sorpresa final del relato, un golpe de efecto que, si bien es de manual del género, es trazado con sutil ingenio por Braña y plasmado con eficaz destreza por Torres Brocal. En definitiva, un ejemplo de cómo hacer una historieta breve sólida y efectiva.
Tras “Piel Muerta”, el efectivo pin up de Enric Rebollo sirve de antesala a la segunda parte de “Effingo”, obra de Jesús C Gan y el equipo de Fuzz cómics: Isra Valmar, Joan Planells y Ferrán Clavero, culminando la andadura del expeditivo exorcista que protagoniza el relato.

Como pueden comprobar, las sensaciones desplegadas en “Dread comics #4” mantienen el tono y “la marca de la casa” de la cabecera. Señal que las labores de edición y revisión de textos, de Jesús C. Gan y David Braña, respectivamente, son realizadas a conciencia. El resultado es un recorrido plagado de escalofríos. También de detalles. Derrochando oficio y saber hacer. Ideal como lectura de media noche, para conjurar pesadillas y sustos. Para disfrutar de lo siniestro. Para estremecerse con el efectivo terror que aquí aguarda. Un terror que puede llamar a su puerta, si han dejado sus señas en la campaña de crowfunding que está en marcha, plagada de jugosas recompensas. Aunque la mayor es la rotundidad que arroja el resultado global de la cuarta entrega de “Dread comics”. Y que vengan muchas más.
