Los Cuatro Fantásticos de Carlos Pacheco, Rafael Marín y Jesús Merino: haciendo Historia

Pocos equipos de superhéroes gozan de la fama y el cariño que Los Cuatro Fantásticos han acumulado desde su debut en 1961. Sin embargo, cuando se trata de relanzar y revitalizar estas icónicas figuras, no todos los intentos resultan oro cósmico. Pero ¿qué sucede cuando un equipo creativo decide tomar las riendas y llevar a estos héroes a una nueva dimensión? Carlos Pacheco, Rafael Marín y Jesús Merino, tres nombres que los aficionados del cómic conocen bien, se unieron para ofrecernos una versión fresca, divertida y un poco gamberra de “Los Cuatro Fantásticos”.

Era octubre de 2001, un mes que muchos aficionados al cómic en España recordaran con cariño. El magnifico número 35 del volumen 3 de Fantastic Four finalmente vio la luz en España. Esta edición, que llegó fue recibida con gran entusiasmo y orgullo por los lectores españoles. Desde el regreso de Héroes Return, la identidad del grupo había sido un tema crucial. Las aventuras de los Cuatro Fantásticos no se diferenciaban lo suficiente de las historias de ciencia ficción genéricas. La esencia familiar, una característica central desde su origen, se había perdido. Las decisiones tomadas alejaban al grupo de su entorno cotidiano y de su hogar tradicional, el Edificio Baxter, que ahora había sido reemplazado por el Espigón 4. En este punto crítico, los tres creadores españoles tomaron las riendas de la colección.

El primer arco argumental trajo de vuelta a un villano español, Diablo El Alquimista, quien perturbó la tranquilidad de los héroes con un juego de sombras, magia y engaños. Mientras tanto, Foggy Nelson intentaba proteger los intereses legales de la sociedad formada por Reed Richards, que incluía sus principales inventos y el capital familiar, siempre al borde del colapso. Pacheco y Marín ajustaron ligeramente el tono de la etapa anterior, utilizando las primeras veinticuatro páginas para mostrar todo lo que les interesaba de los Cuatro Fantásticos. Desde el principio, quedó claro que la colección volvería a las raíces que hicieron grande a autores que marcaron una época, como las etapas de Kirby o Byrne. Una pelea clásica entre la Cosa y Johnny fue una declaración de intenciones: la serie sería redirigida hacia lo que la hizo exitosa en sus inicios.

Una de las mayores virtudes de esta etapa fue que los autores se tomaron su tiempo para hacer que los protagonistas interactuaran con otros héroes de Marvel. Personajes como Spiderman, Daredevil o Mefisto hicieron apariciones interesantes, enriqueciendo la trama. La colaboración entre los autores gaditanos fue destacable y la lectura continua del tomo permite apreciar mejor las virtudes de todos, tanto individualmente como en comparación. Ambos capturaron el espíritu de las viejas historias sin renunciar a su estilo, adaptado a las tendencias de aquel año 2000.

Por otra parte, Jeph Loeb se unió a la colección en el número 39 para encargarse de los diálogos. Pero, ¡Ah, la gloriosa contradicción! llegados a ese número en nuestra querida serie y Marvel, en su infinita sabiduría y omnipotencia, decidió imponer a este guionista como el nuevo jefe de diálogos. ¿Por qué?, Porque aparentemente era el tipo que mejor captaba ese sabor americano y urbano que se buscaba. Pero, ¡Vaya chiste! porque Rafael Marín, con su bagaje tan extenso como su nivel cultural y de traducción representaba a uno de los mejores guionistas no americanos para desarrollar un trabajo maravilloso en los guiones de los Cuatro Fantásticos. De todas formas, Loeb, para ser justos, respetó las intenciones originales del guion en la mayoría de ocasiones.

En cuanto a los argumentos, Pacheco y Marín no se limitaron a reciclar ideas de John Byrne. Aportaron cambios visuales significativos en los personajes, especialmente en la Antorcha Humana y La Cosa. Además, recuperaron a la nueva hija de Reed y Sue, Valeria Richards, cuya versión futura había debutado en la etapa de Chris Claremont. Estos cambios añadieron una capa de complejidad y frescura a la serie, aunque el caos editorial y la falta de rumbo de la Marvel de la época a veces empañaban el resultado final. A pesar de las interesantes historias sobre viajes en el tiempo y universos alternativos, así como el regreso de villanos icónicos y la creación de nuevos como Abraxas, la falta de rumbo y el desconcierto editorial se hicieron evidentes. Los casi veinte números de la serie muestran un mar de buenas intenciones, pero también de caos narrativo.

Sin embargo, pese a estas interrupciones y reprobaciones veladas, Pacheco, Marín y Merino lograron llevar a buen puerto su etapa con la primera familia de Marvel. Por ejemplo, por destacar varios números de la serie, en número 42 vemos a Namor dibujado por Stuart Immonen y Wayne Von Grawbadger. Reed y Sue siguiendo la pista de los Negaexploradores y varios personajes muy reconocidos por los aficionados a la Casa de la Ideas, que al final la historia se abre y se cierra con enigmáticos personajes de la Zona Negativa. En este tomo, además, se puede ver la conclusión en la serie de los Inhumanos que dibujó José Omar Ladrönn y Jorge Pereira Lucas. Y otro para destacar, por lo explicado por los autores españoles sería el número 43: con arte de Joe Bennet y Sandu Florea, aunque bien ejecutado, no alcanzaba el nivel de excelencia del equipo principal, donde además tenían algunos personajes metidos con calzador que, en palabras de Carlos y Rafa, salen por pura obligación.

Una de las razones por las que el Omnibus editado por Panini Comics de Los Cuatro Fantásticos es tan especial es la colaboración entre Carlos Pacheco, Rafael Marín, Jesús Merino y Jeph Loeb y muchos más autores que participan en estos tebeos. Cada uno de estos creadores aportó su propio estilo y perspectiva, creando una obra que es mayor que la suma de sus partes, si bien el mayor torrente creativo era el del trío de Cádiz.

Cabe destacar de este gran integral, los maravillosos extras que se incluyen en el mismo. Desde una introducción realizada por Rafael Marín como homenaje al fallecido Carlos Pacheco, como una galería de ilustraciones y portadas del tándem Pacheco-Merino. Así como un texto de Lidia Castillo y unas notas sobre la edición de Comics Forum cuando se publicó por primera vez en España realizadas por “Sebastián Santos”, alter ego de un conocido escritor gaditano de ficción.

Cada página del Omnibus está llena de detalles y emociones, desde las batallas épicas hasta los momentos más íntimos y personales. Estos historietistas (como tanto le gustaba llamarse a Carlos Pacheco) crearon una obra que no solo entretiene, sino que también toca el corazón de los lectores. Su dedicación y talento brillan en cada viñeta, haciendo de este libro sea una verdadera joya del cómic. Así que, si eres un fan de Los Cuatro Fantásticos, o simplemente alguien que ama las buenas historias de superhéroes, no puedes dejar pasar la oportunidad de sumergirte en esta etapa. “Los Cuatro Fantásticos de Carlos Pacheco, Rafael Marín y Jesús Merino” es una aventura épica de pura diversión y emoción que no querrás perderte. No me queda más que decir una vez terminado de leer este compendio de tebeos una frase que resuena en mi mente: «Pacheco Forever!!!»

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