Good Bastard: Dios no juega a los dados

«Good Bastard» de David Braña y “Apmesa”(Alejandro Pérez Mesa) suena como un eco de aquellos cómics que hace décadas revolucionaron el género al transformar al héroe clásico en un antihéroe. Este no es el buen samaritano tradicional que sigue las normas al pie de la letra, sino un personaje que respeta las reglas lo justo, saliéndose de lo clásico y establecido. Este enfoque gustó mucho en su momento y hoy en día seguimos viviendo sus consecuencias. Para bien, claro está, porque las historias protagonizadas por estos canallas aunque no gocen del beneplácito de todos, apuntan a ser los mejores en lo suyo, poseyendo un atractivo irresistible.

Braña y Pérez Mesa juegan entre dos mundos, creando un viaje y un juego a la vez. La ambición contextual que presentan es notable, haciendo que la acción se solape con la explicación, pero manteniendo siempre una historia muy entretenida. Es como estar en una montaña rusa, levantando los brazos y gritando sin preocuparse por el destino. Todo parece acercarse al mundo del superhéroe arcano y místico sin que se note demasiado. Su personaje y el mundo en el que vive recuerdan a los universos de personajes conocidos de editoriales como Marvel o DC Comics. Aunque no es como ninguno de ellos, hay momentos en los que el parecido es innegable. Nuestro personaje conocido como Gary Bowman está en una situación complicada y necesita devolver el orden y la cordura a un lugar tan extravagante e irracional como es el más allá. Por eso no se puede desvelar mucho más de la trama para que disfrutéis de este maravilloso paseo por el purgatorio.

La narrativa de este tebeo es un viaje complejo y multifacético. La acción y la explicación se solapan, creando una experiencia de lectura que es tanto estimulante como desafiante. Cada página está cargada de detalles y matices que requieren una lectura atenta y reflexiva. Este enfoque narrativo refleja la ambición de los autores de crear una obra que no solo entretenga, sino que también invite a la reflexión. La magia oscura y los personajes estrafalarios se combinan para crear un universo rico y diverso. Las motivaciones de los personajes son acertadas y bien desarrolladas, añadiendo profundidad a la trama. La violencia y los peligros están siempre presentes, tanto en el mundo real como en el plano más fantástico, creando una sensación constante de tensión y suspense. Además de tener ese juego familiar y de familia que tanto sorprende según avanzas en las páginas.

El dibujo de Pérez Mesa es otro de los grandes aciertos de esta historia. Su estilo anatómico es llamativo sin ser exagerado ni caricaturesco, pero tampoco completamente realista. Hay algo distintivo y difícil de definir en su trazo, una pequeña indefinición que gusta y que, sobre todo en la parte más fantástica, genera una atmósfera muy particular. La presentación del protagonista y de su madre nos da una idea clara de su estilo y dirección. Al pasar las páginas da la sensación es la de estar viendo, en cierta manera, a Constantine , y en eso el ilustrador también sabe sacar buen partido. Sin embargo, la historia nos lleva por caminos bien distintos, más propios de una acción fantástica, oscura y ligeramente macarra.

Uno de los aspectos más interesantes de Good Bastard es su mezcla de magia oscura y relaciones familiares. La historia se desarrolla en un mundo que es a la vez fantástico y realista, creando un contraste fascinante. La magia oscura añade un elemento de misterio y peligro, mientras que ese toque de familia desestructurada proporciona una base sólida y creíble para la narrativa. Este equilibrio entre lo fantástico y lo real es uno de los mayores logros de la obra. Permite a los autores explorar temas complejos y profundos sin perder de vista la acción y el entretenimiento. Por otro lado, la violencia y el peligro son elementos constantes en Good Bastard. La historia está llena de acción y conflicto, creando una sensación constante de tensión y suspense. Los peligros están siempre presentes, tanto en el mundo real como en el plano más fantástico, añadiendo un elemento de imprevisibilidad a la narrativa.

Esta obra, editada por Serendipia Editorial, es un tebeo para el siglo XXI. Cuenta con 80 páginas que incluyen varios extras al final del mismo libro. En esencia, es un cómic que se desenvuelve con una agilidad y dinamismo envidiables; que no se anda con rodeos y nos entrega una experiencia brutal y visceral. La violencia cruda, sin concesiones, es uno de los pilares de esta historia, y aunque pueda resultar chocante para algunos, es precisamente lo que le da ese toque tan característico. Aquí, cada golpe, cada herida y cada enfrentamiento se siente, se vive y se sufre. Desde el principio, nos vemos sumergidos en un mundo donde las reglas tradicionales no se aplican. Nuestro protagonista, no es un héroe clásico, ni siquiera un antihéroe al uso; es un bastardo de primera categoría, pero con un carisma y una determinación que lo hacen irresistible. Y el final, con un cliffhanger en toda regla, deja muchas puertas abiertas y promete futuras aventuras. Por todo ello, «Good Bastard» es un cómic que vale la pena leer, una obra que se atreve a ser diferente ofreciendo una experiencia de lectura muy satisfactoria.

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